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Chuuya caminaba junto a Dazai, sintiéndose radiante de felicidad en su primer día como novios. Una enorme sonrisa adornaba sus labios, iluminando su rostro mientras disfrutaba de la compañía de su amado. Aunque su relación no habia cambiado, ahora que eran oficialmente novios, cada momento juntos parecía más especial.

El corazón de Chuuya latía con fuerza cada vez que Dazai le dirigía una mirada, inundando su ser con una cálida sensación de amor y felicidad. A su lado, Dazai tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de Chuuya

La mano del pelirrojo siempre era suave al tacto, y Dazai no podia evitar sentir un estremecimiento de ternura al notar lo pequeñas que eran en comparación con las suyas.

Ambos se dirigían hacia el bullicioso festival que se celebraba en Yokohama. Chuuya irradiaba emoción; había pasado mucho tiempo desde la última vez que habían ido juntos a un evento así. Dazai, por otro lado, simplemente observaba a Chuuya se sentía afortunado de tenerlo a su lado y disfrutaba de cada momento que pasaban juntos.

— ¿A dónde te gustaría ir primero, Chuuya? — preguntó Dazai, mientras caminaban entre la multitud.

Chuuya se detuvo por un momento, mientras contemplaba las diferentes atracciones del festival. Estaba indeciso; había tantos lugares a los que quería ir. Sin embargo, algo captó su atención de inmediato: un puesto de juegos con un adorable peluche de pingüino con sombrero.

— ¡Mira, Dazai! ¡Ese peluche es increíble! —exclamó Chuuya, jalando a Dazai hacia el puesto con entusiasmo.

Dazai sonrió ante la emoción de Chuuya y le preguntó si quería uno. Chuuya asintió tímidamente, sintiéndose un poco avergonzado por su repentina emoción por el peluche.

— S-sí, me encantaría tener uno — respondió Chuuya, su rostro coloreándose de un leve rubor.

Dazai se acercó al dueño del puesto y preguntó qué tenían que hacer para ganar el peluche. El dueño explicó que el juego constaba de lanzar pelotas a un cesto y si lograban meter las 20 pelotas en un minuto, podrían llevarse cualquier premio de la tienda.

Dazai se concentró y lanzo con precisión cada una de las pelotas hacia el cesto y logró meter las 20 pelotas en el tiempo asignado, ganando el juego. El dueño del puesto le felicitó por su destreza — Muy bien jovencito que premio deseas.

Sin dudarlo, Dazai eligió el peluche de pingüino que tanto había llamado la atención de Chuuya. Con una sonrisa en los labios, Dazai se lo entregó a su emocionado novio. Chuuya estaba  feliz, y sin pensarlo dos veces, le dio un dulce beso a Dazai, expresando su gratitud.

— ¡Gracias, Osamu! Es perfecto — exclamó Chuuya, abrazando el suave peluche con cariño.

Juntos, continuaron explorando el festival, disfrutando de la variedad de comidas deliciosas, participando en juegos divertidos y ganando algunos premios más. Estaban caminando viendo algunos puestos cuando escucharon a algunas personas decir que abrían  fuegos artificiales, decidieron buscar el lugar perfecto para disfrutar del espectáculo.

Dazai guió a Chuuya hacia un lugar apartado, donde podrían disfrutar de más privacidad. Se sentaron juntos en un lugar tranquilo, y Chuuya se recostó en el hombro de Dazai, dejando su peluche a un lado para tomar la mano de su amado.

— ¿Estás disfrutando de nuestra cita, Chuuya? — preguntó Dazai, con una sonrisa suave mientras acariciaba la mano de Chuuya con la suya.

Chuuya asintió con una sonrisa radiante.

— Sí, estoy feliz de estar aquí contigo —respondió, mirando a Dazai con ternura.

Ambos se perdieron en la intensidad de sus miradas y se besaron con suavidad, dejándose llevar por la conexión emocional que compartían. Dazai rodeó la cintura de Chuuya con su brazo libre, acercándolo más a él mientras profundizaban el beso. Estaban completamente absortos en el momento, hasta que el estruendo de los fuegos artificiales rompió el silencio de la noche.

Se separaron exaltados por el sonido estridente, pera luego mirarse el uno al otro y estallae en risas, contagiados por la emoción del momento. Juntos, observaron el maravilloso espectáculo de luces y colores que se desplegaba en el cielo nocturno.

— Es hermoso, ¿verdad? —murmuró Chuuya, su voz llena de asombro mientras seguía el rastro de los fuegos artificiales con la mirada.

Dazai asintió, admirando la belleza del espectáculo y sintiéndose agradecido por poder compartirlo con Chuuya.

— Sí, pero no tan hermoso como tú —respondió con sinceridad, dedicándole una sonrisa tierna a su novio.

Chuuya se ruborizó ante el cumplido, sintiéndose abrumado por el cariño de Dazai. Y le dio un suave beso en los labios,

Continuaron disfrutando del espectáculo de fuegos artificiales, cada destello y cada explosión parecían reflejar la intensidad de sus sentimientos el uno por el otro. En ese lugar apartado, bajo el cielo estrellado y rodeados por la magia de los fuegos artificiales, Chuuya y Dazai compartieron un momento único y especial que recordarían para siempre.

Después de una cita llena de risas y momentos tiernos, Chuuya y Dazai se encaminaron hacia la casa del primero. En el camino, Dazai no dejaba de hacer comentarios divertidos que provocaban las risas de Chuuya, o aprovechaba para coquetear con él, causando que el pelirrojo se sonrojara y devolviera los gestos tímidamente.

Dazai solo sonrió, disfrutando del juego de coqueteo entre ellos. Cuando llegaron a la casa de Chuuya, Dazai se detuvo frente a la puerta y miró a su novio con cariño.

— Bueno, mi hermoso príncipe, has llegado sano y salvo a casa — dijo Dazai con un tono juguetón, haciendo que Chuuya se sonrojara aún más.

—Tonto — respondió Chuuya, pero sus palabras estaban llenas de cariño. Sin embargo, en un susurro apenas audible, añadió — No quiero que te vayas.

Dazai se acercó a Chuuya, rodeándolo con sus brazos alrededor de la cintura, mientras el pelirrojo colocaba los suyos sobre los hombros de su novio. La cercanía entre ellos era reconfortante, y Dazai susurró en el oído de Chuuya.

— Yo tampoco quiero irme,

Se miraron el uno al otro, sumergidos en la intensidad de sus sentimientos. Finalmente, cedieron a la atracción irresistible que había entre ellos y se besaron con ternura. Chuuya se aferró aún más a Dazai, negándose a dejarlo ir cuando el beso llegó a su fin. Dazai se sintió abrumado por el amor que sentía por Chuuya.

— Eres tan tierno, Chibi — murmuró Dazai, acariciando suavemente el cabello de su novio.

Chuuya simplemente sonrió, sintiéndose feliz y completo al lado de Dazai.

Tristemente tivieron que separarse. Dazai le dijo a Chuuya que vendría temprano mañana para ir juntos a la escuela. Chuuya anhelaba que Dazai le diera un último beso en los labios antes de partir, pero solo recibió un dulce beso en la frente.

— ¿Qué pasa, cariño? — preguntó Dazai al notar el puchero adorable en los labios de Chuuya, acariciando suavemente su mejilla.

Chuuya señaló su propio labio con un gesto juguetón.

— Aquí quiero mi beso aquí — dijo con ternura, haciendo que Dazai se derritiera ante su encanto.

Dazai no pudo resistirse a la solicitud de Chuuya y le dio un suave beso. Antes de que Chuuya finalmente entrara a su casa.

Habían tenido una cita maravillosa.

Habían tenido una cita maravillosa

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All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora