Él había sacado un collar de perro.
Odiaba a los perros, no los soportaba por ser dependientes de un amo.
—Mira lo que tengo para ti, ¿No es lindo?— me mostró el collar.
—Es un asco— ya me valía mierda si me aumentaba el castigo no hay nada que no pueda soportar.
— ¡Oh! Regresó la verdadera Ami, nada que ver con la niña obediente de hace rato— sonrió—. No es necesario que te metas en ese papel, realmente me encanta esa actitud rebelde que portas. Además de que estoy seguro que estás pensando en como matarme en este momento, ¿No es así?— se acercó mucho más al mueble en el que estaba sentada y colocó el collar frente a mí— Póntelo— ordenó con la voz gruesa.
—No me voy a poner esa mierda— hablé y miré hacia otro lado.
Prefería que Jungkook me lo pusiera, simplemente para sentirme como si él me hubiera obligado, y quedar bien conmigo misma. Tal vez de esa manera mi dignidad no se iba por la borda.
En cambio si me lo ponía yo misma no me lo iba a perdonar. No quería volver a vivir mi pasado, nadie quiere volver a sufrir.
Era como si este animal supiera cada cosa que pienso y como me siento.
Es una mierda.
—Póntelo— movió el collar.
—Oblígame— lo reté y solté una sonrisa.
Agarró mi mandíbula inferior con fuerza y me acercó a su rostro.
Que obsesión con la mandíbula.
—Sí no te lo pones te arrancaré esa camiseta que cargas, y sé muy bien que no traes brasier, no querrás que un secuestrador sea el primero en mirar tales atributos. Póntelo.
Era cierto lo que decía, pero no iba a ceder tan fácil.
—No creo que seas tan hijo de puta para hacer eso— me eché para atrás pegando mi espalda al mueble.
— ¿Eso crees?— soltó el collar y agarró mi camiseta.
— ¿La vas a arrancar, neni-
El sonido de la tela de mi camiseta siendo rota tan salvajemente hizo que detuviera mis palabras y me sorprendiera muchísimo, mientras miraba hacia abajo como mis pechos quedaban al aire libre en frente de Jungkook.
El odio, y las ganas de matarlo se hacían cada vez más fuertes, me abracé a mi misma tapando mis pechos pensando en que tal vez me valía madres que Jungkook los hubiera visto, porque al fin y al cabo mi cuerpo nunca le pertenecerá.
— ¿Te quieres poner el collar o tengo que arrancarte otra prenda?— preguntó sonriente como si lo que estuviera haciendo fuera lo más gracioso de este puto mundo.
No quería que viera mi cuerpo, el hecho de estar expuesta de esa manera me hacía sentir incómoda, así que con todo el odio del mundo decidí hablar.
—Dame una camisa nueva.
—Lo siento, pero al dañarla te quedarás sin camisa por el resto del castigo— se sentó en otro mueble frente a mí.
—Eres un hijo de puta.
— ¿No conoces otro insulto?
—Creo que los insultos te quedan cortos— tomé el collar y lo lancé lejos de nosotros—. ¿A poco necesitas un collar para poderme controlar? ¿Me tienes miedo?— me levanté y di unos pasos hacia él.
No sé en qué momento había cambiado los papeles, pero se sentía bien ser la que manda.
— ¿A poco quieres que tú castigo aumente?— sonrió mostrando unos dientes de conejo de lo más adorable, nada que ver con ese sádico. Pero, aquella sonrisa me hacía sentir nostalgia.
— ¿A poco quieres que te golpeé? Mira que me has dejado suelta— miré mis manos que sostenían mis pechos.
— ¿A poco quieres que te mate?— se acercó a mí quedando a escasos centímetros tanto así que podía sentir su respiración.
En ese momento nuestros ojos mantenían contacto visual, Jungkook no era tonto y sabía que iba a sacar provecho de nuestra guerra de miradas.
Me apegué lo último a él quitando mis manos para que mis pechos quedarán pegados a él. Y así tener mis manos libres para quitarle un arma, golpearlo, matarlo. Lo que sea.
— ¿Q-qué haces?— preguntó mientras yo pegaba mi frente con la suya.
—Oye... Jungkookie— Dios córtame la lengua por favor— ¿Por qué no dejamos de pelear y nos divertimos juntos?— toqué su trasero de una manera rara pero me servía para saber que cargaba y poderle robar.
Una pistola, un cargador, y eso... ¡¿Un condón?!
Asco.
—No me gusta pelear, además ya que me tienes secuestrada sería buena idea alimentar nuestra relación— sonreí y acerqué mis labios a los suyos, subiendo mis manos y en camino toqué sus bolsillos delanteros más su pecho para verificar que no cargará nada más— Jungkookie...— hablé a milímetros de sus labios mientras el estaba embobado con lo que le decía y la cercanía que mantenía— ¿Te puedo besar?— coloqué mis manos en rostro y lo acaricié—. Vamos, di que sí. Quiero sentirlos, se ven tan lindos rojitos y abiertos del...— con fuerza golpeé su frente con la mía quejándose por el dolor mientras salía de su trance—. Disculpa, pero me das asco— saqué el arma que le robé y le apunté— ¡Quieto si no quieres que te mate! Porque créeme que yo tampoco voy a dudar en apretar el gatillo.
— ¿Qué se supone que estás haciendo?— soltó una carcajada en el suelo—. ¡Dispárame, vamos! ¡Aprieta el gatillo!— se levantó y pegó la boca de la pistola en su pecho— ¿Qué esperas?
Le pedí Dios que me protegiera y que por favor no me abandone ahora, que me acogiera en su reino después de matarlo, solo pedía eso.
Dispuesta a disparar coloqué mi dedo en el gatillo y cerrando los ojos lo apreté, pero me sorprendí al no escuchar el estruendoso sonido que este hace al ser usada. Abrí mis ojos y lo miré confundida.
— ¿Creías que iba a permitir que tomarás una pistola con balas? No seas tonta. Cuando tienes que disparar, dispara, no lo dudes mucho porque puede ser muy tarde— se quitó la camiseta y me la extendió. A lo que yo quedé como una idiota mirando su marcado abdomen. Me giré quedando de espaldas y me la coloqué, algo estúpido porque me moví todo el rato con los pechos al aire—. Te quiero pedir un favor. Sé que tal vez no esté en posición de hacerlo, pero no te secuestré para venderte o cualquier otra cosa, es más después de este favor yo mismo te llevaré con tu padre— habló mientras caminaba de un lado a otro. ¿Y yo? Yo solo escuchaba con detalle lo que esté hombre estaba soltando—. Conozco a tu padre más de lo que crees, solo te quiero pedir un favor, solo uno, ¿Aceptas?
Aceptar.
Espera...
¡¿Eh?!
¿Dónde está el hijo de puta?
Pareciera como si de un momento a otro lo malo y sádico se le fue.
—Sí puedo hacer algo al respecto ayudaré, pero sino regrésame con mi padre por favor— hablé confundida y con lentitud.
Mi cerebro aún no procesaba todo lo que estaba sucediendo, o sea, ¿qué pedo con el cambio repentino de actitud?
—Trato. Ahora escucha con atención.
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You don't own me [Jungkook] [Terminada].
FanficAmi, la grosera hija del presidente, una chica de 19 años que guarda en secreto las habilidades de defensa que su padre consideró importante que aprendiera para poder sobrevivir, ya que, como familia de algo rango social estaban rodeados de enemigos...