Te casas con uno y también lo haces con sus seis hermanos. Su lema favorito: Lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, pero de nadie más... Nadie más puede fijarse en lo que les pertenece.
Prohibida su copia u adaptación.
II PARTE DE LA HISTORIA
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NARRADOR
Horas antes
El silencio en la sala del apartamento es perturbado solo por el estruendo de disparos y las voces provenientes del videojuego que Jungkook, juega con evidente agresividad. Aprieta el control entre sus manos, como si estuviera dispuesto a romperlo en cualquier momento. A medida que avanza la partida, su frustración crece, reflejándose en sus cejas fruncidas y la tensión de su mandíbula. Sin embargo, trata de aliviar ese malhumor vaciando otra copa de soju, llevándosela rápidamente a los labios antes de devolver su atención al juego.
Jimin, en contraste, permanece sentado en el sofá, con los ojos fijos en la pantalla de su celular, sus dedos se mueven con rapidez mientras busca algo con aparente urgencia. Su rostro está tan serio que bien podría confundirse con enojo.
Cuando la partida finaliza abruptamente, Jungkook lanza el control contra el sofá con un gruñido frustrado. Se levanta con rapidez, tomando la botella de soju directamente para vaciarla. Al terminar, deja el recipiente sobre la mesita de centro y se pasa las manos por el cabello, caminando sin rumbo claro, pero de repente se detiene y se vuelve hacia Jimin.
—¿Quieres algo de comer? —pregunta con la voz tensa, observando a su amigo que sigue absorto en el celular.
—Más de lo mismo —responde Jimin sin levantar la vista, enfocado en la pantalla como si estuviera en una misión.
Jungkook, sin más, se dirige a la cocina, dejándolo solo en la sala sumergido en su ocupación. Unos momentos después, Suga aparece en la sala, interrumpiendo la tensa calma.
—¿Encontraste algo? —pregunta, dirigiendo la mirada a Jimin.
—Aún no —responde él inexpresivo, pero su inquietud es palpable.
—Yo sí —anuncia Suga, acomodándose en el sofá con un aire de tranquilidad.
De inmediato, Jimin aparta los ojos del celular, interesado en lo que su compañero tiene que decir.
—Acabo de ver un estado de Yeonjun —explica Suga—. Parece que está en una fiesta a la que fue invitado por una de las chicas de Aespa.
Jimin se queda en silencio, volviendo su atención al teléfono como si buscara confirmar esa información.
—¿Crees que ella esté con esas tipas? —pregunta finalmente con su voz tensa.
El silencio de Suga es notable, lo que obliga a Jimin a mirarlo de nuevo, inquieto.
—¿Qué ocurre? —insiste Jimin.
—Es tal y como lo dijo Taehyung... Tn está dando la fiesta. No escuchamos mal —aclara Suga y sus palabras son cargadas de un disgusto apenas contenido.
Jimin lo mira, atónito, procesando la información con una mezcla de sorpresa e indignación. Respira hondo, tratando de controlar sus emociones, pero la verdad es evidente: está furioso.
