𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐒 ¦ 𝐏𝐀𝐔𝐋 𝐋𝐀𝐇𝐎𝐓𝐄

1.34

La vida a veces puede dar giros tan drásticos que nunca esperas lo que sucederá después.

En un momento puedes tener todo resuelto, todo te está yendo perfectamente bien y al día siguiente todo puede irse en picada.

Minji y Paul se encontraban yendo en dirección a casa de los Clearwater después de que ambos recibieron una llamada (Minji de su padre, Paul de Sam) informándoles que Harry Clearwater había fallecido, no dudaron ni un segundo en ir directamente a la casa del difunto para estar presente con la familia.

Ambos iban en silencio bastante sombrío, todo había estado tan bien durante la tarde que estuvieron juntos, de hecho, ambos se encontraban con sus respectivas pijamas, ya que ya comenzarían sus actividades para la pijamada que tenían planeada.

Al parecer, el universo tenía otros planes.

Vistiendo una pijama de pantalón a cuadros rojo y negro, y una simple camiseta de manga de tirantes negra estaba vestido Paul, mientras que Minji vestía una pijama a juego de un pantalón oscuro con un estampado de cerezas en el, mientras que la parte de arriba era un top que le llegaba al ras del ombligo, teniendo el mismo estampado que el pantalón.

La menor no formuló una sola palabra durante el trayecto a casa del que alguna vez fue uno de los mejores amigos de su padre. Estaba conmocionada, no supo cómo reaccionar en ese instante, quien accionó fue su novio, quien no dudó en hacer que ambos fueran rumbo a aquella casa.

Una vez que llegaron a la residencia se dispusieron a caminar para poder entrar, sin embargo, Paul tomó la mano de su novia, quien parecía estar en un trance y que se movía por instinto.

—Amor.— su voz salió suave, aunque también estaba dolido.— Necesitas estar en tus cinco sentidos.— habló tomando sus mejillas.

La chica lo miró directamente a sus ojos, sintiendo como los suyos comenzaban a formar una pequeña bolsa de agua en ellos.— ¿Qué dijiste?.— articuló levemente, siendo incapaz de lograr decirlo correctamente.

El joven suspiró un poco, acariciando sus mejillas suavemente, limpiando los restos del camino húmedo que había dejado sus lágrimas en ella.— Tu padre te necesita, debemos entrar.

La joven asintió, mordiendo su labio con nerviosismo, pero a la vez sintiendo que no podía enfrentar la escena que pudiera presentarse delante de ella.

Y estuvo en lo correcto.

Ambos entraron tomados de las manos, aunque en cuanto visualizaron a sus objetivos se alejaron para tomar el camino hacia ellos.

Su padre se encontraba de espaldas a ella, estando quieto, parecía una estatua ante el cajón que se encontraba en la sala.

El nudo en su garganta aumentó conforme caminaba hacia su padre, y respirando con dificultad se aclaró la garganta y musitó.— Papá.

El hombre volteó a mirarla destrozado, permitió que ella lo abrazara, y al hacerlo se derrumbó por completo.
Su mirada cristalina comenzó a dejar escapar las lágrimas inmensas que en sus ojos estaban descansando, el llanto en él era doloroso, que le compartió el sentimiento.

—Murió en mis brazos.— musitó con dificultad, aferrándose a su hija con fuerza.— llegué tarde, no pude salvarlo.

Minji sollozó en el hombro del hombre, negando con fuerza.— No digas eso...