Once.

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(+18)

Narra Gavi.

Volvemos a Barcelona la misma tarde del partido. De hecho, desde el campo nos fuimos directamente al aeropuerto.

Entramos en el avión y a la una y media de la madrugada ya estamos en Barcelona.

El autobús nos lleva a la ciudad deportiva y nos deja en el parking subterráneo, voy hasta mi coche y subo mi mochila pequeña.

Subo la rampa del aparcamiento y veo a Celia hablando con Diego.

Me acerco a ellos. - ¿Te llevo rubia? -

Se gira sonriendo. - ¿Y si dormimos en mi casa? -

- ¿Quieres que duerma contigo? -

Asiente poniéndose colorada. Ahora se me va a poner vergonzosa. - Venga, subir. -

Les ayudo a guardar las cosas en mi maletero y ya pongo rumbo a su casa.

- Mete el coche en el garaje. - me dice y me abre el portón con un mando que saca de su bolso.

Subimos en el ascensor y entramos en su casa. - Yo estoy reventado, me voy a dormir. Buenas noches. - Diego se va y nosotros a su dormitorio.

Estoy quitando la chaqueta del chándal cuando siento unos brazos rodearme desde atrás. - Quiero agradecerte por lo que has hecho por mí. - sonrío cogiendo sus manos y besando sus nudillos.

- Igual tengo que agradecer lo que has hecho tú por mí. No sé qué me pasa contigo Celia, pero tengo la necesidad de protegerte y de cuidarte constantemente. -
- Me transmites paz, Pablo. -

Me encanta que me llame Pablo. Además ya me fijé en que lo hace solo cuando estamos ella y yo.

- Pero yo ahora no estoy preparada para tener una relación. - dice en un tono más bajo y quitando sus manos de mi cuerpo.

Me giro y la miro que está con la cabeza agachada.

- Eh pequeña, no voy a presionarte a nada. Yo tampoco estoy preparado para tener una relación, pero ambos nos lo pasamos bien juntos, ¿no? - asiente. - Pues ya está. -

- Pero...es que va todo tan rápido. - contesta preocupada.

- ¿Y? - tiro de ella y me siento en la cama para sentarla a ella encima. - ¿Yo te gusto? -

- Un poquito. - dice como una niña pequeña.

Sonrío. - Tú a mi también. - beso su mejilla. - Pues eso, lo pasamos bien, nos gustamos...tampoco hay que ponerle una etiqueta. No hay necesidad, ¿no? - Niega. - Si va pasando el tiempo y tú y yo avanzamos pues podríamos dar el siguiente paso. -

Asiente tímida. - Lo único... - la insto a que siga hablando. - Que no me gustaría verte con nadie. -

Sonrío. - Pues ambos queremos lo mismo, entonces. -

Se sorprende. - Celia, estos labios solo quiero besarlos yo. - y la beso. - Este cuello, solo quiero morderlo yo. - y dejo un pequeño mordisco en su cuello haciendo que ella ría. - Este culo... - digo siendo más atrevido con ella de la cuenta y cogiéndola por la cintura levantándola y sentándola de nuevo en mi regazo pero con sus piernas rodeando mi cintura. - ... solo quiero tocarlo yo. - y le doy un pequeño apretón a su trasero. - Tus risas quiero provocarlas yo. Si he sido capaz de reventar la cara de un tío con el que sé que no tendrías nada, no sé qué sería capaz de hacer si te veo con otro. -
- Yo tampoco quiero verte tontear con otra. El día que vi a esa chica en tu casa, me sentí bastante mal, aunque fue un malentendido por mi parte. Pablo, me han hecho mucho daño, y ahora estoy curándome. -

Atracción (Pablo Gavi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora