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— Eres tan descuidado. — le regañó Chuuya a Dazai, mientras le limpiaba la comisura de los labios con una servilleta. Dazai se había ensuciado con el pastel que estaba comiendo.

— Tú eres más descuidado aún. — dijo, Dazai levantando una ceja.

Chuuya negó, su expresión cambiando a una sonrisa egocéntrica.

— No soy descuidado, solo distraído. —replicó — Y eso me hace ver más adorable, aunque te duela admitirlo.

Dazai volteó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante el comentario de Chuuya.

— Claro, claro. — dijo Dazai, con una sonrisa juguetona — Lo que tú digas, mi adorable y distraído Chuuya.

Chuuya terminó de limpiar los labios de Dazai y dejó la servilleta a un lado. Sus ojos se encontraron y, por un momento, todo lo demás pareció desaparecer.

Ambos se besaron, disfrutando del momento íntimo. Al separarse, Dazai le miró con una sonrisa traviesa.

— Eres tan lindo, Chuuya. — dijo, admirando la forma en que los ojos de Chuuya brillaban.

Chuuya se sonrojó intensamente y le dio un beso en la mejilla.

— Vamos a terminar de comer. — dijo Chuuya, tratando de recuperar la compostura —  Pronto terminará el recreo.

Dazai, sin embargo, tenía otras ideas en mente. Le lanzó una mirada juguetona y respondió — Yo lo que quiero es comerte a besos.

Chuuya se sonrojó aún más y estaba por hablar, pero antes de que pudiera decir algo, Dazai lo interrumpió, tumbándolo suavemente en el césped. Se inclinó sobre él y comenzaron a besarse apasionadamente, olvidándose momentáneamente del tiempo y del lugar.

Las risas y conversaciones de los demás estudiantes en el patio de la escuela parecían desvanecerse, dejando solo el sonido de sus respiraciones entrecortadas y el suave crujido del césped bajo ellos. Dazai sentía el calor de Chuuya contra su cuerpo, mientras sus manos se entrelazaban en el cabello del pelirrojo.

Chuuya, sorprendido al principio, pronto se dejó llevar por el momento. Sus manos se aferraron a la camisa de Dazai, tirando de él más cerca. La intensidad del beso aumentó, y ambos sintieron una corriente eléctrica recorrer sus cuerpos.

Finalmente, se separaron, respirando con dificultad, sus rostros apenas a unos centímetros de distancia. Chuuya, aún con el rostro ruborizado, miró a Dazai con una mezcla de reproche y diversión.

— Eres imposible, Osamu. — dijo, intentando sonar serio pero sin poder ocultar una sonrisa.

Dazai soltó una risa suave y acarició la mejilla de Chuuya.

— Pero me amas así, ¿Verdad? — respondió con una sonrisa que sólo podía describirse como encantadora.

Chuuya no pudo evitar reír también. Asintió y le dio un beso rápido en los labios.

— Sí, te amo así. — admitió.

Dazai volvió a besar a Chuuya.

En ese momento, apareció Nikolai, el amigo de Chuuya, acercándose a ellos.

— No presuman frente a los pobres solteros como yo. — bromeó Nikolai, mientras se sentaba junto a la pareja.

Chuuya y Dazai se separaron rápidamente, sus rostros ardiendo de vergüenza. Dazai le dio una sonrisa incómoda a Nikolai mientras se acomodaba de nuevo en su lugar.

— Suerte que los encontré yo y no un maestro. — comentó Nikolai, intentando aliviar la tensión.

Chuuya hizo un puchero molesto por la interrupción.

All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora