Capítulo 7

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Desperté  al sentir voces en la habitación, Orión y Leo, los hermanos de Nash, habían entrado. Orión, con su típico sarcasmo, dejó una bolsa deportiva sobre la cama y lanzó un comentario poco amable sobre mi atuendo. Su sarcasmo me sacó una sonrisa, pero la situación estaba tensa. Leo intervino para suavizar el ambiente antes de que las cosas se complicaran aún más.

—Buenos días, Laila. ¿Cómo estás? espero que mejor que yo y que hayas dormido algo—saludó Orión con voz algo rígida, mientras entraba en la habitación, seguido de Leo.

—¿Qué pasa? —respondí, todavía medio adormecida por el sueño.

Orión dejó una bolsa deportiva con ropa en la cama y, con su habitual tono sarcástico, dijo: —Os hará falta a ti y a tu amiga.

—Deberías cambiarte, ayer en la recepción parecías una barriobajera.

Su comentario me sacó una carcajada, y respondí con una sonrisa: —Vaya, Orión, parece que tienes un don para los cumplidos matutinos.

Leo intervino antes de que la situación se tensara: —Bueno, bueno, vamos a hablar de lo que parecías tú con tus comentarios sarcásticos.

Orión asintió, sin perder su tono afilado: —Sí, sí, no voy a discutir. Cámbiate de ropa, creo que es tu talla. No querrás salir con esa ropa, y menos si te van a relacionar con alguien como nosotros.

Hizo un gesto con la mano, indicándole a Nash que no empezara una pelea.

—Pero tú, ¿de qué vas? —cuestioné, incapaz de contener mi frustración.

Orión respondió con amargura: —Si supiera la vena que me une a él, me la corto. No quiero que me asocien con alguien como él.

Sus palabras resonaron en mi mente mientras intentaba comprender la situación. Había algo más detrás de su resentimiento, algo que no conocía. Reuní cabos en mi mente, tratando de entender la situación. ¿Qué había sucedido entre ellos para que Orion mostrara tanto desprecio hacia su propio hermano?

Con un nudo en la garganta, pregunté con cautela: —¿Qué te ha hecho? ¿Qué te ha causado tanto daño como para dejarlo ser así?

Orión suspiró pesadamente, como si estuviera cargando con un peso inmenso sobre sus hombros. —No entiendes, Laila? No sabes lo que es crecer bajo la sombra de alguien como él. Siempre ha sido el centro de atención, el favorito de todos, mientras que yo quedaba en segundo plano. Nunca recibí el reconocimiento que merecía, siempre era él el que estaba en el momento adecuado para que yo lo perdiera todo. Su voz estaba cargada de resentimiento y amargura.

Me sentí sorprendida por la intensidad de sus emociones. — Pero eso no justifica dejarlo solo en un momento como este. Es tu hermano, Orión. Necesita tu apoyo más que nunca.

Orión desvió la mirada, incapaz de sostener mi mirada. — No entiendes, Laila. No sabes lo que es perder a la persona más importante de tu vida .

Comprendí que había heridas profundas en su corazón, pero eso no cambiaba el hecho de que Nash necesitaba a su hermano en ese momento. Traté de encontrar las palabras adecuadas para llegar a Orión.

—Si me permites darte un consejo, no dejes que el resentimiento te impida estar ahí para él cuando más te necesita.

No hablaré más conmigo. —No hablaré más contigo —sentenció, con tono firme, antes de salir.

—Vaya, parece que alguien se levantó con el pie izquierdo esta mañana —comenté a Leo, tratando de romper la tensión con un toque de humor.

Leo asintió con una sonrisa incómoda.

a un suicidio de la famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora