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Chuuya estaba recostado en la cama, con un libro en las manos, pero su atención no estaba en las páginas frente a él. En cambio, sus ojos estaban fijos en Dazai, quien estaba sentado en la otra esquina de la habitación, absorto en su lectura.

Dazai finalmente levantó la vista de su libro y notó la mirada de Chuuya. Una sonrisa juguetona se extendió por su rostro.

— ¿Quieres algo, Chuuya? — preguntó Dazai, con una chispa traviesa en los ojos.

Chuuya hizo un puchero adorable . — Me aburrí de estudiar — admitió, dejando el libro a un lado.

Dazai no pudo contener una risa ante la expresión de su novio. — Bueno, entonces, ¿Qué te gustaría hacer en su lugar?

Chuuya levantó las cejas, como si estuviera pensando seriamente en la pregunta. — ¿Qué tal si intentamos algo diferente esta vez?

La sugerencia de Chuuya intrigó a Dazai. — ¿Qué tienes en mente?

Sin decir una palabra más, Chuuya tomó la mano de Dazai y lo llevó hasta la cama, donde lo hizo sentarse. Dazai observó con curiosidad cada movimiento de Chuuya, preguntándose qué idea tenía en mente su novio.

Chuuya se sentó en las piernas de Dazai.

Dazai observaba con curiosidad a Chuuya, preguntándose qué travesura tendría en mente su adorable novio. Estaba a punto de preguntar qué era lo que planeaba cuando sintió los suaves besos de Chuuya recorriendo su rostro. Una risita escapó de los labios de Dazai ante la ternura de la situación.

— ¿Esto era lo que querías hacer, Chibi? — preguntó Dazai entre risas, incapaz de contener la sonrisa ante el gesto juguetón de su novio. Aún que esta muestra de afecto no era nueva, siempre lo hacían.

Chuuya, siendo más bajo que Dazai, tenía que estirarse un poco para alcanzar su rostro, pero eso no lo detenía. Cuando su rostro llegó a la altura del cuello de Dazai, aprovechó la oportunidad para continuar con sus dulces atenciones.

Cuando Dazai notó que Chuuya se quedó quieto, sintió curiosidad y preocupación.

— ¿Qué pasa, Chibi? — preguntó Dazai, su voz reflejando su confusión mientras observaba a su novio.

Sin pronunciar una palabra, Chuuya se acercó al cuello de Dazai y comenzó a dejar una serie de pequeños besos y mordidas que hacían que la piel de Dazai se erizara. Dazai se sonrojó intensamente ante el repentino atrevimiento de Chuuya, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho.

La timidez se apoderó de Dazai mientras Chuuya continuaba con sus caricias, marcando su piel con pequeñas marcas que solo aumentaban su rubor. Incapaz de contener su nerviosismo, Dazai se encontró tartamudeando mientras intentaba hablar.

— Chuuya, yo... ¿Qué... qué estás haciendo? — balbuceó Dazai, su voz entrecortada por la sorpresa y la excitación.

Chuuya finalmente se separó y observó el cuello de Dazai, donde sus gestos habían dejado marcas visibles. Una sonrisa traviesa jugaba en sus labios mientras observaba su obra con satisfacción.

— Esto es lo que quería intentar — explicó Chuuya. — Ahora todos sabrán que eres solo mío.

Las palabras de Chuuya hicieron que el corazón de Dazai diera un vuelco en su pecho, sintiendo una oleada de calor inundar su cuerpo. Pocas veces se sentía tan vulnerable ante las acciones de alguien, pero cuando Chuuya tomaba la iniciativa, era capaz de dejarlo completamente sin palabras.

— Chibi eres todo un caso. — Dazai no pudo evitar reír ante lo que dijo.

Chuuya le dio un pequeño beso en la mejilla — Así me amas.

All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora