El loft estaba impregnado de un silencio tan espeso que se podía cortar con un cuchillo. Nadie se atrevía a hablar, como si las palabras pudieran hacer que la realidad se volviera aún más insoportable. Todos en la habitación pensaban lo mismo: Evelyn habría dicho algo estúpido para romper este maldito silencio. Una broma, una ocurrencia, algo que, al menos, los habría sacado de su letargo. Pero ella ya no estaba, y esa era la cruel verdad que perforaba sus corazones. No había más risas, no más sarcasmo, ni una sola palabra que sacara a los demás de la angustia. Solo quedaba el eco de su ausencia.
Scott estaba frente a ellos, con el rostro sombrío y los ojos vidriosos. Él había sido el que tuvo que darles la noticia, ya que Isaac no pudo pronunciar ni una palabra, atorado por un dolor que lo ahogaba. Los otros no querían escuchar lo que Scott tenía que decir, pero todos sabían que, tarde o temprano, la realidad les caería como un peso sobre los hombros. Evelyn estaba muerta. Ya no estaba. La brutalidad de esa afirmación resonaba en cada rincón del loft.
—Lo siento mucho, chicos —dijo Scott, sus palabras flotando en el aire como una triste melodía que ninguno de ellos podía comprender realmente. Sonaban como un eco lejano, vacío, como si no pudieran encajar en el dolor que sentían. No importaba lo que dijera, no podía aliviar la punzada que les atravesaba el alma. Derek, al igual que todos, estaba atrapado en una espiral de culpa y sufrimiento.
Derek sentía que él era el principal culpable. Después de todo, él era el Alfa, y eso significaba que debía proteger a sus betas. Evelyn había sido una de las suyas. Ella había llegado a su vida con una fuerza arrolladora, casi como una tormenta, y había dejado una huella imborrable en su corazón. A pesar de que Érica y Boyd también habían sido importantes para él, Evelyn había tenido algo que nadie más había logrado: ella era especial. Ella había sido la primera, la que le había mostrado lo que significaba ser líder, lo que significaba ser parte de una familia. Y no había estado allí para protegerla.
Las imágenes de su rostro, su risa, su inconfundible sarcasmo, se desvanecían ante la cruel realidad. Si tan solo hubiera llegado antes... Derek lo repetía una y otra vez, pero en el fondo sabía que nada podría haber cambiado lo sucedido. Evelyn ya no estaba. Y esa era la verdad que le rompía el alma.
Miró a Peter, buscando algo, alguna señal que le diera algún consuelo, pero el rostro de su tío estaba igual de destrozado que el suyo. Sin una palabra, Peter se quedó inmóvil, con la mirada vacía. No podía ver si su dolor era el mismo o incluso peor, pero había algo inconfundible en la forma en que su mirada caía al vacío. Evelyn era su hija, aunque jamás hubiera logrado mostrarle lo que realmente sentía por ella. Una relación rota, difícil, pero ella había sido su primogénita. Era sangre de su sangre. Y, a pesar de los años de distancia, ella había logrado derretir el hielo que había rodeado su corazón durante tanto tiempo. Y ahora... ella ya no estaba. ¿Cómo le explicas a tu corazón que ya no hay nada que hacer?
Peter nunca había sido alguien que mostrara sus emociones de manera abierta, pero la forma en que se reclinó en el sofá, con los ojos cerrados y la respiración entrecortada, mostraba que su dolor era tan profundo como el de cualquiera de ellos. La culpa lo atravesaba, y las palabras que no pudo decirle a Evelyn lo perseguían como fantasmas.
—¿Sufrió? —preguntó Peter, con una voz rasposa, rota. Su garganta parecía estar hecha de vidrio. Esa pregunta, una que jamás pensó tendría que hacer, le dolía más que cualquier otra cosa. Su hija, su pequeña, había sido arrancada de este mundo, y él no había estado allí para protegerla. ¿Había sentido dolor? Había tantas preguntas que se quedaban en el aire, preguntas que nunca tendrían respuestas.
Isaac, de pie a un lado, finalmente rompió el pesado silencio.
—Dijo que no le dolía —respondió con voz quebrada, casi un susurro. Sus ojos estaban hinchados, rojos de tanto llorar, y su rostro parecía una máscara de desesperación. Había perdido a la persona que más había amado, y el vacío en su pecho era algo que no podía llenar con nada. Aún no podía creerlo, como si se tratara de una pesadilla de la que no pudiera despertar. Derek, en un intento de consolarlo, le pasó un brazo por los hombros, pero ni siquiera ese gesto parecía suficiente para calmar el tormento en los ojos de Isaac.
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cigarette 𖦹 isaac lahey ✓
Fanfiction━━ - ͙۪۪̥˚┊❛ 𝗰𝗶𝗴𝗮𝗿𝗲𝘁𝘁𝗲 ❜┊˚ ͙۪۪̥◌ ﹝ ⁱˢᵃᵃᶜ ˡᵃʰᵉʸ ᶠᵃⁿᶠⁱᶜ ﹞ ៚ ❛ ?? ???? ???? les choses donc y'a plus besoin d'crier, on s'regarde dans les yeux ? ??????? ?? ?????, jusqu'a qu'ton...
