Capítulo 53

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El infierno había cambiado considerablemente desde la guerra, las cicatrices del conflicto aún visibles pero no menos impresionantes eran los esfuerzos de reconstrucción y restauración. El paisaje infernal, normalmente oscuro y desolador, ahora presentaba un contraste fascinante con los preparativos de la boda de Charlie y Vaggie. Las llamas eternas que una vez solo ofrecían un resplandor siniestro ahora iluminaban decoraciones festivas y resplandecientes, llenas de color y vida, creando una atmósfera única y sorprendente.

El evento se llevaba a cabo en el hotel de Charlie, que había sido transformado en un lugar de celebración inusitada. El vestíbulo del hotel, que usualmente reflejaba una pequeña zona de descanso dentro del infierno, ahora brillaba con un lujo refinado. Las paredes estaban adornadas con guirnaldas de flores oscuras pero bellas, como rosas negras y lirios rojos, mientras candelabros de hueso tallado colgaban del techo, iluminando el espacio con una luz cálida y suave. Encantadoras velas flotantes navegaban en el aire, emitiendo un sutil aroma a incienso y especias, añadiendo un toque místico al ambiente.

Lucifer, impecablemente vestido con un traje oscuro que contrastaba con su pálida piel y sus penetrantes ojos rojos, se encontraba en el vestíbulo recibiendo a los invitados. Su presencia imponía respeto y admiración a partes iguales. Los invitados, una mezcla fascinante de demonios y seres celestiales, comenzaban a llegar. Era un espectáculo extraordinario: ángeles y demonios, antiguos enemigos ahora congregados para celebrar una unión que simbolizaba la esperanza de una nueva era.

Entre los primeros en llegar estaban los demonios de alto rango, señores del infierno con sus asistentes y séquitos, cada uno más extravagante que el anterior. Sus atuendos variaban desde vestimentas tradicionales infernales hasta trajes modernos y elegantes, todos reflejando su estatus y poder. Las conversaciones en el vestíbulo estaban llenas de reminiscencias de la guerra y de especulaciones sobre el futuro del inframundo.

De repente, un grupo de ángeles descendió del cielo, entrando al vestíbulo con una gracia y serenidad que contrastaba marcadamente con la actitud abrasiva de los demonios. Vestidos con túnicas blancas y doradas, irradiaban una luz suave que contrastaba con el fuego infernal. Lucifer, a pesar de su postura estoica, no podía evitar una sonrisa sardónica mientras saludaba cordialmente a estos seres celestiales. Su presencia era un testimonio del impacto que la boda tenía, no sólo como un evento social, sino como un símbolo de reconciliación y posible paz entre el cielo y el infierno.

Cada invitado recibía un trato especial por parte de Lucifer, quien se aseguraba de que todos se sintieran bienvenidos, a pesar de las viejas rivalidades. La interacción entre ángeles y demonios era cautelosa pero educada, cada uno consciente de la importancia del evento y del papel que jugaban en esta nueva narrativa.

El lobby del hotel, decorado para la ocasión, tenía una gran mesa central adornada con un espléndido arreglo de flores infernales y celestiales, simbolizando la unión de los dos mundos. Mesas más pequeñas, elegantemente vestidas, ofrecían una variedad de aperitivos y bebidas tanto del inframundo como del paraíso, mostrando una mezcla única de culturas y tradiciones.

A medida que más invitados llegaban, el bullicio en el vestíbulo crecía. Los murmullos y risas llenaban el aire, creando una atmósfera de anticipación y alegría. En el fondo, se podía escuchar una suave melodía, una mezcla de coros angelicales y notas melancólicas de un piano, reflejando el equilibrio entre lo celestial y lo infernal.

Lucifer se movía con una gracia innata, saludando a cada invitado con un respeto y una cordialidad que, aunque inusual para él, demostraba su compromiso con el evento y, más aún, su amor por su hija Charlie. Los invitados, a pesar de las diferencias, sentían el peso del momento, conscientes de que estaban presenciando algo más que una boda: un paso hacia la posible armonía entre dos mundos que durante eones habían estado en conflicto.

El Rey Y La Soberana: Lazos InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora