[10] Angel.

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—Quiero que pelees conmigo.

—¿Ah? —fruncí mi ceño y crucé las piernas—. Yo cobro por eso.

—¿De cuánto estamos hablando?  —preguntó Jungkook, decidido.

—Era una broma. No me interesa en lo más mínimo el dinero, así como tampoco me interesa ayudarte o colaborar en algo con un criminal —comenté lo más coherente que pasaba en esos segundos por mi cabeza—. Así que, como ya me he negado a colaborar sin escuchar el resto, quiero que me regreses con mi padre.

El sonido de la risa de Jungkook hizo que perdiera la paciencia y me levantara del mueble de forma rápida y brusca.

—¿Qué es tan gracioso? ¡¿Acaso tengo cara de payaso?!

—Es que... —no podía ni hablar porque se estaba ahogando de tanta risa que le causaba lo que yo decía—. Tú estás bajo mi poder yo decido si dejarte ir o quedarme contigo para siempre.

—¿Te crees muy superior? Veré la forma de irme, yo no me quedaré quieta, yo saldré de aquí aunque sea lo último que haga, ¿me escuchaste?

(...)

JungKook.

—Creo que será mañana a las siete.

—¿No crees que es una hora muy concurrida? —preguntó Jimin dudando si sería la hora correcta para poder realizar nuestro trabajo.

—Ese es el punto. Habrá tanta gente que será fácil mezclarse con ellos de forma que seamos lo más invisibles para los ojos de Yoongi— hablé mientras que con una pluma marcaba el recorrido.

—¿Si llevarás a Ami? —tomó un poco de su taza con café observando detalladamente el mapa que trazaba.

—Se negó. Ella ni siquiera me dejó terminar —comenté un poco enojado al respecto.

—Pero es que tú también Jungkook, como es posible que intentes hacerla vivir su pasado de nuevo, además de tratarla medio raro, sabiendo que es la hija de tu hermano y más encima portándote como un sádico, pues obvio que se va querer ir y no colaborar en lo más mínimo —Jimin se acariciaba la sien estresado por mi comportamiento del asco.

—¿Entonces qué hago? —dije dejando de lado el mapa y la pluma que estaba usando—. Ami no es boba, en cualquier momento si me ve como un hombre al que le puede ver la cara de pendejo armará el mejor plan de escape que te imaginas, y no es como si supiera como carajos se va a mover, puede crear infinitas maneras de irse, de hecho creo que ahora está averiguando cómo se abre la puerta de la celda en la que está, buscando en las paredes un espacio hueco, mirando cada rincón para ver si encuentra algo que la pueda ayudar, mientras tapa la cámara haciéndonos exaltar, pero nadie está en condiciones de hacerle algo porque donde le toquen un pelo los mato, te juro Jimin que donde tocan a esa chica yo mismo los mataré —mi sangre hervía, solo de pensar que aquí hay puros hombres y que no era el mejor ambiente para ella, pero la necesitaba a mi lado, peleando conmigo.

—No la puedes obligar.

—¡¿Tú qué sabes?! —me paré del escritorio y dí unos fuertes pasos hasta quedar frente a él.

—¡No la puedes obligar a quedarse si no quiere, no la puedes tener secuestrada para siempre, es un ser humano, entiéndelo! —agarró el cuello de mi camisa mientras manteníamos el contacto visual—. Sí la obligas a hacer algo que no quiere con tus discursitos asquerosos por Dios juro que te mataré y dejaré que Ami se vaya con su padre. ¡Ella no es tuya!

—¡¿Tú que puedes opinar?, ¡ni siquiera la conoces!

—¡La conozco más que tú! Yo sé cómo tratarla, como darle el cariño que ella necesita, no la basura que la estás haciendo pasar.

Me sentía mal. Sabía que era un asco y era una de las razones por las que ya no vivia con mi hermano.

Me resigné y abracé a Jimin, hipócritamente, en busca de respuestas, las lágrimas amenazaban por salir y yo solo volvía a ser un niño de seis años.

—Jimin... Dime qué puedo hacer...— pedí acariciando su espalda para pensar en otra cosa que no sea llorar.

—¿Puedo hablar con ella? —preguntó, me enojé por un segundo pero Jimin sabía lo que sentía por ella, así que solo asentí—. Tranquilo no pasará nada, solo se tú y pídele de por favor las cosas, háblale con cariño, no te burles de ella— me soltó y vi cómo se iba de la habitación dejándome solo.

En ese momento me tiré al piso a llorar, no podía hacer nada yo solo, todo lo tenían que arreglar mis amigos.

Soy un inútil.

Ami.

Escuché como la puerta de la celda iba a ser abierta así que me senté para esperar a que la fea cara de Jungkook se asomara. Pero fue algo que no pasó y escuché una dulce voz que me preguntaba si podía pasar.

Me causó ternura pues después de estar aquí y que Jungkook me tratara horrible, esa voz dulce me parecía un regalo.

—Claro, puedes pasar — permití y esperaba ansiosamente por ver de quién se trataba.

Vi como entraba un chico con el cabello de color castaño a la habitación más una sonrisa de lo más angelical, aquello solo provocaba abrazarlo y olvidar todos tus problemas... Su sonrisa era tan linda, puedo decir que era tan igual a la del hermoso Jimin...

Dios... Por favor... Quiero salir de aquí y verlo una vez más, ayúdame a buscar a Jimin.

—Hola —se acercó a mí mientras me señalaba la cama como gesto de pregunta para ver si lo dejaba sentarse.

—Sí, siéntate, por favor. Disculpa el lugar, sabrás que ese "monstruo" me tiene aquí —hablé refiriéndome a Jungkook.

—No es un monstruo —soltó una risita y yo solo observaba lo hermoso de su rostro, sus mejillas... Dios, como me provocaban agarrarlas y apretarlas, su sonrisa... No podía dejar de verla, y entre cada vez más observaba las ganas de llorar me invadían junto a la nostalgia que sentía.

En mi mente solo estaba esa imagen de Jimin sonriendo como si no hubiese un mañana por mí actitud un poco torpe en esos tiempos.

—Jimin... —eso fue lo único que salió de mis labios para que mis lágrimas empezarán a caer sobre mis manos.

Mi cuerpo tiritaba, solo quería un poco de amor, solo quería estar con Jimin, si yo tuviera que escoger, irme con mi padre o estar con Jimin para siempre, me quedaría con Jimin, protegiéndolo de todo el que quisiera hacerle daño, él lo era todo para mí, el era mi ángel.

Jimin, ¿Dónde estás?

Te necesito.

You don't own me [Jungkook] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora