Sesenta y tres.

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Narra Gavi.

Son las dos de la mañana del cuatro de octubre.

Hoy es el cumpleaños de Celia y llevo media hora con la ayuda de Pedri y de Fer haciendo su tarta.

A las tres la dejamos preparada y al llegar a casa la guardo en la nevera. - Oye tío. - Pedri me llama. - ¿Puedo invitar mañana a una chica? - me sorprendo con sus palabras. - Llevo unos días hablando con una chica y... -

- Joder tío, claro que si. -

Me alegro muchísimo de que empiece a pasar página enserio.

Dejo el ramo de rosas sobre la encimera de la cocina y ya me meto en la cama con Celia que duerme profundamente.

Mi despertador suena a las ocho de la mañana.

Celia no está en la cama y sus muletas están sobre la butaca que tenemos en la habitación.

Me levanto y salgo despacio de la habitación. Está leyendo la nota que había en las rosas, así que me acerco lentamente por detrás a ella.

- Feliz cumpleaños mi niña. - la abrazo desde atrás besando su cuello. - Hay veinte rosas de plástico. Para que no se marchiten y quede constancia de este día. -

Ella acaricia mi cabeza. - Gracias amor. - beso su nuca. - Me han encantado las flores. -

Le doy la vuelta con cuidado y le beso en los labios. - Espero que sea el primero de muchos. -

- Lo será. - besó su frente y oigo el timbre.

Son Pedri y Fer. Traen un desayuno consigo.

Pasan a la cocina. - ¡Felicidades! - se acercan a ella y le dan dos besos cada uno.

Desayunamos entre risas y después de terminar, ellos se van a su casa y nosotros a prepararnos. Celia tiene rehabilitación y yo entrenamiento, así que nos vamos juntos a la ciudad deportiva.

Teresa: Estamos a punto de coger el AVE.
Teresa: nos vemos a la hora de comer.

Mamá: Cogemos el tren en media hora.

Contesto a Teresa y a mi madre. Celia no sabe que vienen.

Tengo una reserva para catorce personas en un restaurante cercano a la playa.
La sorpresa más grande, será la de ver a su hermana. Viene de Milán con Ciro y hasta antes de ayer, no sabíamos si podría venir.

Sale de la habitación vestida y ya nos vamos.

Al llegar a la ciudad deportiva, el semáforo está en rojo, así que un par de niños vienen y me piden fotos y autógrafos. - Gracias chicos. Ya se me ha puesto en verde. -

Entro y aparco. Ayudo a Celia que ya va sin muletas. Las llevamos en el coche pero no las usa. O si las utiliza, lo hace menos.

La dejo en la sala de rehabilitación y yo tiro hasta el vestuario.

Entro y están ahí prácticamente todos mis compañeros. - ¡Chicos! Esta noche en el local que os he dicho. -

Todos asienten y me llega un WhatsApp.

Lara: Se que no tengo derecho, pero me gustaría que felicitaras a Celia de mi parte.
He estado toda la vida haciéndolo, desde que somos canijas, y me da mucha lástima no poder estar ahí hoy.

Gavi: Yo sé lo diré.

Guardo el móvil en la taquilla y ya salgo hacia el campo.

Narra Celia.

Atracción (Pablo Gavi) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora