Después de haber pasado ese tiempo juntos por lo que quedaba del día, todo se había vuelto una completa oscuridad para el ángel caído. Lo único que podía ver era como varios ojos celestiales lo miraban con odio y asco, lo juzgaban sin importarles toda la historia por completo.
Lucifer: ¡Lo siento!
Ninguno le hacía caso, ninguno quería escuchar sus excusas, lo que había cometido estaba en contra de todo lo que ellos representaban, seres puros de luz pero él se había vuelto esa mancha de oscuridad solo por una muestra de amor.
Sera: Samael...
Su mirada se enfocó en la de ella, solo podía sentir esa tristeza y decepción que transmitían sus ojos por ver la situación en la que estaba.
Lucifer: Por favor...
Sera: Desde este momento...
Lucifer: No...
Sera: Bajo el nombre del cielo y de aquello superior a nosotros, quedas desterrado del cielo.
Desde atrás suyo podía sentir como una enorme grieta se abría para mostrar el infierno.
Sera: Desde ahora te declaro... aquél que cayó ante la tentación. El primer ángel caído, y el único que lo será.
Al escuchar esas palabras al final terminó cayendo por la grieta, lo último que pudo ver fue la expresión de tristeza de Sera por verlo así para que todo se volviera oscuridad.
Lucifer: ¡No!
Al ver a su alrededor solo pudo ver qué no se encontraba en su habitación, sino que había decidido pasar la noche con Carmilla, a quien sin querer despertó por sus gritos.
Carmilla: ¡¿Qué pasó?!
Lucifer: Perdón, tuve una pesadilla, la misma de siempre.
Viendo su expresión decide acostarlo para después abrazarlo y así pudiera relajarlo un poco.
Carmilla: Todo estará bien, aquí estamos todos juntos.
Lucifer le dió un ligero beso en la frente para después cubrir a los dos con una sábana, a pesar de que ya estaba calmado su atención se enfocó en la luz blanca que reflejaba el cielo desde su posición como si se tratara de la luna.
Carmilla: No tienes sueño, ¿verdad?
Lucifer: La verdad es que ni siquiera necesito dormir, solo lo hago para relajarme y dejar que mi cuerpo descanse.
Carmilla: Ese es el punto de dormir tanto acá como en la tierra.
Lucifer: ¿En serio? Creí que era un mecanismo que les habían implantado para apagarse y ahorrar energía.
Carmilla: No somos robots.
Lucifer: Otra que no detecta el sarcasmo.
Carmilla: Ahora vuelvo.
La ve levantarse usando su ropa para dormir que era más decente para su edad que la que él usaba, una pijama con imágenes de patitos de goma, algo que a Carmilla le parecía adorable, ella regresó con un vaso para dárselo.
Lucifer: ¿Y esto que es?
Carmilla: Leche, bebela.
Lucifer: No soy un niño.
Carmilla solo le dió una mirada a su ropa ante tal declaración.
Carmilla: Te quiero, pero hasta yo sé cuando alguien se humilla a si mismo sin querer
Lucifer: No te entiendo.
Carmilla: Tomate la maldita leche.
Lucifer: Está bien.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Y La Soberana: Lazos Infernales
DragosteUna historia que explora la relación entre Lucifer, el rey del infierno, y Carmilla, la soberana de un poderoso territorio infernal. Después de años de separación y tristeza por el abandono de su esposa, Lucifer se encuentra buscando un nuevo propós...