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5 años

Chuuya se sentía ansioso mientras observaba su uniforme escolar. Era su primer día en el jardín de infantes y las mariposas revoloteaban en su estómago. De repente, una risa alegre lo sacó de sus pensamientos, y alzó la mirada para encontrarse con su madre Kouyou, una mujer hermosa.

– ¿Qué pasa, mi pequeño? — preguntó Kouyou con dulzura mientras se acercaba a él.

Chuuya hizo un pequeño puchero y confesó — Tengo miedo de no hacer amigos.

Kouyou sonrió tiernamente y levantó a Chuuya en sus brazos, provocando risas en el pequeño. — Oh, cariño, no tienes de qué preocuparte — dijo con voz reconfortante. — Eres un niño muy bonito, y seguro que todos querrán ser tus amigos. Así que no hay nada de que preocuparse ¿Si?

Las palabras de su madre animaron a Chuuya, quien la abrazó con fuerza. —  Si, mami.

Kouyou le dio un beso en la frente y luego lo bajó al suelo. — Es hora de que te cambies, o llegaras tarde — advirtió con suavidad.

Kouyou alisto a Chuuya desayunaron y partieron rumbo al jardín de niños de infantes. En el camino, Kouyou y Chuuya cantaban canciones infantiles, llenando el aire con risas y alegría. El nerviosismo de Chuuya comenzó a disminuir mientras disfrutaba del tiempo con su madre.

El problema surgió cuando llegaron al jardín de infantes. Una mujer se acercó a ellos con una sonrisa amable, presentándose como Yosano Akiko, la maestra de Chuuya. Con un gesto gentil, invitó a Chuuya a tomar su mano para llevarlo a su aula.

Chuuya observó a la maestra con curiosidad, pero pronto su expresión se transformó en una mueca de temor. Las lágrimas comenzaron a emerger en sus ojitos mientras se aferraba con fuerza a la mano de su madre, negándose a soltarla.

Kouyou notó la tensión en su hijo y le acarició el cabello con ternura. — Está bien, Chuuya — susurró con suavidad. 

Pero Chuuya se resistía. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a sollozar, aferrándose desesperadamente a la falda de su madre. — ¡No te vayas, mamá! ¡No me dejes! — imploró entre sollozos. — ¡Prometo ser bueno y no hacer travesuras, pero no me abandones!

Kouyou se agachó frente a su hijo, secando con ternura las lágrimas que corrían por sus mejillas. — Oh, cariño, no estoy abandonándote — dijo con voz suave —  La señorita Yosano solo te llevará a tu aula.

Chuuya miró a su madre con ojos llenos de miedo y duda, pero finalmente asintió con resignación. Se soltó lentamente de su agarre y tomó la mano extendida de la maestra.

Kouyou observó con el corazón apretado mientras su hijo se alejaba, sintiendo una mezcla de  emocio. Sabía que era natural que Chuuya se sintiera ansioso en su primer día, pero eso no hacía más fácil verlo llorar.

La maestra Yosano trato de animar al pequeño niño  mientras lo guiaba por los pasillos del jardín de infantes.

– Hoy será un día maravilloso, Chuuya — dijo con entusiasmo. — Podrás hacer muchos amigos, jugar y colorear. ¡Será muy divertido!

Las palabras de la maestra hicieron que Chuuya dejara de estar triste y sonriera con emoción. Levantó la mirada hacia Yosano y preguntó con voz curiosa — ¿De verdad podré hacer amigos hoy?

Yosano asintió con una sonrisa cálida. — ¡Claro que sí, Chuuya! Todos los niños están aquí para divertirse y hacer nuevos amigos.

Chuuya comenzó a dar pequeños saltitos de alegría, sintiéndose emocionado. Yosano, observó con ternura cómo las emociones del niño cambiaban rápidamente.

All my life (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora