Lucifer estaba en su habitación vistiéndose de forma más elegante de lo que usaba normalmente, iba a tener una reunión con un miembro de la familia Ars Goetia, a pesar de que esa familia no le agradaba para nada debido a la forma en como ellos no les importaba otra cosa que no fueran ellos y cómo podrían hacer para que su poder creciera aún más. Pero él necesitaba eso, había algo que necesitaba de esa persona por lo que se vistió de esa forma para dar una buena impresión como el rey del infierno.
Lucifer: Muy bien, espero que con esto sea suficiente.
Desde que su hermano había llegado al infierno para vigilarlo siempre siente que alguien lo sigue a donde sea que va, pero sabe que no se trata de él, el punto era que pasara desapercibido sin que los habitantes del infierno supieran de su llegada. Aprovecharía que en ese momento Carmilla no se encontraba en casa para poder realizar ese trabajo suyo.
Con un portal terminó llegando hasta la residencia de una de las familias principales que se encontraba en el séptimo anillo, pudo ver que a su alrededor habían muchos Goetia que no formaban parte de la familia principal, sabía que el hijo de Paimon se había casado con la princesa de otra familia pero no esperaba que hubieran más de los que esperaba.
Lucifer: Esta gente sí que es rara.
Al acercarse a la entrada de la residencia los Goetia que estaban a los alrededores lo vieron para luego acercarse y arrodillarse ante su presencia, Lucifer siempre supo que para ellos era muy importante la posición que tenían, lo sabía desde que él había conocido a Paimon por primera vez en el infierno. Con su bastón tocó las puertas esperando a que alguien llegara para abrirle, los Goetia temían de miedo debido a la situación que se encontraba dentro del lugar, en especial con aquella que no paraba de gritar.
Lucifer: ¿Habré llegado en un mal momento?
- Espero que no sea ese pedazo de mierda de Stolas, si en serio cree que conseguirá algo volviendo aquí entonces es más estúpido de lo que parece.
Cuando las puertas se abrieron Lucifer vio que quien le atendió fue Stella quien se suponía era la esposa de Stolas, el príncipe que quería visitar.
Stella: ¡¿Qué carajos quieres?!
Ella al ver que la persona a la que le había gritado era el rey del infierno empezó a temblar debido a que nunca lo había visto en persona, sentía mucho miedo por pensar en el tipo de castigo que recibiría. En eso siente como alguien colocó su mano sobre su cabeza para obligarla a ponerse de rodillas, viendo quien hizo esto se encontró con su hermano que no estaba para nada contento con ella.
Andrealphus: Señor Lucifer, lamento mucho la falta de respeto de mi hermana, ¿a qué se debe este gran honor de tenerlo en nuestra residencia?
Lucifer: Vine porque necesitaba la ayuda del príncipe Stolas, ¿y en dónde está?
Andrealphus: Bueno, Stolas no se encuentra ahora mismo en la residencia, podemos ayudarle si usted lo desea.
Lucifer: No, gracias, solo lo necesitaba a él. ¿Saben en dónde se encuentra?
Stella: No tenemos idea, señor.
Lucifer: Ya veo, entonces volveré para cuando ya se encuentre aquí.
Andrealphus: Si usted desea puede esperarlo aquí, no creo que vaya a tardar demasiado.
Lucifer: Supongo que estaría bien.
Los dos lo guiaron hacia el comedor de la mansión siendo una habitación bastante grande al igual que el comedor, él solo se sentó en la silla principal para luego ver como un Imp le servía una taza de café.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Y La Soberana: Lazos Infernales
Lãng mạnUna historia que explora la relación entre Lucifer, el rey del infierno, y Carmilla, la soberana de un poderoso territorio infernal. Después de años de separación y tristeza por el abandono de su esposa, Lucifer se encuentra buscando un nuevo propós...