Capítulo 48

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Miguel, al darse cuenta de su situación desesperada, rompió la lanza desde el lado filoso para liberarse. Con un movimiento rápido y brutal, golpeó a Carmilla en el estómago, empujándola hacia atrás.

Miguel: ¡¿Cómo te atreves a hacer esto?!

Su grito resonó con furia, sus ojos ardiendo de ira y dolor. Pero antes de que pudiera avanzar, una lanza se clavó en su muslo, haciéndolo tambalear. Clara, a la distancia, había lanzado la lanza, mientras Odette corría para ayudar a su madre.

Clara: ¡No te acerques a ella!

Miguel gruñó con frustración, el dolor de sus heridas lo ralentizaba. Carmilla, recuperando el equilibrio, lo miró con una mezcla de rabia y determinación. A pesar de su propio dolor, se lanzó hacia él de nuevo, sus ataques alimentados por la furia de lo que acababa de suceder. Cada golpe era preciso, aprovechando el estado debilitado de Miguel.

Carmilla: Primero te llevas a mi hija, ¡¿ahora esto?!

Miguel: Por favor, iba a morir de todas formas.

Carmilla: Él me contó todo lo que le hacías en el cielo, lo que le hiciste cuando lo juzgaron por su error.

Con cada golpe, Carmilla ganaba terreno. Miguel, a pesar de su formidable fuerza y habilidad, estaba ahora en desventaja debido a sus heridas. Clara y Odette se unieron a la pelea, sus esfuerzos combinados abrumando a Miguel. Sera, viendo la oportunidad, también apoyó a Carmilla, usando su energía celestial para contrarrestar los ataques de Miguel y debilitarlo aún más.

Carmilla: Después de tanto dolor que le hiciste pasar, ¿no puedes dejar que tenga una vida feliz?

Miguel: ¿Dejar que tenga una vida feliz a ese error? Como si fuera a hacerlo, aunque al menos ya me libré de ese problema.

La respuesta de Carmilla fue una feroz ráfaga de golpes, su ira dándole fuerza. Con Clara y Odette flanqueando a Miguel, y Sera añadiendo sus asaltos mágicos, Miguel se encontró cada vez más acorralado. Cada ataque lo empujaba más cerca de la derrota, el asalto implacable desgastando sus defensas.

Mientras tanto, Lute observaba el caos que se desarrollaba con frialdad, su mente procesando la gravedad de lo que había hecho. Al volverse hacia Vaggie, que la miraba con un odio ardiente, Lute sonrió con desdén.

Lute: Tuve suerte, maté a dos pájaros de un solo tiro.

Antes de que Vaggie pudiera responder, una voz gritó desde la distancia, rompiendo la tensión.

- ¡Lute!

Ella sólo se giró para ver quién había dicho su nombre para luego ser embestida para ser arrastrada por todo el suelo hasta llegar a chocar contra una estructura, al ver de quién se trataba se encontró con Emily que no mostraba la apariencia tranquila de siempre, sus ojos estaban rojos por completo mientras que dejaba ver sus dientes afilados. Al intentar hablarle recibió un fuerte golpe en el estómago que le hizo vomitar sangre para luego ser levantada de su cabello para recibir otro golpe en el mismo lugar.

Emily estando en esa guerra dudaba de si debía matar a aquellos que eran sus enemigos, ella no veía bien ese tipo de violencia pero toda esa duda se fue con lo sucedido, ahora mismo tenía en sus manos a aquella responsable de muchas cosas que han sucedido tanto en el pasado como en el presente. La exorcista no sabía cómo responder a cada golpe que recibía, tampoco podía comprender que aquella persona que ahora mismo quería matarla era aquella dulce Seraphim que se preocupaba por los demás, la ira se había apoderado de ella que no dudaba en matarla.

Emily: Cuando estaba acá siempre toleraba la estúpida actitud de Adám con respecto a los pecadores, siempre tuve que soportar la forma en como te burlabas de aquellos que tu considerabas impuros por no cumplir tus estándares, pero tú eres peor.

El Rey Y La Soberana: Lazos InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora