Dazai, de ocho años, se encontraba junto a su padre Mori, quien estaba arrodillado, ocupado desyerbando y arreglando las plantas. Dazai miraba con fascinación las nuevas plantas que adornaban el jardín.
— Papá, ¿Qué son esas flores blancas? —preguntó Dazai, señalando un pequeño grupo de flores delicadas con pétalos blancos como la nieve.
Mori levantó la vista de su trabajo y sonrió. Había notado el interés de su hijo por el jardín desde hacía un tiempo, y le alegraba ver cómo sus ojos se iluminaban ante cada nueva planta.
— Son Gardenias Blancas, Osamu —respondió Mori mientras se levantaba y se acercaba a las flores. Las acarició suavemente con la mano, como si fueran frágiles tesoros.
— ¿Te gustan? — preguntó Mori, observando la expresión maravillada de su hijo.
Dazai asintió con entusiasmo.
— Sí, papá. Son muy bonitas. Parecen hechas de algodón.
Mori sonrió y se sentó en el césped, invitando a Dazai a hacer lo mismo.
— Estas flores no son solo bonitas — dijo Mori, mirando las gardenias — También tienen un significado especial. Representan la pureza, la sinceridad y la admiración. Pero, ¿Sabes? También pueden ser usadas para expresar un amor secreto.
Dazai frunció el ceño, claramente intrigado pero también confundido.
— ¿Amor secreto? ¿Qué es eso, papá? — a pesar de su corta edad el era muy inteligente pero en cuanto al amor aun era todo muy confuso.
Mori se tomó un momento para pensar en cómo explicarlo de una manera que su hijo pudiera entender. Sabía que el concepto de amor era algo que Dazai comprendía en un sentido básico, pero el amor secreto era un terreno más complejo.
— Bueno, hijo — comenzó Mori, hablando con suavidad— Es cuando tienes sentimientos por alguien, pero esa persona no lo sabe. Tal vez porque tienes miedo de decírselo o porque no es el momento adecuado.
Dazai lo miró con sus grandes ojos oscuros, llenos de confusión.
— Pero, papá, si amas a alguien, ¿No deberías decírselo?
Mori sonrió con ternura y acarició el cabello de su hijo.
— A veces sí, Osamu. Pero otras veces, las personas sienten que no pueden. Quizás no quieren arriesgar la amistad que ya tienen o tal vez piensan que la otra persona no siente lo mismo. Es complicado, hijo.
Dazai asintió lentamente, aunque no estaba completamente seguro de haber entendido todo.
— Papá, ¿Puedo tener una de esas flores?
Mori asintió, complacido por el interés de su hijo.
— Claro que sí, Osamu — dijo, y con cuidado arrancó una pequeña flor de gardenia blanca. La examinó un momento, como si quisiera asegurarse de que era perfecta, y luego se la entregó a su hijo.
Dazai tomó la flor con sumo cuidado, como si sostuviera un delicado tesoro. La acercó a su nariz y aspiró su suave fragancia.
El cálido momento fue interrumpido por una voz familiar. Fukuzawa, su otro papá, apareció en el jardín con una sonrisa tranquila.
— Osamu, Chuuya ya llegó para jugar —anunció Fukuzawa.
Los ojos de Dazai se iluminaron con entusiasmo y su corazón se aceleró de alegría. Sin perder un segundo, corrió hacia la casa, dejando atrás el jardín. Al entrar, vio a su mejor amigo, Chuuya, esperando con impaciencia.

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All my life (Soukoku)
ФанфикEl amor que se tienen Chuuya y Dazai es tan dulce y puro. *las imágenes no son mias*