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El sol brillaba en lo alto mientras Chuuya y Dazai caminaban rumbo a la escuela, disfrutando de la conversación sobre sus planes para el fin de semana. Sin embargo, su charla fue interrumpida por unos gritos estridentes que resonaron a lo lejos. Ambos se detuvieron en seco y se miraron el uno al otro con curiosidad. Siguiendo el ruido, giraron en la dirección de los gritos y se encontraron con Atsushi y Akutagawa, una pareja que siempre parecía estar en medio de algún problema.

Chuuya frunció el ceño, mientras Dazai sonreía divertido al ver la pelea. No era la primera vez que presenciaban una discusión entre los dos jóvenes, y sabían que probablemente no sería la última.

En eso Dazai notó la mirada intensa de Chuuya sobre él y suspiró, sabiendo lo que quería decirle, aun que preferiría evitar meterse en la pelea no podia negarse a esos ojitos bonitos.

Dazai suspiró nuevamente, resignado a seguir los deseos de Chuuya.

— Supongo que no podemos ignorarlo — murmuró Dazai, casi para sí mismo, antes de dirigirse hacia donde se encontraba la pareja problemática, con Chuuya siguiéndolo de cerca.

— ¿Por que pelan ahora, chicos? — preguntó Dazai.

Atsushi notó la presencia de Dazai y se acercó a él con lágrimas en los ojos.

— ¡Dazai-san! — exclamó Atsushi, sollozando — ¡Akutagawa es malo! ¡me quitó mi peluche de tigre!

Akutagawa frunció el ceño ante la acusación de Atsushi, sintiéndose injustamente señalado.

— No es cierto, Dazai-san — intervino Akutagawa, defendiéndose — Solo quería deshacerme del enemigo.

Chuuya arqueó una ceja, intrigado por el comentario de Akutagawa.

— ¿Enemigo? —  repitió Chuuya, dirigiéndose a Akutagawa —  ¿A qué te refieres con "enemigo"?

Akutagawa se mantuvo firme en su posición, explicando con seriedad su punto de vista.

— Jinko está demasiado apegado a ese peluche feo — declaró Akutagawa — No quería que estuviera cerca de él.

Atsushi, indignado, defendió a su querido peluche.

— ¡Mi peluche no es feo! — exclamó Atsushi, con los ojos llenos de lágrimas.

Ante esta situación, Dazai y Chuuya intercambiaron una mirada cómplice, luchando por contener la risa ante la discusión absurda. Atsushi, confundido por la reacción de los mayores, frunció el ceño, sin comprender por qué se estaban riendo de él.

Akutagawa, se sintio avergonzado por la situación, desvió la mirada, evitando el contacto visual con los demás.

—  Chicos, por favor, tranquilícense — intervino Chuuya, intentando contener la risa — Akutagawa, devuélvele el peluche a Atsushi.

Akutagawa estaba a punto de negarse, pero una mirada seria de Chuuya lo hizo reconsiderar. Con un suspiro de resignación, Akutagawa se lo entregó a Atsushi.

Atsushi, al recibir su peluche de vuelta, sonrió emocionado y agradeció a Chuuya con efusividad.

—  ¡Gracias, Chuuya-san! — exclamó Atsushi, abrazando el peluche con cariño.

Sin embargo, la paz duró poco tiempo. Akutagawa, molesto por la felicidad de Atsushi, lo tomó bruscamente del cuello de la camiseta y lo arrastró hacia adelante.

— ¡Hey, suéltame! — se quejó Atsushi, tratando de liberarse del agarre de Akutagawa.

Akutagawa lo reprendió en voz baja, advirtiéndole que si no se apuraban llegarían tarde a la escuela, generando otro conflicto inminente entre los dos jóvenes.

All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora