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La productora tiene hoy un aire distinto. Parece que los últimos acontecimientos han revolucionado a todos y han servido para recargar pilas y trabajar con una energía renovada.
Esta serie ya no es una posibilidad de éxito, sino que ha empezado a escalar de nivel sin haberse acabado de producir siquiera.
Supongo que eso debería alegrarme más que preocuparme, pero sigo sin estar cómoda con todo el revuelo que ha causado la noticia. Bueno, eso no me importaría si no me hubiera afectado directamente. Si mis redes sociales no estuvieran repletas de solicitudes de gente extraña. Si mi cara no llenara el muro de Twitter de mi prima e Irin y de otros miles a los que no tengo acceso.
La conversación con ellas no consiguió tranquilizarme demasiado, pero evitar prestar atención al teléfono sí que lo está logrando. Ojos que no ven, corazón que no siente.
Hoy están grabando varias escenas entre Lawan y Anong. Desde que acepté el papel de Jai, no he tenido demasiado tiempo para estar simplemente tras las cámaras disfrutando de observar y me doy cuenta de que me encanta poder hacerlo, al menos, durante el rato que no tengo que participar.
La gobernadora ha sido invitada a la inauguración de la galería de arte Malattang y se lo plantea a Lawan, quien no entiende por qué debe ir a un evento así pudiendo organizar su protección con relativa facilidad desde la residencia oficial.
Anong le explica que son unos amigos comerciantes de arte de su familia y debe mantener el respeto que su padre les tenía. Le pide que no quiere llamar la atención y que necesita que ella la acompañe; se siente más segura a su lado que bajo la inspección de una decena de vigilantes.
—Además, puede ser nuestra primera cita —le dice mirándola con ternura.
Lawan pretende mantener la compostura frente a su comentario pero se le escapa una sonrisa de satisfacción y más cuando la gobernadora le acaricia la mano de forma delicada, aprovechando su momento a solas.
Nam tiene una manera muy realista de actuar, mientras que Freen parece simplemente fluir. Quedan muy bien juntas y tienen una química extraordinaria, pero mi mente no consigue sacarlas de la casilla de la amistad.
Al llegar a la galería, Anong saluda a un hombre menudo de cabellera plateada, quien le cuenta que su mujer no ha podido venir, pero que su hija está por el lugar. Anong dice que hace muchos años que no ve a Janira, que le gustará encontrarla. El anciano le indica que en cuanto la vea, mandará que vaya a buscarla.
Después de eso, Anong debe llevarse a Lawan a pasear por el lugar. Están muy juntas y sus brazos se van rozando de forma ligera pero intencionada mientras la gobernadora le va explicando las obras que más le llaman la atención. Hasta que llegan a una en concreto en la que aparece la imagen de una mujer desnuda, tumbada boca abajo en la cama, con la sábana hasta la cintura. Y hay algo que inquieta mucho a Lawan por la familiaridad que desprende.
—Esta obra seguro que es cosa de Janira —le explica—. Acostumbra a pintar una o dos en cada exposición.
—¿Siempre pinta mujeres desnudas?
—Aunque sé que prefiere la compañía de mujeres desde muy joven, nunca había pintado a ninguna en esta tesitura, en un ambiente sexual —le confiesa bajando la voz, aprovechando para acariciarle delicadamente el brazo—. Es más amiga de los detalles y las expresiones.
Lawan frunce el ceño como si algo en toda esa explicación no le hubiese gustado y se aparta un poco de la caricia.
—¿Qué es lo que te molesta de todo esto, Lawan? ¿El contenido? —le pregunta la gobernadora recuperando la proximidad.
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Cruce de talentos
Любовные романыRebecca Armstrong es una escritora novel demasiado introvertida para publicar su arte. Odia con todas sus fuerzas los dramas noveleros que tienden a idealizar el amor y están idiotizando a toda su generación. Freen Sarocha es la actriz emergente má...