—50—
La voz de mi prima me despierta con poca sutileza y demasiado temprano para mi gusto. Tengo la boca pastosa y un dolor punzante y molesto en la cabeza.
—¿Por qué tienes tanta energía? —me quejo con un gruñido, tratando de taparme y alejarme de su persona.
Pero me lo impide.
—Prepara una bolsa, a las 10 sale nuestro tren a Pai.
—¿Qué? —le pregunto descolocada.
—Necesitas cobijo, familia y tomar perspectiva —enumera en un tono más suave— y más hoy. Ya he hablado con mi madre, nos tendrá preparado algo delicioso para cenar cuando lleguemos.
—Irin... —le suelto con cansancio sin ganas de discutir de nuevo.
—Es tu vida, Becky —me interrumpe—; yo no voy a obligarte a tomar ninguna decisión ni voy a dejarte sola con esto, pero date un poco de margen, por favor.
Asiento, sin fuerzas a contradecirla y solo entonces, percibo que hay algo más que no me está contando.
—¿Qué pasa?
—Están desayunando juntos, traje beige y al final sí que le ha comprado rosas —suelta de carrerilla para ver si consigue afectarme menos.
Pero a mí me sienta como una bofetada de todas formas.
Agarro mi móvil y me encuentro varias llamadas y mensajes de Freen, tratando de localizarme desde anoche. Cuando abro los primeros, me pide que la llame. El siguiente contiene toda la información que supongo quería explicarme en persona. Parece que la madre de Freen no solo ha preparado una comida, sino que ha montado todo un día de parejitas feliz, con evento benéfico incluído.
Tengo dos llamadas más de esta mañana y un último mensaje pidiéndome perdón de mil maneras distintas y reiterándome lo poco que le gusta la situación.
También me promete que va a controlar a Seng y sus publicaciones.
«Freen: Bec, por favor, por favor, no desaparezcas».
«Freen: En cuanto pueda escaparme, voy a buscarte».
Irin, que ve mi intención de contestar, me recuerda el poco tiempo que tenemos y se marcha de la habitación, dejándome sola.«Becky: No voy a desaparecer, pero tampoco vengas a buscarme porque no voy a estar en casa cuando todo ese teatro acabe».
Al instante, veo su estado pasar a conectado, como si hubiese estado con el teléfono en la mano esperando mi respuesta.
«Freen: Siento mucho todo esto, Teerak. Solo tengo ganas de largarme de aquí».
Me sorprende que no me llame, pero asumo que no debe estar en disposición de hacerlo porque ella nunca ha preferido el whatsapp como medio de comunicación.
«Becky: Mira, por fin estamos de acuerdo en algo».
«Freen: ¿A qué te refieres?».
«Becky: Que yo también tengo ganas de largarme de aquí».
«Freen: ¿De aquí? ¿De dónde?».
«Freen: ¿Rebecca?».
«Freen: ¿A qué te refieres?».
No sé qué excusa habrá puesto y ante mi falta de respuesta, me llama enseguida. Pero yo no tengo fuerzas para enfrentarla ahora mismo.
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Cruce de talentos
RomanceRebecca Armstrong es una escritora novel demasiado introvertida para publicar su arte. Odia con todas sus fuerzas los dramas noveleros que tienden a idealizar el amor y están idiotizando a toda su generación. Freen Sarocha es la actriz emergente má...