Un antes y un después

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Por fin ha llegado el momento de grabar la escena que tanto me ha aterrado. La famosa bañera de la que se han mofado Freen y Nam en muchas ocasiones.

Por suerte, Seul ha estado más que de acuerdo en esta nueva versión de las cosas, aunque ayer me parecía mucho mejor idea que hoy.

¿Por qué no pude mantenerme al margen y negarme a la petición de Freen? Terminar con todo esto de Lawan y Jai sin mirar atrás ni remordimientos. ¿Por qué tenía que necesitar de esta forma que todo continuara un poquito más?

Retuerzo las tiras de la bata, nerviosa esperando mi turno. Sé que Lawan ya está dentro del agua porque he oído todas las instrucciones que le han dado y ahora espero mi turno completamente desquiciada, como un animal a punto de entrar al matadero.

—Te toca, Becky —comenta Noey sacando la cabeza por la puerta del baño.

Suspiro tratando de calmarme, antes de traspasar la puerta y plantarme frente a la bañera llena de espuma en la que ella me espera.

—Acción.

Sin apartar los ojos de los de Lawan, me deshago de la bata que llevo puesta y ésta resbala por mi cuerpo con una lentitud abrumadora, acariciándome a su paso.

Por un momento me siento muy expuesta y a punto estoy de salir del personaje para taparme de nuevo y esconderme en cualquier lugar lejos de todo. Llevo puestas unas braguitas sin costura de color beige y un sujetador de esos en forma de coco, que tapan lo justo y permiten dejar mi espalda al aire, fingiendo no llevar absolutamente nada. Pero Lawan me mira de un modo hipnotizador, con tanta intensidad que me hace sentir completamente desnuda y vulnerable.

Gesticula con la mano, invitándome a entrar a la bañera y yo soy incapaz de dejar que todo suceda tal y como estaba planeado porque ahora mismo necesito tener el control de algo y dejar que Freen se mantenga detrás de mí, conduciendo la escena, me pone demasiado nerviosa. Así que improviso y cambio las indicaciones del guión para colocarme yo a su espalda, obligándola a desplazarse por el agua, tratando de esconder su sorpresa.

Nadie nos frena. Están acostumbrados a dejarnos fluir a menos que tengan algo realmente importante que decir.

Freen me mira de reojo, aún a la expectativa y yo me obligo a salir del trance para continuar con la actuación.

Me deshago de los cocos, tal y como me indicaron desde producción y me aseguro de quedar tapada por toda la espuma que nos envuelve antes de seguir con la siguiente frase.

—Pásame el jabón, querida —susurro muy cerca de su oído.

Tan cerca que siento como mis pechos rozan su espalda.

Freen se tensa, pero dentro de su profesionalidad, permite a Lawan aplicar un poco de jabón en una esponja y pasármela.

Empiezo a acariciar su piel con suaves toques, sintiendo envidia real de un simple objeto, porque soy muy consciente de cuánto me gustaría poder tocarla yo misma en este momento.

Me acerco todavía más para delinear su cuello y noto un pequeño cambio en su respiración, casi imperceptible. No me esperaba para nada su movimiento improvisado en respuesta a mi osadía: me sorprende al detener esa mano y tirar con cierta fuerza para conseguir pegar completamente mi pecho a su espalda, instándome a mover la esponja por la parte de su clavícula.

Y pierdo el hilo de todo cuando gira un poco la cabeza y su boca queda a escasos milímetros de la mía. Se supone que no deberíamos besarnos, pero una necesidad superior a lo demás, me inclina hacia ella para aterrizar en sus labios, pues siendo Jai puedo hacerlo sin consecuencias.

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