0.1

3.1K 294 1
                                    

Otro nuevo día comenzaba, pero para Jeon Minji ya era bastante rutinario.

Habían pasado exactamente 3 años desde que su hermano mayor se había ido de casa, y ella no podía quejarse de nada, aunque su ausencia era demasiado fuerte.

Miró el reloj, apenas marcaba las 6:45 de la mañana, sus clases comenzaban a las ocho, por lo que sin ninguna prisa fue a darse un baño, aquella mañana hacía más frío de lo usual, por lo que decidió que no podría usar sus atuendos reveladores.

Al salir de su pequeña ducha, optó por usar un conjunto lindo de short falda y un top de color morado con brillos, sin duda alguna era demasiado bonito. Ella no se maquillaba tanto, así que lo único que hizo fue ponerse máscara de pestañas y se peinó su ceja, viéndose al espejo, observó cada detalle en ella, una joven linda y única sin dudas.

Se colocó sus botas altas blancas y por último un suéter del mismo color, tomó su mochila y bajó sin prisas, por los ruidos de la cocina supuso que el adulto que vivía con ella ya había despertado. Sonrió y bajó por completo, viéndolo poner el desayuno típico que el hacía: waffles con frutos rojos y un café con leche delicioso.

—Buenos días, papá Charlie.— saludó acercándose para darle un beso en la mejilla, el mayor sonrió agitando levemente su cabello.

—Buenos días Minji.— respondió el mayor observándola.— vaya, hoy alguien decidió irse más linda de lo usual.

Ella sonrió sin poder ocultarlo, adoraba eso de el, que siempre se daba cuenta de todo.— bueno, decidí darle la oportunidad a este bello conjunto.— dicho eso, comenzó a comer sin prisa alguna.

—Tu diadema blanca se vería bien en tu cabello.— comentó al observar que no llevaba ningún accesorio en su cabello. Si algo era de quedar claro, era que el hombre tuvo que aprender sobre el sentido de la moda gracias a que la adolescente lo obligada a estar sentado durante una hora en cualquier tienda, pidiéndole su opinión siempre.

—La tengo en la mochila.— rió, pues ya la llevaba preparada.

—Hija, recuerda que necesito que me acompañes a comprar la pintura para la habitación de Bella.

Y ahí fue cuando perdió el apetito, realmente aún no se acostumbraba a que su padre le mencionara el nombre de su otra hija, mucho menos que en unos meses la tendrían viviendo con ellos, era algo que no le parecía.

Asintió suavemente, recogiendo su plato que ahora se encontraba vacío, lo lavó y dejó con cuidado.— Bien, creo que estaré un rato en la biblioteca estudiando, me mandas mensaje.

Charlie asintió sonriendo, realmente aún no comprendía la tecnología, y el gran avance tecnológico que habían tenido al momento era impresionante.— Debo acostumbrarme a esto, pero lo haré.

La menor se acercó y lo abrazó levemente, para así mirar la hora en su celular, faltaba media hora para que comenzaran las clases, así que sin perder mucho tiempo tomó su mochila y observó las llaves.— Papá Charlie, ¿llovió anoche?.

—Definitivamente llovió anoche.

—Bien, la camioneta será.

Tomó las llaves de su jeep y caminó hacia ella, no sin antes gritarle un "nos vemos más tarde" al adulto, si se preguntaban, al ella cumplir recientemente los dieciséis años, Jungkook le había cumplido su capricho de comprarle una motocicleta, pero antes, en su cumpleaños número quince, el y Charlie le compraron su camioneta.

Se podría decir que de cierta manera gracias a la fortuna que ambos tenían, el mayor de los Jeon podía darle todo lo que ella quisiera.

Condujo con cuidado, pues a pesar de que le encantaba manejar rápido, las calles de Forks al llover o con el rocío de la mañana solían ser resbalosas, y ella no quería causar un accidente.

Al llegar a la escuela aparcó donde siempre, se miró al espejo por última vez, acomodando su diadema y salió de la camioneta con su mochila colgada en su espalda, muchos de los presentes siempre se quedaban a mirar a la adolescente asiática, y no solo por su belleza claro, si no por que ella había tenido un desarrollo impresionante en su persona, tanto físico como mentalmente.

—¡Minji!.— escuchó que gritaron a lo lejos, detuvo su caminar y observó al culpable de aquel ruido.

Yang Jungwon, una persona que ella podía considerar su mejor amigo, sonrió y saludó alegremente.— Jungwonnie, parece que hoy madrugaste.

—Claro boba, supongo que no te has enterado.

—Pues no, si me dices no me voy a molestar.

Llegaron a los casilleros, ambos tomando lo que serían los útiles que necesitarían ese día.— Pues, hoy llegaron personas que parecen modelos super estrellas a Forks, ¿y adivina que?, ellos estarán en esta escuela.

Minji cerró su casillero, observándolo con una ceja elevada. —En vez de estar cazando chismes, deberías de estudiar, te apuesto lo que quieras a que no hiciste la tarea de matemáticas.

El rostro del joven palideció.— Mierda, la tarea.

La chica rió negando, sabía que su mejor amigo era una señora chismosa de corazón, lo entendía perfectamente, pues a veces ella era así, pero ella se enteraba por observadora.

Sabía callar, escuchar y sobre todo observar con atención los que sucedía a su alrededor, ella ya sabía muchos secretos de todas las personas que viven dentro de Fork que de ella misma.
Así que si se lo preguntan, Jeon Minji sabía secretos que otras personas no.

(. . .)

Era la hora del almuerzo, la chica asiática observaba todo como de costumbre, tomó lo que sería su pequeño refrigerio aquel día, un café con crema dulce y un par de panecillos, con un bowl de fruta, pago todo y fue a sentarse junto a su mejor amigo.

Jungwon, a diferencia de ella, comía cosas saladas.— Minji, te lo dije, los vi y realmente parecen salidos de un filtro de belleza en extremo.

—Debes estar exagerando.

—¡Son ellos Minji!.

Y la joven volteó, y madre Maria, su mejor amigo tenía razón.
Los nuevos integrantes de aquel pueblo entraron a la cafetería, ganándose las miradas de todos en aquel lugar, pudo observar a dos mujeres y a tres hombres, todo eran realmente hermosos, aunque en ella entró la duda, ¿cómo era que todos parecían modelos?.

—A lo que sé.— habló el chico que estaba delante de ella.— todos son hijos adoptivos del doctor Cullen y de su señora. La de cabello corto es Alice, la rubia es Rosalie, es demasiado bella, bueno, el tipo rubio se llama Jasper, el grandulon se llama Emmett y el último es Edward.

Minji los observaba discretamente, si todos eran adoptados, ¿por qué todos parecían ser exactamente iguales?, tenían los ojos del mismo color, aquella fina piel que parecía de porcelana, y sobre todo, aquella confianza que desprendía.

Negó quitando aquella idea de su cabeza, observando nuevamente a su mejor amigo.— Wonnie, es mejor no indagar en cosas que no nos conciernen, lo que quieran hacer ellos, o el motivo por el cual hayan venido a vivir a Forks no es nuestro asunto.— habló, pues su mejor amigo solía hacer preguntas bastante estúpidas o muy incómodas en ciertos momentos.— Anda, come, o se enfriará tu comida.

—De acuerdo, pero-

No terminó la frase, pues por el altavoz escucharon el nombre de Minji ser mencionado.— Jeon Minji, favor de presentarse en la oficina del director.

—¿Que hiciste?.

—Creeme que ni yo lo sé.— se encogió de hombros, suspirando con pesar, tomó su panecillo y su café a medio tomar y caminó rumbo a la oficina del director.

VOTA•COMENTA•SIGUEME.

𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓𝐒 ¦ 𝐏𝐀𝐔𝐋 𝐋𝐀𝐇𝐎𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora