𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐒 ¦ 𝐏𝐀𝐔𝐋 𝐋𝐀𝐇𝐎𝐓𝐄

1.32

—No debieron dejarte venir.

—No es para tanto.

—Ni siquiera puedes caminar.

Y escuchar la reprendida que Paul le estaba dando era suficiente para hacerla sentirse frustrada.

Para entrarles en contexto, Jared y Embry insistieron a Minji que fuera con ellos a la guardia que tendrían aquel día, y considerando que era de día y todo era más fácil de ver ella accedió sin rechistar.

Durante la caminata que estaban teniendo (ella en medio de ambos lobos) y mientras exploraban los lugares que ella no había visto jamás, un conejo asustó a los tres, al principio fueron pequeños sonidos, y por instinto, ambos lobos se posicionaron en modo de defensa, pero en cuanto el pequeño conejo salió de su escondite, Jared se asustó y se alejó de él.

Aunque aquello provocó que Minji cayera duramente contra el suelo debajo de ella (Jared la empujó con su inmensa cola accidentalmente).

Y bueno, ya sabrán cómo se puso Paul al enterarse de lo que había sucedido.

Así que ahora se encontraban yendo a casa de Jacob, ya que era turno de que él supliera a Embry en la guardia que tendría junto a Sam.

La joven viajaba en la espalda de su pareja, ya que ella no se encontraba en condiciones de poder caminar en aquel momento.

—Ya ni siquiera me duele.— murmuró con fastidio, mirando por encima de su hombro para ver si aún venían detrás de ellos los otros lobos.

Paul suspiró con pesadez, tomando aún más firme a su novia.— No mientas, puedo sentir tu dolor.

—¿Eso es posible?, creí que solo podías sentir amor hacia mi.

—Amor, te conozco desde hace un año, sé cuando te duele algo, o cuando te sientes mal.— acarició con suavidad la pierna que llevaba sostenida, suavizando su manera de hablar.— sé que te duele.

Minji se sintió mal en aquel momento, era cierto, aquel dolor que sentía sobre su espalda baja era soportable, pero no quitaba el hecho de que el dolor estuviera ahí. No ganaba nada por ocultarle las cosas a su pareja y ella misma lo sabía.

—Lo siento.— murmuró sobre su oreja, ocultando su rostro en el cuello del contrario.

La respiración de Minji era lenta, aquella acción hacía que él se estremeciera un poco, pero sonrió, restándole un poco de importancia al asunto.— No debes de disculparte conmigo, cariño. Fue la culpa del idiota de Jared por tirarte.

—¡Deja de estarme culpando, Lahote!.— escuchó el grito de Jared detrás de ellos.

—Técnicamente si fue tu culpa.— habló Embry, quien iba a la par de Sam.

—Claro que no lo fue, fue culpa del estúpido conejo.

—Claro, como no.— el moreno miró a su amigo con molestia.— no me jodas Cameron, es un solo conejo que no le hace daño a nadie.

Jared hizo una mueca de indignación, acto que hizo que Embry riera.— ¡Claro que si!, te engañan con su ternura y después te atacan. Los conejos son muy peligrosos.

—Solo por que a ti te atacara uno no significa que a nosotros nos vaya a pasar.

—Yo tuve un conejo.— habló la joven mirando hacia atrás.— y nunca me hizo daño, no sé por qué les temes.

—Son malvados.

—Eres un lobo de dos metros, ¿y le temes a un conejo?.— Minji rio.

—No seguiré con esta conversación.— dijo con indignación.

Visualizo la cabaña donde vivía Jacob, así que apretó un poco el hombro de su novio.— Quiero bajar.

—¿Segura?.— preguntó suavemente, preocupándose por ella.

Asintió con levedad, sonriéndole.— No puedes cargarme para siempre, quiero caminar un poco.

Y aunque Paul no quería hacerlo tuvo que resignarse, la bajó con sumo cuidado, asegurándose que estuviera bien plantada en el suelo antes de poder soltar su cintura con cuidado.

Hizo una mueca de dolor al sentir su pierna tocar el suelo, pero la disimulo muy bien.— Vamos por Jacob, quiero mojarle la cara por quedarse dormido.

—¿Tenemos permitido eso?.— preguntó Embry con emoción hacia su alfa.

Sam rió negando.— Solamente Minji puede hacerlo.

—Eso es favoritismo marcado.— refunfuño.

—Y te toca soportarlo.— burló la joven.

Todos rieron al ver la cara de indignación que tenía el menor de los lobos, ciertamente era divertido pasar tiempo con todos ellos, ya que tener ratos así eran de lo mejor para ella.

Caminaba despacio, aún apoyada del brazo de su pareja, ya que quería evitar caer o resbalar con alguna rama suelta.

Aunque su risa no duró demasiado, ya que vio una figura acercarse rápidamente a ellos.

—¿Esa no es Isabella?.— cuestionó Jared.

Y sí que lo era, se acercó a paso rápido, observando a los presentes.— ¿Qué fue lo que le hiciste?.

Empujó a Sam, algo que hizo que Paul se pusiera a la defensiva.— Calma.— tranquilizó el alfa a su beta.

—¿Qué le hiciste?.— volvió a cuestionar con molestia.

—¿Qué le hicimos?. ¿Qué hizo el?. ¿Qué te dijo?.— habló Paul, mostrando un indicio de molestia en su voz.

—¡No me dijo nada por qué lo tienen aferrado!.— defendió, elevando la voz y mirándolos a todos.

—Isabella.— llamó Minji en tono pasivo.— esto no te incumbe, vete a casa.

La castaña la miró como si estuviera loca.— ¿Te pondrás de su lado?. ¿También te lavaron el cerebro?.

—Vete, ahora.— demandó sin soltar la mano de su pareja.

Pero tal parecía el coraje de la joven cuando comenzaron a reír por su supuesta "valentía", que cuando golpeó a Paul todos quedaron helados.

—¡Hey!.— le gritó la joven con molestia.

—Paul, tranquilizaste.

Era demasiado tarde, todo el cuerpo de su novio comenzó a temblar exageradamente, estaba desprendiendo humo, que a ella le asustó aquello.

Sam puso detrás de él a Minji, protegiéndola de una manera segura.

—¡Bella, vete!.— ordenó Jared.

Pero fue demasiado tarde, Paul se había transformado delante de ella en su feroz lobo grisáceo.

Gruño en su dirección, mostrando sus caninos con fiereza, causándole miedo al instante.

—Huye, Bella.— dijo Embry, mirando al imponente lobo.

La castaña comenzó a correr en dirección a la cabaña de Jacob, quien al instante salió de casa al escuchar el bullicio que había fuera de ella.

Jacob saltó, transformándose en el aire, y seguido a ello, comenzó a pelear con Paul, alejándolo de todos.

Minji miró como todo pasó tan rápido, que cuando Sam volvió a hablar no le prestó atención, solamente se quedó mirando en dirección a donde se habían ido ambos lobos.

—Vamos, Minnie.— habló suavemente Embry, tomándola del brazo lentamente.

Ella reaccionó, asintiendo y caminando a su lado.
Solo esperaba que Paul estuviera bien.

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