Capítulo 29

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En el comienzo de ese nuevo amanecer en el infierno Carmilla se estaba despertando para intentar ponerse de pie, desde que su vientre comenzó a hacerse más grande su movilidad se vio muy afectada hasta el punto en que tuvo que dejar de usar sus zapatillas para usar unos normales, le tomó bastante tiempo tener que acostumbrarse nuevamente a ese tipo de calzado. Durante esos cinco meses de gestación ella recibió los mejores cuidados por parte de Lucifer que siempre estaba atento a sus necesidades.

Habían momentos en los que ella se veía al espejo para ver su figura, con el tiempo fue dejando a un lado los cuidados que le daba a su imagen debido al cansancio que sentía a cada momento, habían veces en que ella no quería salir de su cama para poder estar acostada todo el tiempo que ella podía, cada vez que caminaba sentía como sus pies la mataban del dolor que tenía que sentarse a cada momento.

En cada momento que podía Lucifer le recordaba lo hermosa que se veía sin importarle los cambios que haya tenido, para él seguía siendo la hermosa Soberana con la que estaba por casarse. Esos momentos la hacían sentirse feliz, la sentían hacerse especial para él, pero lo que a ella más le importaba era el ser que estaba creciendo en su vientre.

Desde que le había mencionado su embarazo a Lucifer los dos tuvieron que planear la forma en que darían la noticia a los demás, con Odette y Emily fue fácil de decirles, ella solo mostraron la emoción de saber que tendrían un nuevo miembro en la familia. Luego Lucifer había ordenado la construcción de su nuevo hogar para los dos, cosa que no fue bien recibida por ella al hacer algo tan apresurado.

Aunque le costara admitirlo era cierto que con ese nuevo bebé tendrían que tener un lugar más cómodo para que tenga un buen crecimiento, la mansión de Lucifer era un lugar bastante grande y abandonado con el tiempo que no parecía una opción, la residencia de Carmilla tampoco lo era debido a que a un lado se encontraba el almacén de armas angelicales, el hotel Hazbin menos sabiendo que entre los residentes se encontraban Angel Dust, Alastor y Niffty.

Solo le tomó un día a Lucifer para que su nueva hogar quedara listo, siendo un lugar bastante grande para los dos, había creado habitaciones para sus hijas en dado caso de que ellas quisieran visitarlos, y el lugar en el que se enfocó fue la habitación del bebé. Las paredes tenían pintadas las imágenes de cada uno de los miembros de la familia, siendo Emily la única que vivía con ellos debido a que no podía quedarse en el hotel para siempre, incluso los amigos más cercanos y había una pared limpia en dado caso de que la niña quisiera dibujar algo, por su experiencia con Charlie sabía que era algo que no podría evitarse.

Carmilla con cada día que pasaba se sentía feliz por saber que volvería a ser madre, algo que pensó que no sucedería desde hace más de dos décadas cuando era humana, iba a volver a tener que pasar por esos momentos que fueron duros para ella debido a que estaba sola, pero ahora tenía a alguien que la acompañaría en cada momento hasta que diera a luz. Y ella pudo darse cuenta de lo emocionado que se encontraba Lucifer con esta noticia, cada vez que él no llegaba a dormir a la cama siempre lo encontraba en su oficina creando juguetes para el bebé.

Luego llegó el momento en que los dos descubrieron de que iban a tener una niña, algo que emocionó a la vez que decepcionó un poco, para Carmilla estaba bien debido a que ya tenía experiencia criando a niñas, mientras que con Lucifer era distinto, seguía emocionado por el hecho de que sería padre nuevamente, pero esperaba que fuera un varón el que tendría esta vez.

Así que volviendo a la actualidad, Carmilla con dificultad pudo levantarse de su cama para después colocarse unas pantuflas que la ayudaban a sentirse cómoda en su hogar, después de eso empezó a caminar hasta que llegó a la cocina en donde para su sorpresa estaban todas sus hijas preparando el desayuno.

Carmilla: Buenos días.

- Buenos días, madre.

Charlie: Ven a tomar asiento, no es bueno que estés mucho tiempo de pie.

El Rey Y La Soberana: Lazos InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora