Capitulo 21

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El viaje se había prolongado más de lo esperado, y a Any le parecía que la ciudad no estaba tan distante como Armando le había hecho creer.

Tenía la impresión de que él había querido complicar las cosas para hacérsela más difíciles. El calor sofocante y los medios de transporte precarios se sucedían uno tras otro. Any se sentía mareada y sumamente incómoda,mientras Armando la observaba sin ofrecer ayuda alguna.

Casi al llegar, él la miró con indiferencia y preguntó fríamente: _¿Te sientes mejor?_ Su voz sonaba burlona y su mueca sugería un placer morboso que incomodaba a Any. _Sí, estoy mejor, gracias por preguntar_, respondió Any con sarcasmo.

_No entiendo por qué hicimos este viaje tan complicado si podíamos llegar en auto_, expresó Any, buscando respuestas en la actitud de Armando.

_Así es como suelo hacer las cosas, ¿te molesta?,no parecías tan frágil cuando te conocí_, respondió Armando, insinuando una debilidad en Any que ella rechazaba de plano.
_No se trata de eso_, replicó Any con molestia , sabes que no soy frágil en absoluto. Es solo que pareciera  que lo hiciste a propósito para fastidiarme ._

_¡Qué tontería! ¿Por qué querría yo hacer algo así?_ contestó Armando, mirándola de reojo con desdén.

_No lo sé, ¿tú qué opinas?_, lo desafió Any con furia. Armando se dio la vuelta sin responder, recogió el equipaje y descendió del vehículo para colocar las maletas en el suelo. Tomó solo la suya y esperó a que Any hiciera lo mismo.
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Ella lo observó con incredulidad. ¿Por qué se estaba comportando de esa manera? No lograba comprender lo que estaba sucediendo; cada vez que preguntaba, él le daba explicaciones absurdas y evasivas.

Pablo los aguardaba para conducirlos a la hacienda. _Bienvenida, señora Navarro,Pablo Correa para servirle ,dijo el hombre mientras le estrechaba la mano . _

_Encantada Pablo ,mi nombre es Any ,gracias por venir a recogernos._

Pablo sonrió y contesto:
_La estábamos esperando con ansias .
Sonia mi mujer no ha venido pues está preparando el almuerzo, supongo que debe estar cansada y hambrienta. Espero que el plato que ella eligió sea de su agrado_, expresó con cortesía.

_No se preocupe por mí, tengo buen apetito y estoy hambrienta, así que seguramente el almuerzo que Sonia prepare estará exquisito_, respondió con determinación.

Pablo se acercó misteriosamente a Armando y le susurró en voz baja: _¿Por qué no me permitió traer la camioneta 4x4, patrón? Este jeep no es adecuado para la señora, es muy incómodo y el camino no está en buenas condiciones._

_No te preocupes, mi mujer no se va a romper_, contestó Armando de manera despectiva, continuando hacia el vehículo estacionado en el pequeño puerto.

Pablo quedó atónito por la respuesta de su patrón,Armando no solía ser grosero, y como él lo respetaba ,optó por no decir nada al respecto.

Any, cargando su pesada maleta, los siguió en silencio. A pesar de la falta de comodidades, el pueblo, con sus modestas construcciones, le brindaba una sensación de paz y tranquilidad que le resultaba reconfortante.

Las modestas casitas pintadas de colores vivos conferían al lugar un ambiente alegre y acogedor. Ella sonrió, irradiando felicidad, lo que desconcertó a Armando. No era su intención verla sonreír. ¡Maldita sea! No quería que se sintiera bien, no quería que encontrara alegría de aquí en adelante.

Pablo se acercó a Any y le ofreció ayuda con el equipaje, que resultaba excesivamente pesado. No pudo resistirse a la idea de dejarla sola con semejante carga.

_Pablo, ya te dije que mi esposa puede valerse por sí misma. Vámonos de una vez, expresó Armando, agarrándose a la barra superior del jeep y acomodándose en el asiento delantero. Sube y vámonos de aquí._

_Pero, señor, la señora necesita ayuda, el equipaje es muy..._

_Pablo, te ordené que la dejaras y subieras al jeep, sentenció Armando con severidad._

Any se sintió tremendamente incómoda y enojada con Armando , quien se creía que era para tratar a ese hombre así.
¿Acaso estábamos en el siglo pasado?

_Es cierto, don Pablo, puedo hacerlo sola. Agradezco su intención, pero no se moleste. Mi esposo me conoce perfectamente y sabe que no necesito ayuda de "nadie", declaró Any desafiante. Si eso era lo que él quería, así sería; no iba a rogar más por una explicación._
  Este comportamiento de Armando la había cansado y si el de ahora en más la iba a tratar así sin ni siquiera dar explicaciones ,ella haría lo mismo . No pensaba rebajarse a andarle atrás ,como si ella fuera  un perro faldero.
En el trayecto, Any contemplaba con asombro las plantaciones, maravillada por las colinas y embriagada por el aroma de los viñedos. Pablo, confundido pero ajeno a la realidad, le describía cosas fascinantes de las cuales Any no tenía conocimiento previo.

Todo resultaba nuevo y cautivador para ella, sumergiéndose en un mundo desconocido y emocionante.
Any se había enamorado del lugar a primera vista .

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Armando experimentaba una creciente molestia al ver a Any tan radiante de felicidad. Reconocía en ella una fortaleza y singularidad que lo desconcertaban. Nadie, en su opinión, proveniente de la bulliciosa gran ciudad, debería adaptarse de manera tan pronta y positiva a un cambio tan radical. Sin embargo, se negaba a caer en su supuesta artimaña. Era solo el primer día, y era evidente que Any no mostraría su verdadera naturaleza de inmediato, pero Armando sabía que con el tiempo, su fachada se desmoronaría. La perspectiva de enfrentarse a la soledad, al aburrimiento y al potencial maltrato psicológico que él mismo podría infligirle lo reconfortaba , augurando para Any un futuro incierto y tumultuoso.

La mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora