Capítulo 34

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Eva se encontraba en una habitación oscura sin nada que poder hacer, estaba encadenada al suelo intentando poder moverse aunque fuera un poco, sentía sus brazos arder debido a las cadenas que estaban hechas de material angelical.

Eva: ¡Lucifer, sé que puedes verme! ¡Ven aquí!

No escuchaba nada, todo era pura oscuridad, algo que a ella no le gustaba, ese horrible silencio ayudaba a que pudiera escuchar sus propios pensamientos, podía escuchar muy bien las voces de sus hijos que mantenía en sus recuerdos.

Eva: Por favor, ven aquí, no quiero sentirme así.

Al final una puerta se abrió dejando ver a Lucifer con su chaleco puesto, la liberó esperando a que ella intentara atacar pero no sucedió nada, ella solo se quedó de rodillas llorando por todo lo que había recordado.

Eva: Gracias.

Lucifer: ¿Por qué me agradeces?

Eva: Cada vez que estoy sola yo solo...revivo los momentos en que estaba con mis hijos, y la forma en como me alejaron de ellos.

Lucifer: En serio lamento mucho todo lo que te pasó, nunca fue mi intención provocar todo esto.

Eva: Yo intenté matarte, ya estamos a mano.

Lucifer le ayudó a levantarse y ella lo acepta para que ambos se vieran fijamente, Lucifer solo la abrazó sintiendo como ella correspondía.

Lucifer: Eva, ¿quién te dio esta arma?

De su sombrero saca el arma que ella usó para intentar matarlo.

Eva: Una persona me pidió matarte.

Lucifer: ¿A cambio de qué?

Eva: A cambio de que pudiera ver a mis hijos.

Lucifer: Fue Miguel, ¿verdad?

Eva: Sí.

Con toda su fuerza destruyó el arma pensando en todo lo que su hermano le dijo, dándole ideas que obviamente no eran verdad.

Eva: ¿Y ahora que harás?

Lucifer: No lo sé, con esto el cielo me declaró la guerra, y tengo que darle una respuesta.

Volvió a verla solo para enfocarse en su mirada preocupada.

Lucifer: ¿Tienes miedo de algo?

Eva: No lo sé, desde hace mucho que no me siento tranquila con algo.

Lucifer: ¿Qué harás?

Eva: He hecho muchos enemigos en este anillo que tarde o temprano me alcanzarán, mejor me voy preparando.

Al querer salir Lucifer la sujetó con fuerza, sabía que no podía dejarla sola, no quería que estuviera sola.

Lucifer: Puedes quedarte con nosotros, tenemos demasiados cuartos aquí como para perderte.

Eva: Espera, ¿estoy en tu casa?

Lucifer: Sí, obviamente.

Al salir de esa oscura habitación solo vio el enorme pasillo vacío.

Eva: Se ve te gusta exagerar con las cosas.

Lucifer: Ven, déjame presentarte a mi familia, te gustará conocerlas.

Eva: No creo que sea buena idea, después de todo lo que...

Lucifer: Lo que pasó ya pasó, ¿no? No hay que enfocarnos en los errores que cometimos sino en cómo podemos mejorar en ello, y eres de lo poco que tengo de mi tiempo en el cielo.

El Rey Y La Soberana: Lazos InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora