Any se miró al espejo. Sabía que no era la belleza personificada, pero se sintió satisfecha con lo que vio.
Decidió soltar su cabello , eso la haría sentirse más mujer , la coleta la hacía ver como una niña y ella hoy no quería eso , muy por el contrario .
Observó el reloj; solo faltaban quince minutos para las nueve de la noche. No tenía intención de llegar puntual, se arriesgaría a hacerlo esperar. Aunque, siendo honesta, temía que Armando se marchara. A pesar de ello, decidió que jugaría esa carta.———
Minutos más tarde mientras se dirigía al restaurante, Any revivió cada momento compartido con Armando. Su mente reproducía su historia en imágenes como si fuera una película. Recordó el primer encuentro, la mágica noche en la terraza, el encuentro en la biblioteca , la ceremonia de bodas su luna de miel y otros momentos felices de su relación .
Sin embargo, tras esos recuerdos, la cruda realidad se hacía presente. Había otros momentos dolorosos, como el amargo despertar de su noche de bodas, el viaje a "su" casa el cual pensaba sería su hogar, y el instante en que Armando le dijo que nunca compartiría la cama con ella dejándola sola en aquella habitación hermosamente decorada para inspirar amor y pasión , pero sin embargo fría y solitaria como una cárcel hecha de hielo.
Además resonaban en su mente las textuales palabras tanto le habían dolido :"... tú eres una pobre mujer infeliz y tonta que creyó que yo podía amarla,me das lástima", "...yo jamás podría sentir más que eso por ti"
!Cuanta razón tenía! , así se había sentido ,una pobre mujer infeliz y tonta.
Con la mirada perdida por la ventana del taxi, apoyó su codo en el cristal y llevó una mano temblorosa a sus labios, dejando que las lágrimas inundaran sus ojos.
¡Todo parecía tan absurdo e irreal! Una triste sonrisa se dibujó en su rostro.
¿Cómo podía alguien a quien había amado tanto causarle tanto dolor de forma deliberada?
A pesar de haber comprendido en algún momento el sufrimiento y la angustia de Armando por creerla la mujer que llevó a su único hermano al suicidio ;perdonarlo era un paso imposible para ella. Le resultaba inimaginable.
Le dolía saber que aquel amor que él juró sentir había sido una mentira,rememorar las noches de pasión compartidas y las dulces palabras susurradas en medio de la intensidad del momento le causaba un dolor profundo. El hecho de darse cuenta de que había sido solo un peón en su juego la hacía sentir despreciada y sin valor.
El solo pensamiento de que entregó su amor no solo físicamente, sino también con el alma, mientras él la utilizaba para satisfacer sus instintos más bajos, la llenaba de vergüenza y rabia, fortaleciendo su determinación.
Decidió que ahora sería ella quien despertaría el amor en él.
Jamás se creyó aquella confesión de Armando donde juró que la amaba, solo había sido otro de sus tantos mal tratos psicológicos con los que quería que ella terminara en un psiquiátrico.
Por eso ahora estaba dispuesta a hacer lo necesario, incluso recurrir a la mentira, la falsedad y el engaño sin titubeos ni remordimientos, porque él le había arrebatado lo más valioso que tenía una mujer: su dignidad y sus sueños.Él le había robado su felicidad y sus ilusiones .Por eso, esa noche se transformaría en una mujer que nunca hubiera imaginado, fría, calculadora y vengativa. Se convirtió en el mismo monstruo que él, su corazón latía con el mismo veneno de odio y desprecio .
Pero había una diferencia ,ella había tenido un buen maestro y había sufrido en carne propia el dolor y la angustia , esto le había enseñado donde debía tocar para que el sufriera aún más de lo que a ella había sufrido.
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La mentira
RomanceArmando, tras obtener su título de ingeniero en Europa, regresa a su país con la ilusión de visitar la nueva hacienda de su hermano. Al llegar, descubre que Carlos se había quitado la vida a causa de una mujer, quien le había exigido dinero y comodi...