All my life (Soukoku)

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Les pido que aprecien este capitulo por que es la primera vez que escribo algo así, y si no lo hacen Asagiri mandara al mas alla a uno de sus personajes favoritos jajajaja (no es risa, es llanto).

🕯Dazai va a ganar 🕯

Chuuya y Dazai habían decidido estudiar en la habitación del pelirrojo esa tarde. La casa de Dazai no era una opción, ya que su hermano menor, Ranpo, no los hubiera dejado concentrarse. En la casa de Chuuya, sin embargo, su madre estaba fuera, lo que les daba la privacidad que necesitaban.

Sin embargo, los libros y cuadernos pronto quedaron olvidados. De un momento a otro, Chuuya y Dazai se encontraron besándose apasionadamente. Chuuya estaba sentado en las piernas de Dazai, quien lo sostenía firmemente de la cintura, sus manos explorando con delicadeza la piel bajo la camisa del pelirrojo.

Chuuya dejó escapar un suspiro de placer, disfrutando de las caricias de Dazai. — Osamu...— murmuró, sin aliento, mientras se aferraba a los hombros de su novio.

Dazai se separó brevemente, solo para comenzar a besar el cuello de Chuuya, sus labios rozando la gargantilla negra que el pelirrojo siempre llevaba puesta. — Me encanta cuando usas esto —  susurró Dazai, su voz profunda y cargada de deseo.

Chuuya cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones. — Por eso siempre la uso. —  respondió con un tono juguetón, pero sus palabras se vieron interrumpidas por pequeños gemidos mientras Dazai continuaba su recorrido por su cuello.

Dazai sonrió contra la piel de Chuuya, sus manos deslizando bajo la camisa de su novio. — ¿Te gusta? — preguntó, aunque la respuesta era evidente en los suspiros y gemidos que escapaban de los labios de Chuuya.

— Mucho. — respondió Chuuya, arqueando ligeramente la espalda, acercándose aún más a Dazai. Las manos de Dazai eran expertas, sabiendo exactamente cómo y dónde tocar para hacer que Chuuya se sintiera bien.

El ambiente en la habitación estaba cargado de deseo. Dazai sabía que el tiempo a solas era limitado, pero cada segundo valía la pena. Sus besos en el cuello de Chuuya se volvieron más urgentes, más necesitados.

Dazai continuaba besando el cuello de Chuuya, sus labios recorriendo cada centímetro de piel expuesta. Chuuya intentaba cubrirse la boca, tratando de no dejar escapar los gemidos que amenazaban con delatar su placer, pero le resultaba imposible. Las caricias y los besos de Dazai lo hacían sentir como si su cuerpo estuviera en llamas.

Dazai, notando el esfuerzo de Chuuya por contenerse, se acercó a su oído y susurró — Cariño, no te tapes. Quiero escuchar esos dulces sonidos salir de tu boquita.

El susurro de Dazai envió un escalofrío por la columna de Chuuya. Estaba a punto de responder cuando sintió que la mano de Dazai se deslizaba bajo su camisa, alcanzando uno de sus pezones. La sensación fue intensa y completamente nueva para Chuuya, quien dejó escapar un gemido fuerte.

— Mmg~ O-Osamu...—  jadeó Chuuya, su voz entrecortada por la oleada de placer que lo recorrió. Las manos de Dazai eran expertas y cada caricia enviaba una corriente eléctrica a través de su cuerpo.

Dazai sonrió al escuchar el gemido de Chuuya, disfrutando del efecto que tenía sobre él. Continuó acariciando suavemente el pezón de Chuuya con una mano, mientras con la otra seguía sosteniéndolo por la cintura. — Así me gusta, Chuuya. Déjate llevar —  susurró Dazai, sus labios volviendo a encontrar el cuello de Chuuya.

Chuuya, con la respiración entrecortada, dejó caer la mano que estaba usando para cubrirse la boca. — Mmg~ ah — Sus gemidos eran ahora ininterrumpidos, resonando en la habitación. — Osamu... esto es ah~... increíble —  dijo entre gemidos, sus ojos cerrados y su cuerpo temblando ligeramente por las sensaciones.