All my life (Soukoku)

7

Chuuya se encontraba sentado, perdido en sus propios pensamientos cuando escuchó unos pasos acercándose lentamente y levantó la mirada para encontrarse con Dazai, quien se disculpó por su demora antes de sentarse a su lado.

Chuuya lo miró en silencio, incapaz de expresar la tormenta de emociones que lo invadían en ese momento. Dazai notó que Chuuya no había tocado su comida — ¿ No tiemes hambre? —  Chuuya, tratando de mantener una apariencia tranquila, fingió una sonrisa — Estaba esperando a que llegaras.

Justo cuando Chuuya estaba a punto de llevarse un trozo de comida a la boca, Dazai habló de repente, interrumpiendo el silencio los rodeaba.

— La rechaze —  dijo Dazai en voz baja.

Chuuya se detuvo abruptamente, dejando caer el pedazo de comida que tenía entre sus dedos. Levantó la mirada para encontrarse con la de Dazai, sorprendido por sus palabras.

— La rechaze, si eso era lo que te preocupaba saber.

Chuuya sintió cómo su corazón comenzaba a latir con fuerza en su pecho,

— Yo... yo no... — comenzó Chuuya, su voz temblorosa por la ansiedad. — No es eso... yo...

Chuuya se detuvo, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que estaba sintiendo. Suspiró profundamente y, finalmente, reunió el valor para hacer la pregunta que lo estaba atormentando.

— Dazai... ¿tú... tú realmente me quieres? —  preguntó Chuuya, su voz apenas un susurro lleno de temor.

Dazai se quedó mirándolo por un momento, sus ojos buscando los de Chuuya en silencio. Finalmente, habló con voz calmada.

— No — dijo Dazai, su tono lleno de sinceridad.

Chuuya sintió como si el mundo se detuviera por un momento. Su respiración se detuvo, su corazón latía con fuerza en su pecho, y todo parecía estar suspendido en un silencio irreal.

— No... — repitió Chuuya, su voz apenas un susurro mientras procesaba las palabras de Dazai. — ¿De verdad?

Dazai asintió lentamente, sus ojos fijos en los de Chuuya. — No, Chuuya. No te quiero.

Chuuya sintió como si su mundo se desmoronara cuando escuchó las palabras de Dazai. Aquellas palabras, resonaron en su mente como un eco doloroso.

Pero entonces, Dazai colocó su mano en la mejilla de Chuuya y comenzó a acariciarlo suavemente. — No te quiero — repitió Dazai, su voz llena de ternura. — Porque quererte es poco. Yo te amo.

Chuuya se sonrojó intensamente al escuchar esas palabras tan llenas de amor. La intensidad de sus emociones amenazaba con abrumarlo por completo, y una lágrima rodó por su mejilla sin control.

Al ver la lágrima, Dazai entró en pánico y le preguntó a Chuuya por qué lloraba. Chuuya se apartó de él bruscamente, limpiándose los ojos con la manga de su camisa.

— ¡Eres un idiota! — exclamó Chuuya, su voz temblorosa por la mezcla de emociones que lo invadían.

Dazai frunció el ceño, sin entender por qué Chuuya lo estaba insultando.

— Te digo algo bonito y me insultas —  se quejó Dazai, su voz llena de indignación.

Chuuya no pudo evitar reír ante la expresión indignada de Dazai. Levantó la mirada para encontrarse con los ojos de Dazai y le dijo con una sonrisa traviesa — Te lo mereces.

Dazai hizo un gesto de protesta y se cruzó de brazos, haciendo un pequeño berrinche. — Eres cruel al tratarme de esta manera — se quejó.

Chuuya se acercó a Dazai y se sentó en sus piernas, rodeándolo con sus brazos en un cálido abrazo. Escondió su rostro en el cuello de Dazai, sintiendo su aroma familiar y reconfortante.