Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
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TN
—Volviste —susurra Jungkook con una mezcla de alegría y asombro.
Me acerco en silencio, pues en el peor momento las palabras se quedan atrapadas en mi boca, no tengo nada bueno que decir y me permito darme mi tiempo antes de iniciar... Él por su parte deja la botella con agua sobre la mesa, se acerca con rapidez y sonríe mostrando una formidable ilusión.
—¡Volviste!
A unos pocos pasos de que llegue a mí y sus brazos me apresen en un abrazo asfixiante de amor, uno del que no pueda escapar, por instinto retrocedo evitando cualquier contacto. Por primera vez experimento un extraño rechazo hacia su cercanía, así que mantengo mi distancia y lo miro con seriedad. Mi acción lo sorprende un poco, pues se queda parado y me mira con mucha atención.
—¿Qué te paso? —pregunta pensativo.
—No me paso nada.
—Pero te ves diferente...
Lo miro confundida por unos segundos.
—No me corte el cabello, ni me hace nada por el estilo —aclaro secamente.
—Me refiero al brillo en tu mirada...
—¿Brillo?
Asiente despacio y me mira con mayor atención a los ojos.
—No está...
Sin poder evitar me río burlona y ni siquiera trato de comprender la tontería que acaba de decir, pues quizá se debe a la resaca infernal que tiene. Me esfuerzo en conservar los gramos de mi escasa paciencia y antes de que consiga incomodarme mirándome de esa extraña manera, me concentro en lo importante.
—Solo vine por algunas cosas.
En ese instante todo rastro de alegría e ilusión se esfuman de su rostro.
—Pero también vine para hablar...
—¿Hablar de qué? —pregunta tajante.
Dejo la laptop sobre la mesita de centro y lo miro con atención preparándome.
—Dejen a Félix en paz —ordeno casi en una advertencia.
Al instante la furia se enciende en su mirada, su cuerpo se tensa mucho y sus manos forman puños estremecedores mostrando sus ganas por golpear algo.
—¿De qué mierda hablas? —pregunta en voz baja con una formidable ira reprimida.
Fuerzo una sonrisa.
—No te hagas el desentendido, sabes perfectamente de lo que hablo...
—No tengo idea —espeta con frialdad.
—Bien, entonces te lo recordaré... Estoy hablando de la porquería que le hicieron para que le retiraran su invitación a esa pasarela de Dior.
