-Hola. -salude entrando a la camioneta. Él me miró con una expresión que no supe interpretar. Me senté frente a él-. ¿Estas bien?
Un silencio reino el ambiente mientras esperaba su respuesta.
Pero solo se limitó a asentir.
Me acerqué a él y acaricié su mejilla con delicadeza, de la misma manera que lo había hecho aquella noche. Vi como sus ojos se cristalizaron y como una lagrima salió de uno de sus ojos.
Mi corazón se estrujó pues no acostumbraba a hacerlo ya que reprimía sus emociones. Pero cuando lo hacía, se rompía por completo, dejando salir lo que guardo por tanto tiempo.
Me senté a su lado y lo rodeé con mis brazos, el solo se limitó a esconder su cabeza en mi hombro para romperse a llorar. Deje que soltara todo.
-No te harán daño, ¿ok? No lo voy a permitir. -seque con mis pulgares sus lágrimas y él asintió.
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Al llegar no recibir preguntas, así que solo me acosté y el rubio hizo lo mismo a mi lado. Dejo un casto beso en mis labios y se durmió rápidamente conmigo entre sus brazos.
Eran más o menos las 3 de la mañana cuando recibí una llamada de parte de Stiles. Maldecí y lo tome rápidamente conteste antes de que despertara al Alfa gruñón o al rubio.
-¿Que quieres? -pregunte fastidiada en murmuro-. ¿Sabes qué hora es? -salí de la cama y me puse de pie.
-Tenemos un problema. -se escuchó preocupado.
-¿De que hablas? -fruncí el ceño.
-Jackson se escapó. -soltó y yo sentí que mis nervios se alteraban.
-¿Que? -intente no gritar pero no me salió. Escuché como el rubio se removió en la cama y balbuceaba cosas.
-¿Que estás haciendo? -preguntó con la voz ronca. Me acerqué a él y lo acosté de nuevo en la cama.
-Tranquilo, vuelve a dormir. -susurre acariciando sus adorables rizos. Él en un rápido movimiento tomó mi mano y dejó un dulce beso sobre ella. Después se dio vuelta dándome la espalda para seguir durmiendo.
Me quede plasmada en mi lugar, atónita, con lo que el rubio acababa de hacer. Fue muy... adorable y a la vez romántico. Mi cuerpo le dio un escalofrío.