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10 años después

El sonido estridente de la alarma rompió el silencio de la habitación de Chuuya, sacándolo bruscamente de su dulce sueño. Con un suspiro de pesar, se estiró perezosamente y abrió los ojos, sintiendo el peso del cansancio sobre sus párpados. La noche anterior se había quedado despierto hasta tarde hablando por teléfono con Dazai, y ahora el agotamiento se apoderaba de él. Sin embargo, sabía que no podía permitirse llegar tarde a la escuela, así que con pesar se levantó de la cama y se dirigió al baño para ducharse y alistarse para el día.

Después de una rápida ducha y un cambio de ropa, Chuuya bajó las escaleras hacia la cocina, donde su madre,

– Buenos días, mamá — saludó Chuuya con voz adormilada, frotándose los ojos para despertarse un poco más.

Kouyou levantó la mirada y le sonrió con ternura, viendo como su hijo luchaba contra el sueño.

– Buenos días, cariño.  — saludo Kouyou, colocando una taza de café frente a Chuuya.

– Apurate que pronto Dazai estara a punto de llegar para irse juntos a la escuela.

Justo en ese momento, el timbre sonó, interrumpiendo la conversación. Kouyou se levantó para abrir la puerta, revelando a Dazai parado en el umbral.

– ¡Buenos días, Dazai!  ¿Ya desayunaste? —saludó Kouyou, invitando a Dazai a entrar.

Dazai asintio con la cabeza.

– Si, Kouyou-san. ¿Está Chuuya listo para irnos? — preguntó Dazai, mirando hacia el interior de la casa en busca del pelirrojo.

Kouyou negó con la cabeza, indicando que su hijo aún no estaba listo. Con prisa, se dirigió a la mesa del desayuno, donde encontró a Chuuya disfrutando de su comida.

– ¡Chuuya, apresúrate! No quiero llegar tarde a la escuela — instó Dazai, con un toque de urgencia en su tono.

Chuuya asintió apresuradamente, tragando el último bocado de su desayuno y recogiendo sus cosas con rapidez. Juntos, él y Dazai se despidieron de Kouyou y partieron rumbo a la escuela.

En el camino, Dazai rompió el silencio con una pregunta inesperada.

– ¿Estudiaste para el examen de matemáticas hoy, Chuuya?

Chuuya lo miró con confusión, sin comprender a qué se refería. Antes de que pudiera responder, Dazai le dio un pequeño golpe en la frente, provocando una queja de dolor por parte de Chuuya.

– ¡Ouch! ¿Por qué hiciste eso, Dazai? — se quejó Chuuya, frotándose la frente adolorida.

– Porque hoy es el examen de matemáticas, tonto. Deberías haber estudiado un poco más — bromeó Dazai.

– ¿Por qué no me dijiste que hoy era el examen? — preguntó Chuuya, su voz temblorosa por la preocupación. Dazai simplemente le sacó la lengua y se encogió de hombros. — Te lo dije, solo que estabas demasiado distraído para prestar atención — respondió con una sonrisa traviesa.

Chuuya estaba a punto de protestar, pero entonces recordó que Dazai realmente le había advertido sobre el examen. Un suspiro escapó de sus labios mientras luchaba por calmar su corazón acelerado. — ¿Y ahora qué voy a hacer? No he estudiado en absoluto — dijo, sintiendo el pánico aumentar dentro de él.

Dazai, notando su angustia, suspiró y se detuvo en seco. — No te preocupes, Chuuya. Yo te ayudare a estudiar —  dijo con un tono tranquilizador, poniendo una mano reconfortante en el hombro de Chuuya.

Los ojos de Chuuya se iluminaron con gratitud y sorpresa. Sin pensarlo dos veces, abrazó a Dazai con fuerza. — ¡Gracias, Dazai! Eres el mejor amigo que alguien podría pedir —  expresó sinceramente.

All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora