Capítulo 28

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Esa mañana me desperté temprano, Nash todavía dormía ,desayune con un nudo en el pecho y una sensación extraña. Era raro ir a ver a  quién fue mi mejor amiga, Alaia, la cual se enamoró de mi hermano hace mucho tiempo. Pero su relación, no me lo decían. Pensé que simplemente estaba loca o eso preferí pensar, pero en el fondo sabía que no era así, que ellos eran felices juntos y yo no era quien para destrozar su felicidad en su pequeño nidito de amor, alejado de la realidad.

Alaia me había invitado a su casa. Fui, y cuando estuve parada frente a su puerta, sentí cómo mi corazón latía con fuerza. La casa era una hermosa cabaña de dos pisos, con paredes de madera clara y grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol, rodeada por un jardín lleno de flores de colores vibrantes y un césped perfectamente cuidado. No me atrevía a golpear la puerta. No la iba a ver de no ser por una corazonada, algo me decía que debía entrar. Golpeé dos veces la puerta y, de repente, la vi. Estaba muy cambiada, su cabello, antes largo castaño, se volvió corto, sus ojazos verdes seguían siendo preciosos. Me pidió que entrara y me acompañó hasta el jardín para que pudiéramos tomar café y hablar de las prioridades de la vida. En ese momento, una pequeña niña bajó las escaleras. Mi mundo se paró.

—¿Qué edad tiene? —pregunté, tratando de disimular la sorpresa.

Antes de que la niña pudiera responder, Alaia dijo:

—No hace falta que preguntes disimuladamente. Es hija de tu hermano.—Laila —dijo rápidamente—, por favor, no te enfades.

—Me encantaría enfadarme contigo. Una cosa es que te hayas acostado con el hermano de tu mejor amiga del instituto y te haya costado tanto decírmelo. Pero no puedo enfadarme contigo. Durante mi depresión, solo tenía ojos para intentar salir de ella. Habría sido más una carga que una ayuda para vosotras —respondí, comprendiendo su situación—. Había perdido el pilar de mi vida. ¿Cómo me ibas a decir la verdad? No todo el mundo tiene corazón para soportarlo.

—Lo siento, pero cuando Oliver me contó cómo lo estabas pasando, no tuve el corazón para decírtelo.

—Espera ¿Oliver lo sabía?

—No, no, él no sabía nada. Fue un descuido entre tu hermano y yo. Ni si quiera llegue a contárselo a tu hermano. Nunca se enteró de que yo estaba embarazada, esperando una hija suya. —dijo Alaia.

Al oír eso, mi corazón se partió en pedazos al saber que mi hermano nunca supo que iba a ser padre. La niña tenía nuestros hermosos ojos cafés, aunque podría haber sido una ruleta genética, preferí que tuviera los ojos de su madre.

—¿Cómo se llama la pequeña? —pregunté.

—Aylin —respondió Alaia—. Su nombre significa...

—Significa noche. Su nombre significa lo mismo que el mío —dije, sonriendo entre lágrimas.

La pequeña se acercó y Aylin dijo:

—¿Por qué lloras? ¿Quién eres? No quería hacerte daño con lo que he dicho.

—No me has hecho daño, simplemente me he emocionado —respondí, subiéndola a mi regazo.

—Ella es la tía Laila. Era la hermana de papá y mi mejor amiga y tu nombre significa lo mismo que el de tu tía una de las cosas que mas amaba tu papa —dijo Alaia—. Cariño, vete a jugar al jardín. Mamá tiene que hablar con la tía, luego te prometo que jugaré contigo.

Exclamé, llevándome las manos a la cabeza y riendo y llorando :

—¡Soy tía! Y su nombre significa lo mismo que el mío.

—Sé lo mucho que odias que los familiares se llamen igual. Quería hacerte un homenaje. El nombre lo eligió tu hermano una noche que tú estabas con Oliver en su casa. Tu hermano estaba seguro de que os estabais acostando, pero ese no es el caso. Él dijo que, si algún día teníamos una hija, quería que se llamase como tú. Yo le respondí diciéndole lo mucho que odiabas que los familiares se llamaran iguales, así que él dijo que quería un nombre lo más parecido. A mí me pareció una buena idea. Dos meses después me enteré de que estaba embarazada y justo después Izan murió —dijo Alaia.

a un suicidio de la famaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora