Capítulo 6

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Me desperté temprano por la mañana, sintiéndome revitalizada después de una noche de descanso reparador. Me preparé rápidamente para el examen, sintiendo una confianza renovada en mí misma y en mis habilidades. Al salir del edificio de la universidad, tenía una sonrisa radiante en el rostro. Todo había salido incluso mejor de lo que esperaba, y me sentía llena de energía y emoción por lo que el futuro me deparaba.

Al salir, me sorprendí al ver a Nash esperándome cerca de la salida. Su presencia me hizo sentir una oleada de calor en el pecho, y una idea traviesa comenzó a formarse en mi mente.

—¡Hola, Nash! —Lo saludé con entusiasmo, acercándome a él con una sonrisa juguetona en los labios.

—¡Hola, Laila! ¿Cómo te fue en el examen? —preguntó, con una mirada llena de curiosidad.

—Increíble. Creo que salió mejor de lo que esperaba —respondí, con una chispa de emoción en los ojos.

Una idea repentina surgió en mi mente, y no pude resistirme a compartirla con Nash.

—¿Sabes qué? Creo que debemos celebrar el final de los exámenes. ¿Qué te parece si vamos de fiesta esta noche? —propuse, con una sonrisa traviesa en los labios.

Al proponer la idea de ir de fiesta para celebrar el final de los exámenes, noté que Nash mostraba cierta reticencia.

—Laila, no sé... —dijo, frunciendo el ceño con una expresión pensativa.

Me detuve un momento, captando su vacilación, y decidí abordar sus preocupaciones.

—Entiendo si no te apetece mucho. Pero piénsalo, Nash, hemos trabajado duro durante todo este tiempo. ¿Por qué no darnos un descanso y disfrutar un poco? —le sugerí con una sonrisa alentadora.

Nash reflexionó por un momento, sus ojos mostrando una mezcla de duda y consideración.

—Supongo que tienes razón. Sería bueno desconectar un poco... —murmuró, finalmente cediendo ante la idea.

Su respuesta me alegró y, con renovado entusiasmo, continuamos nuestro camino hacia la noche de celebración que nos esperaba.

Pactamos una hora esa noche y me fui a casa pensando que estaría sola. Mientras recogía los platos de la cena, decidí poner música y me puse a bailar, dejando que la melodía me llevara lejos. Sin embargo, en un instante, sentí una presencia detrás de mí y un leve sobresalto me hizo girar. Era Oliver, que había aparecido sin hacer ruido.

—¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? ¿Una fiesta privada de una sola persona? —bromeó Oliver, con una sonrisa traviesa en los labios.

Al principio, me asustó su repentina aparición, pero pronto nos sumergimos en la diversión, haciéndonos el tonto con la música y jugando con la espuma del jabón mientras lavábamos los platos. La atmósfera se volvió ligera y alegre, y nos reímos como si no hubiera un mañana.

—¡Ja, ja, ja! ¡Nunca sabes cuándo apareceré para animar la fiesta! —exclamó Oliver, haciendo malabares con las burbujas de jabón.

Hubo un momento en el que estábamos bailando tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo, y nuestros labios estuvieron a punto de rozarse. Sin embargo, nos separamos rápidamente, como si ambos hubiésemos sentido la intensidad del momento y decidimos no explorarlo más.

—¿Estás bien, Laila? —preguntó Oliver, con una mirada suave y preocupada en sus ojos.

—Sí, sí, estoy bien. Solo fue un momento... —respondí, tratando de ocultar mi incomodidad.

Después de eso, continuamos con nuestras tonterías como si nada hubiera pasado, pero había un nuevo tipo de electricidad en el aire, una tensión sutil que ninguno de los dos mencionó. Nos sumergimos en la música y las risas, disfrutando de la compañía del otro en silencio.

a un suicidio de la famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora