Celos de tiempo

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Narrador Omnisciente

El tiempo corría, el juego seguía. Nabi y Daichi caminaban a paso lento hacia la enfermería del gimnasio.

Al llegar la doctora solo los vio y entendió todo, lo hizo pasar para que se sentara en la camilla para poder revisarlo.

— Podrías traer un poco de hielo por favor — la chica asintió, dándole una mirada rápida a Daichi y salió de la enfermería, al salir pudo ver a una chica sentada en un banco, la ignoro y siguió su camino.

Encontró el hielo y lo llevo rápidamente hacia la enfermería y ahí seguía aquella chica.

— Póntelo en la cabeza — Daichi asintió, lo tomo entre sus manos y se lo coloco en la cabeza, hizo una mueca de dolor. Nabi solo lo miraba preocupada, no quería que le pasará nada, ni quería que se sintiera mal por no seguir jugando el partido.

La doctora salió diciendo que traería unas cosas para revisarlo, para ver qué no tuviera ningun golpe que afectará gravemente.

Daichi hizo un ademán con su mano para que la chica se sentara a su lado, está rápidamente se subió a la camilla, haciéndose a un lado de el, un poco separada por qué no quería que se golpeara ni que hiciera un movimiento fuerte.

— Estoy bien amor — la miro tratando de trasmitir confianza a la chica. Ella sonrió dándole un beso suavemente en los labios.

— No me mientas Boke Daichi Boke — el rio fuertemente, definitivamente estaba pasando bastante tiempo con Kageyama y Hinata.

— Ey, no soy Hinata — ella rió, tomando una mano del chico, tomo la bolsa de hielos y la coloco suavemente en la cabeza del joven, ya un poco más tranquilo.

— Estaba preocupada por ti, pensé que te morias cuando te vi en el suelo — el rio escuchando las incoherencias que decía su chica.

— ¿Cómo iba a morir por un golpe en la cabeza? — ella alzó sus hombros con una sonrisa.

— Mm, ese era mi sueño, se que no te dije nada, pero no te quería preocupar — el acaricio con la palma de su mano la mejilla de Nabi que ahora tenían un rojo característico de ella cuando el la tocaba.

— Debiste decírmelo, no quería que pasarás por eso sola, aunque si lo soñabas es porque ya iba a pasar, así que tarde o temprano pasaría, no te preocupes por eso cariño — ella asintió cerrando sus ojos al sentir más el tacto de Daichi. — Me encantas — susurro el mientras tomaba la bolsa de hielos y la dejaba a un lado para ahora tomar el rostro de Nabi con suavidad y besarla.

Un beso que transmitía más que mil palabras, un beso que transmitía un "lo siento", un beso que transmitía "estaba preocupada por ti".

Un beso que transmitía mucho más.

Las cosas se iban poniendo un poco más intensas, como las grandes manos de Daichi por el cuello de la chica, las pequeñas manos de Nabi por el pecho del chico.

Estaba a punto de pasar algo que sabían que querían desde hace mucho tiempo.

Hasta que...

— Oh, lo siento, traje las cosas para revisarte — la doctora había ingresado a la enfermería viendo la escena de esos dos jóvenes hormonales según ella.

Los dos se separaron rápidamente con la vergüenza en sus rostros, la doctora solo rio.

Nabi se quedó esperando a ver qué le decían a Daichi. Al parecer no tenía nada, solo un pequeño golpe que con hielo iba a sanar.

Los dos agradecieron para poder salir del lugar para dirigirse rápidamente hacia el partido que aún seguía.

— Hacen una linda pareja — los dos jóvenes sonrieron para poder salir finalmente del lugar.

Dos Capitanes, Dos Corazones • Daichi SawamuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora