Los días en el circo continuaron con una intensidad constante, y Tae se vio obligado a adaptarse rápidamente a su nueva realidad. Aunque estaba decidido a sobrevivir y encontrar una salida, cada vez se sentía más atrapado por las dinámicas oscuras y retorcidas del circo. Sin embargo, algo más comenzó a gestarse en su interior, una extraña confusión de sentimientos que nunca antes había experimentado.
Jungkook, el carismático y peligroso líder del circo, parecía estar siempre cerca. Tae notaba los suaves toques en su cabello, las miradas prolongadas y la atención especial que Jungkook le prestaba. Estos gestos, aunque sutiles, comenzaron a despertar algo en Tae, algo que no podía identificar con claridad.
Una tarde, después de un agotador día de ensayos y tareas, Tae se encontraba en su celda, tratando de ordenar sus pensamientos. La puerta se abrió suavemente y Jungkook entró, su presencia llenando el pequeño espacio con una mezcla de autoridad y algo más, algo que Tae no podía nombrar.
"¿Cómo te sientes hoy, Tae?" preguntó Jungkook, su voz baja y melodiosa.
Tae levantó la mirada, encontrando los ojos intensos de Jungkook fijos en los suyos. "Estoy... bien, creo. Solo tratando de acostumbrarme a todo esto."
Jungkook se acercó y se sentó a su lado, sus dedos rozando suavemente el brazo de Tae. "Has hecho un buen trabajo adaptándote. Pero hay algo en ti, algo que todavía no has descubierto por completo."
Tae sintió un escalofrío recorrer su espalda ante el contacto. "¿Qué quieres decir?"
Jungkook sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos pero que tenía un efecto hipnótico. "Eres especial, Tae. Lo supe desde el momento en que te vi. Hay una oscuridad en ti, pero también una luz. Y eso es lo que te hace perfecto para el circo."
Antes de que Tae pudiera responder, Jungkook levantó una mano y acarició suavemente su cabello. "Eres fuerte, pero también necesitas entender tu verdadero potencial. Y estoy aquí para ayudarte a descubrirlo."
El corazón de Tae latía con fuerza. "¿Por qué yo? Hay otros aquí que son igual de capaces."
Jungkook inclinó la cabeza, sus dedos todavía enredados en el cabello de Tae. "Porque veo algo en ti que no veo en los demás. Un fuego que, si se nutre correctamente, puede convertirse en una fuerza imparable."
Tae se encontró incapaz de apartar la mirada. Había algo en Jungkook, una mezcla de poder y vulnerabilidad, que lo atraía y lo asustaba al mismo tiempo. "¿Y qué pasa si no quiero descubrir ese potencial? ¿Qué pasa si solo quiero ser libre?"
Jungkook dejó caer su mano, su expresión volviéndose más seria. "La libertad es una ilusión, Tae. Aquí, en el circo, tienes una oportunidad de ser parte de algo más grande, algo que trasciende la simple existencia."
Antes de que la conversación pudiera continuar, Eva irrumpió en la celda, sus ojos brillando con una locura desenfrenada. "¡Ah, Jungkook! ¿Interrumpí algo importante?" Su voz era un canto de burla.
Jungkook se levantó lentamente, su mirada fría dirigida a Eva. "Nada que te concierna, Eva."
Eva se acercó a Tae, su rostro a escasos centímetros del suyo. "¿Qué te parece nuestro querido líder, Tae? ¿No es fascinante cómo puede ver dentro de ti, incluso cuando tú mismo no puedes?"
Tae se sintió atrapado entre la intensidad de Jungkook y la locura de Eva. "Es... confuso. Todo esto es confuso."
Eva soltó una carcajada y se alejó, su risa resonando en las paredes de la celda. "¡Confuso! Esa es una palabra perfecta para describir este lugar. Pero no te preocupes, Tae. Pronto, todo tendrá sentido. O tal vez no. ¿Quién sabe?"
Jungkook la observó con desdén antes de volver su atención a Tae. "Descansa, Tae. Mañana será un día largo."
Con eso, Jungkook y Eva salieron de la celda, dejándolo solo con sus pensamientos. Tae se recostó, sintiendo la confusión arremolinarse dentro de él. Los suaves toques y las palabras de Jungkook habían despertado algo nuevo en su interior, algo que no podía ignorar.
A la mañana siguiente, Tae se encontró ayudando a Charlie a limpiar el escenario. Las manchas de sangre de los espectáculos anteriores eran un recordatorio constante de la brutalidad del circo. Mientras trabajaban, Tae no pudo evitar distraerse con las voces cercanas de Jungkook y los gemelos.
"¿Cuántas veces tengo que decirles que no jueguen con las herramientas?" regañaba Jungkook a los gemelos, su tono una mezcla de exasperación y diversión. "Esto no es un juego."
Jasper y Julián intercambiaron miradas culpables, pero no pudieron evitar reír. "Lo sentimos, maestro. Es que a veces no podemos evitarlo," dijo Jasper, mientras Julián asentía con una sonrisa traviesa.
"Y recuerden que las cuchillas no son juguetes," continuó Jungkook, aunque una pequeña sonrisa tiraba de las comisuras de sus labios. "La próxima vez, limpiaréis todo el escenario vosotros mismos."
Tae observó la escena, sorprendido por la dinámica casi familiar entre ellos. Era extraño ver a Jungkook, el líder temido y respetado, interactuar con los gemelos de una manera tan humana y, en cierto modo, divertida.
"¡Oye, Tae!" gritó Charlie, sacándolo de sus pensamientos. "¿Te unes a la diversión o prefieres seguir limpiando?"
Tae sonrió ligeramente y volvió a su tarea, pero no pudo evitar sentir una chispa de algo nuevo en su corazón. Por primera vez desde su llegada, el circo de los secretos parecía un poco menos aterrador, y un poco más... humano.
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El circo de los secretos.
RandomEl sol se ocultaba tras el horizonte, tiñendo el cielo de tonos carmesí mientras la noche se cernía sobre el pequeño pueblo. Entre las sombras de los edificios, un rumor inquietante se extendía por las calles empedradas, anunciando la llegada de alg...