Volverte a ver

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La vida daba muchas vueltas, y ella parecía encontrarse en una ruleta, porque su cabeza iba de un lado para el otro.

Hibarida Nabi-Ri una chica joven, de cabello negro y ojos grises, se encontraba desesperada buscando todas sus pertenencias en las cajas que le había mandado su padre desde Tokio hasta Miyagi donde se iba a quedar un año precisamente como vacaciones y entreno para el torneo nacional.

Su padre era el entrenador del equipo olímpico Fuki Hibarida, uno de los mejores entrenadores de Japón, su madre había muerto en un accidente mientras viajaba desde Corea del Sur a Tokio.

Nabi era una mezcla entre un japonés y una coreana, sus padres se habían conocido en un partido de voleibol de sus escuelas y desde ese momento se volvieron inseparables hasta que llegó la pequeña Nabi a sus vidas, vivieron juntos en Corea durante un tiempo, pero luego volvieron a Tokio.

— ¿Donde están? ¡Carajo! ¿Donde están? — Preguntaba al aire, buscando sus zapatillas de entreno.

— Aquí están — respiro — mis amores — dijo abrazandolas, se encontraba acomodando todo en el apartamento que le había comprado su padre para que viviera durante ese año, su último año.

Había tenido que dejar su preparatoria en Tokio, para escoger una en Miyagi, la más cercana a su casa era Karasuno, además habían equipos, entre más cosas. Igualmente solamente era un año y se iba a graduar y podría volver a Tokio.

Daichi

— Hey, Daichi ¿que pasa?, te noto distraído — me habló Suga, solo negué y seguí caminando hacia el gimnasio, ya eran alrededor de las 4 de la tarde, el clima estaba un poco frío y el cielo estaba con colores rojizos.

— Dime que pasa, no estás bien — me insistió y hablé

— Hace unos días Michimiya-chan, se me declaro — El me miró y abrió los ojos asombrado

— Yo sabía que ella estaba enamorada de ti, y ¿tu que le dijiste? —

— Le dije que no podía corresponder — el asintió, — pero ese día, vi a alguien... Una chica.

— ¿Una chica? — pregunto mirándome impaciente y sonriendo, conocía a Suga amaba tanto el chisme como Nishinoya y Tanaka.

— Si, era muy bonita, pero no la vi más, de hecho no creo que vuelva a verla — respondí un poco más bajo.

— Hey amigo, yo sé que la verás, cuando dos miradas se encuentran y una sonrisa está de por medio es que el destino ha formado algo para ustedes — hablo dejándome sin palabras

— ¿Desde cuando eres tan romántico y crees en el destino? — Pregunte riendo y también río.

Ojalá tenga razón Suga y pueda volver a ver a esa hermosa chica.

•••

Mis amores, se que el capítulo es un poco corto, pero quiero que mientras se va desarrollando la historia sean así cortos, para que sean más capítulos para ustedes.

Espero que les guste!!

Adiós!!

Dos Capitanes, Dos Corazones • Daichi SawamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora