El circo de los secretos.

Capítulo 15: La Oscura Observación del Maestro

El circo continuaba con su rutina macabra bajo la superficie, pero en el corazón de la oscuridad, algo más profundo y peligroso estaba tomando forma. Jungkook, el líder enigmático y poderoso, había comenzado a desarrollar una obsesión perturbadora por Taehyung.

Desde su celda, Taehyung podía sentir la presencia de Jungkook. Había momentos en que se despertaba en medio de la noche, con la sensación de ser observado, solo para encontrar a Jungkook parado en la penumbra, sus ojos oscuros fijos en él. La intensidad de su mirada era abrumadora, mezclando una extraña combinación de posesión y anhelo.

Durante el día, Taehyung notaba que Jungkook siempre estaba cerca, observándolo mientras realizaba sus tareas asignadas. Cada movimiento de Taehyung parecía captar la atención de Jungkook, como si fuera un hilo invisible que lo mantenía atado. La atmósfera se volvía cada vez más sofocante con cada mirada, y Taehyung no podía evitar sentirse atrapado en una red de deseo y control.

Eva, por su parte, había comenzado a notar el cambio en el comportamiento de su maestro. Sus ojos brillaban con una locura desquiciada mientras observaba desde las sombras. Su intuición aguda y su mente volátil captaban cada detalle. Una noche, mientras se encontraba sola con Jungkook en su carpa, decidió abordar el tema.

"Maestro," comenzó Eva con una sonrisa torcida, su voz un susurro serpenteante. "He notado algo interesante últimamente."

Jungkook, que estaba de pie junto a una mesa revisando el libro de conjuros, levantó la mirada lentamente. Sus ojos eran fríos, pero había un destello de algo más profundo en ellos. "¿Ah, sí? ¿Y qué es eso, Eva?"

Eva se acercó, sus movimientos fluidos y casi hipnóticos. "He visto cómo miras a Taehyung. Hay algo en tus ojos cuando lo observas. ¿Podría ser... que nuestro maestro siente algo más que simple interés por él?"

Jungkook no respondió de inmediato. Cerró el libro con calma y se acercó a Eva, sus pasos resonando suavemente en la carpa silenciosa. "Eva, eres muy observadora, pero deberías tener cuidado con lo que dices."

Eva rió suavemente, un sonido que parecía más una caricia que una amenaza. "Oh, maestro, no me malinterprete. No es una crítica. Es fascinación. Taehyung tiene algo especial, algo que incluso tú no puedes ignorar. ¿No es así?"

Jungkook se detuvo a pocos centímetros de ella, su presencia imponente eclipsando la pequeña figura de Eva. "Taehyung es... interesante," admitió finalmente, su voz baja y controlada. "Pero no olvides tu lugar, Eva. Recuerda quién está al mando aquí."

Eva asintió lentamente, su sonrisa nunca desapareciendo. "Por supuesto, maestro. Solo quería entender mejor tus intenciones. Sabes que estoy aquí para apoyarte en todo."

"Lo sé," respondió Jungkook, dando un paso atrás. "Y por eso confío en ti. Pero ten cuidado, Eva. Los sentimientos pueden ser peligrosos."

Esa noche, mientras Taehyung dormía, tuvo un sueño perturbador. En él, estaba atrapado en una red oscura, incapaz de moverse, mientras Jungkook se acercaba cada vez más. Sus ojos, llenos de una mezcla de amor y obsesión, lo observaban con una intensidad que lo hacía sentir desnudo y vulnerable.

Despertó sobresaltado, su respiración agitada y su corazón latiendo con fuerza. Al abrir los ojos, vio la figura de Jungkook parado en la puerta de su celda, observándolo con esa misma mirada. Taehyung se estremeció, sintiendo que la línea entre sueño y realidad se desvanecía.

"Taehyung," susurró Jungkook, su voz suave pero cargada de poder. "Recuerda siempre que estoy aquí para protegerte. Pero también para poseerte."

Con esas palabras resonando en su mente, Taehyung supo que su situación era aún más compleja de lo que había imaginado. No solo estaba atrapado en un circo de horrores, sino que ahora también estaba enredado en la peligrosa obsesión de su captor. Y mientras la locura y el deseo se mezclaban en la atmósfera, Taehyung entendió que su lucha por la libertad se volvía cada vez más desesperada y peligrosa.