Big Blind

Capítulo 25

Capítulo 25 | "Laberinto de espejos"

Cosima Barone

Me escabullía entre las atracciones de la feria. Todo tenía un aspecto más lúgubre y hostil. No era culpa de la feria, no de esta sección al menos. Era de madrugada, sin personas alrededor, bajo la luz de la luna únicamente.

Las sombras que se proyectaban en la oscuridad bien podrían asustar a cualquiera, pero jamás a mí. No cuando la oscuridad siempre había sido uno de mis lugares favoritos.

Reduje mis pasos, hasta volverlos demasiado sigilosos, sintiendo la adrenalina correr por todo mi torrente sanguíneo.

Caminé lentamente, en pequeños pasos hacia atrás, hasta que mi espalda colisionó con algo, alzando mi vista para observar lo que era, sonriendo con lo que observé.

Laberinto de Espejos.

Esperé en la puerta sin entrar realmente, agradeciendo no tener que forzar la cerradura para entrar. Esperé lo suficiente, lo necesario para ver una pequeña silueta moverse a la lejanía en la feria.

Era mi hombre.

Y venía por mí.

Le había dejado saber dónde estaba, era cuestión de tiempo que ingresara al laberinto de espejos.

Mi reflejo se venía en cada uno de los espejos, todo gracias a las ventanas en lo alto del domo que dejaban entrar la luz de la noche. Podía escuchar los latidos de mi propio corazón, retumbando con fuerza en mi pecho, la adrenalina fluyendo al igual que esta sensación nerviosa que bien reconocía, era lo que siempre sentía cuando de él se trataba.

Sergey siempre me hacía estar a la expectativa, de lo que haría conmigo, de cómo sería esta vez. Y nunca me había decepcionado, sabía que no lo haría ahora.

Escuché pasos ingresando al lugar, me obligué a regular mi respiración, a estar completamente quieta.

— Traviesa mariposa.

Sonreí, escuchando su tono de voz, sonando a advertencia, a una promesa de cuánto iba a dolerme, pero al mismo tiempo, cuánto iba a anhelarlo.

— No fue muy listo de tu parte entrar al laberinto — me burlé — Jamás podrás encontrarme en todos estos reflejos.

Lo único que escuché fue su risa, una risa divertida, baja.

— Sé exactamente dónde estás, mariposa — se burló — ¿Crees que te traería a una feria sin haberla estudiado antes? ¿Hasta aprenderme cada salida y posible peligro de memoria?

Sus palabras silenciaron las mías, y de nuevo, los nervios comenzaron a hacerse presentes. Sergey habló de nuevo:

— Es un laberinto de espejos, mariposa. Pero hasta ahora, el único reflejo aquí es el tuyo.

Tenía razón en ello, no podía verlo. No sabía dónde estaba, entre todos los espejos, ningún reflejo era el suyo.

Voltee en mi propio eje, decidida a irme de aquí antes de que él pudiera atraparme, pero no recordaba la salida.

Un chillido escapó de mi boca cuando el frío del cristal se encontró con la piel de mi espalda cuando Sergey me arrinconó contra él.

Podía ver su sonrisa, como la de un auténtico depredador, jadee por aire cuando su mano se colocó en mi cuello, apretando. Apenas un poco, lo suficiente para que no pudiera olvidar que me tenía a su merced.

— Te atrapé.

No me dio tiempo si quiera de responderle, no cuando su boca se encontró con la mía, su mano aprisionando mi cuello para acercarme a él, su otra mano apretando con crudeza mi cadera, para eliminar cualquier espacio existente entre nuestros cuerpos.