Revelación

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Bienvenidas a la montaña rusa de Cruce de talentos
¡Disfrutadlo!

—22—

Hey, ¿qué pasa contigo? ¿Te has peleado con tu novia? —pregunta mi prima, dejándose caer a mi lado en el sofá.

—¿Desde cuándo tengo novia, Irin?

—¿Desde que empezaste a ser guionista y actriz en Lobby Factory? Te pasabas los días trabajando con Freen y las tardes quedando con ella.

—No seas exagerada —me quejo, cambiando de canal en busca de algo interesante.

—Bueno, quizá he exagerado un poco, pero está claro que os veíais mucho más que ahora. ¿Ha ocurrido algo?

—No, que yo sepa.

—¿Y por qué ya no vas a ensayar nunca a su casa?

—Me quedé a dormir allí el sábado, Irin, solo ha pasado una semana.

—Una semana entera, Becky —insiste ella.

Y suspiro frustrada por su empeño en sacarme información y por la traición de mi cabeza dándole la razón a sus dudas. Porque Freen se ha estado comportando atenta conmigo dentro de Lobby Factory, pero ha desaparecido por completo de puertas para fuera, haciendo imposible que hablemos de nada que no sea trabajo.

—No lo sé —le digo más sincera esta vez—. Su madre ha estado recogiéndola prácticamente todas las tardes. Freen dice que está quedándose en su casa unos días.

—¿Eso es un poco raro o solo me lo parece?

—Mira, Irin; Freen y yo no estamos juntas —le aclaro—. No le voy a pedir explicaciones por pasar tiempo con su familia ni voy a reclamarle atención. No tengo ningún derecho y sería realmente extraño.

—Y aun así, tu propia teoría no te convence.

—No es que no me convenza, es que no me gusta, pero es lo que hay.

—Por mucho que la idolatre, te quiero más a ti —comenta con seriedad—. ¿Por qué vas siempre a su son? ¿Es que tú no tienes nada que decir en esa relación? Esta no es la Becky que yo conozco, nunca te has prestado a algo tan inestable.

—Soy grandecita para cuidarme sola, Irin.

—Lo sé —cede—; solo que no me gustaría que te hicieran daño.

—Tranquila, todo está bien —le digo con todo el convencimiento del que dispongo—. Me voy a vestir que Nam debe estar a punto de llegar.

—¿Vais a salir?

—No, vamos a tomar algo a casa de Heng, ¿te apuntas?

—¿Cómo no me lo dices antes, Rebecca? —se queja frustrada—. Tengo una cena de equipo esta noche, me hubiera escaqueado.

Me río ante su obviedad y eso consigue destensarme un poco. Me apetece divertirme, tomar unas cervezas y reírme de cualquiera de las tonterías que se le ocurran a Asavarid, que para eso es muy bueno.

***

Después de un rato con estos dos, he aprendido varias cosas fundamentales. La primera es que llevo demasiado tiempo sin beber más de dos cervezas seguidas y estoy descubriendo mi poco aguante. La segunda, que nunca debo retar a Heng a nada descabellado porque acabará haciéndolo y me obligará a seguirlo. La tercera es que creo que se han compinchado para emborracharme y sacarme información personal con respecto a su amiga y la cuarta y única que me beneficia, es que, ellos conmigo no tienen demasiados filtros.

Cruce de talentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora