Ami.
—¡Porque me gustas joder!
Me quedé callada, analizando.
¿Él dijo que yo le gusto?
No, seguramente está jugando.
Eres un idiota al pensar que es buena idea jugar con eso, como si fuera una partida de ping pong.
—Deja de jugar Jungkook, no es momento para tus bromas estúpidas.
Sí, ¿Cómo era posible que tuviera las pelotas suficientes de decir semejante barbaridad después de todo?
Simplemente me parecía estúpido.
Pero he aquí una pendeja que se está rompiendo por dentro, porque a mi sí me gusta este hombre de aquí, secuestrador, asesino, todo lo malo, para mi esta bien, y no lo había aceptado por miedo.
No tengo experiencia en estas cosas y sinceramente no se como debería actuar o como expresar mis pensamientos, pero no quería que mi primera relación fuera algo de dos días, y peor si había caído tan profundo.
En estos momentos mi corazón late con fuerza al ver el rostro gacho de Jungkook. Si él lo decía en serio, ¿Qué debería hacer?
Se que el no es ningún santo, y por más que me quisiera negar, sé que en esas habitaciones no hay flores, ni mucho menos juguetes sexuales. Y que si lo escondía tanto era porque había algo malo, aquello era muy importante de esconder, sobre todo para Jungkook.
—¿Crees que es una broma?— iba a hablar, pero me detuve en seco al ver las lágrimas rodando por sus mejillas—. Bien, te lo diré. No es una broma, no estoy jugando contigo, y jamás lo haré. Pero... ¿Crees que es mi culpa enamorarme de ti? Yo nunca quise, desde un principio establecí eso como primera regla, sería difícil para mí tanto como para ti, pero no me pude controlar, y aquí me tienes... llorando frente a ti, porque ya no soporto más estar así, porque quiero estar contigo, y porque te necesito en mí asquerosa vida— intentó secar sus lágrimas pero era imposible, podía notar como salían cada vez más por el borde de sus ojos. Sus manos temblaban y empezó a caminar de un lado a otro, nervioso.
Apreté mi mandíbula cuando sentí mi corazón encogerse con sus palabras y sollozos, no me gustaba verlo llorar, porque la última vez que lo vi así sentí esa necesidad de protegerlo. Dolía, dolía ver como lloraba descontroladamente, pero yo no era capaz de moverme de mi puesto.
Las circunstancias para nosotros eran diferentes.
Nosotros no nos conocimos en un parque, nosotros nos conocimos en un secuestro, en medio de balaceras, sangre, heridos, drogas, persecuciones, y con esta vida así, siempre estaríamos al borde de la muerte.
Todo fuera más fácil si hubiera escapado, pero aquí estoy, viendo como Jungkook llora y me declara sus sentimientos.
No había rastro de hombre autoritario, él simplemente lucia como un pequeño niño.
No podía hablar, estaba inmóvil viendo la escena, no sabía que hacer, me sentía impotente, y pronto mis lágrimas amenazaron con salir.
Estiré mi brazo tratando de agarrar a Jungkook antes de que abriera la puerta de la habitación y saliera corriendo mirando al suelo.
—Jungkook...
Mis lágrimas comenzaron su espectáculo y me senté en la cama perdida en mis pensamientos.
¿Qué debía hacer?
Decirle que sí, sin importarme un comino todo lo que me ha estado ocultando. O rechazarlo por...
¿Por qué lo rechazaría?
¿Por qué rechazaría al chico que me gusta?
Esa linda sonrisa, esos ojitos que te llevan a otro lugar con tan sólo mirarlos, esas mejillas redonditas sonrojadas, su manía de oler la comida antes de probarla, el cariño que te puede llegar a transmitir con tan sólo tomar tu mano, Jungkook... eres un maldito ladrón.
Yo nunca te dí autorización para que también te robes mi corazón.
—No sabes cuanto te odio...— susurré en medio del llanto.
Me levanté de la cama absorbiendo mis mocos y salí de la habitación en busca de Jungkook.
Nosotros desde un principio no llevábamos una relación normal, ahora no sería diferente, solo tenía que aceptarlo.
Sí, sí me gusta ese idiota.
No podía hacer nada al respecto.
Limpié mis lágrimas y sonreí cuando ví a Jungkook en el ascensor.
Me acerqué a él esperando poder decir algo, pero se me adelantó.
—Te llevaré a conocer a la persona más importante para mí, aparte de ti, quiero hacer las cosas bien desde el principio...— sus palabras cada vez me dejaban más confundida—. Prométeme que si me odias después de todo lo que pasará, no me dirigirás la mirada, saldrás por la puerta, regresarás aquí y...— se detuvo para darme un par de cosas que tenía en sus bolsillos—. Te irás, y jamás regresarás...
Confundida miré que era lo que me había dado cayendo en cuenta que eran un par de tarjetas de seguridad, una de crédito, y las llaves de un coche.
—¿Por qué...?
—Las tarjetas son para abrir la puerta principal, eres libre de decidir, después de escuchar lo que tengo que decirte— asentí y entramos al ascensor y ponchó el piso 24, aquel era el último piso que marcaba el panel de botones.
Cuando el ascensor se abrió Jungkook salió primero, a una casa diferente a la que estábamos, había un bonita sala y unas escaleras.
Pero quedé impresionada al ver una mujer no tan adulta, le ponía alrededor de unos 45 - 50 años.
Esa mujer me miró y sonrió de una manera tan cálida, esa calidez era igual a la que transmitía Jungkook.
De hecho, los rasgos eran similares.
Espera, ¿Esa señora... es su mamá?
—¡Oh, Ami!— saludó como si nos conociéramos de toda la vida—. Eres aún más linda en persona— fruncí mi ceño y ví la pequeña sonrisa de Jungkook al escuchar las palabras de la señora.
Caminé cerca de ellos un poco nerviosa e hice una reverencia mostrando respeto.
—Disculpe mi ignorancia, pero, ¿usted es la...?
—Correcto, soy la madre de este muchacho— Jungkook se sentó a su lado mirándome y tomó la mano de su mamá con cariño.
¿Por qué Jungkook me trajo a conocer a su madre?
—Creo que ahora estás muy confundida, pero yo no seré quién te saque de las dudas, solo soy un testigo que confirma las palabras de mi hijo, porque lo que escucharás a continuación parecerá una mentira barata— me preparé mentalmente en el momento de que la madre de Jungkook borró esa sonrisa, y él estaba aparentando su mandíbula con fuerza.
Tenía miedo.
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You don't own me [Jungkook] [Terminada].
ФанфикAmi, la grosera hija del presidente, una chica de 19 años que guarda en secreto las habilidades de defensa que su padre consideró importante que aprendiera para poder sobrevivir, ya que, como familia de algo rango social estaban rodeados de enemigos...