Taehyung estaba paralizado por el miedo y la confusión mientras las palabras de Jungkook resonaban en su mente. La promesa implícita de dolor y dominación lo envolvía en un manto de terror que parecía empeorar con cada segundo que pasaba en ese lugar infernal. La escena de tortura frente a él se desarrollaba como una pesadilla viviente, los gritos del hombre y la sangre que goteaba al suelo componían una sinfonía macabra que lo dejaba sin aliento.
Jungkook se apartó de Taehyung y caminó alrededor del hombre torturado, observando con una mirada crítica los métodos de los gemelos Baker. Jasper y Julián trabajaban con una precisión escalofriante, casi como si estuvieran realizando una coreografía bien ensayada. Jasper limpiaba la hoja de su bisturí con una eficiencia fría, mientras Julián se aseguraba de que el hombre permaneciera consciente, susurrándole amenazas y promesas de más dolor.
"Cada acto de desobediencia debe ser castigado severamente," murmuró Jungkook, sus ojos brillando con una intensidad oscura. "Es la única manera de mantener el orden en nuestro pequeño mundo."
Taehyung quería gritar, quería correr, pero sus piernas no respondían. Estaba atrapado en ese abismo de horror, cada fibra de su ser gritaba por escapar, pero sabía que no había salida. Jungkook tenía un control absoluto sobre él, un control que iba más allá del físico y se extendía hasta su misma alma.
En ese momento, un ruido suave pero persistente se escuchó en la distancia. Jungkook levantó una mano, deteniendo el trabajo de los gemelos. Los gritos del hombre cesaron, reemplazados por un gorgoteo débil mientras la sangre continuaba brotando de sus heridas.
"¿Qué es eso?", preguntó Jungkook, su mirada fija en la puerta al final del pasillo. Jasper y Julián también se detuvieron, escuchando atentamente. El ruido continuaba, una especie de tamborileo rítmico que parecía provenir de algún lugar más profundo del circo.
"Debe ser uno de los prisioneros," dijo Julián, su voz baja y monótona. "Quizás alguien más está tratando de escapar."
Jungkook frunció el ceño, su expresión oscureciéndose. "Acompáñame" ordenó, su voz suave pero inquebrantable. "Es hora de que veas más de nuestro mundo."
Antes de que Taehyung pudiera protestar, Jungkook lo tomó del brazo y lo llevó hacia la puerta. Jasper y Julián siguieron de cerca, dejando al hombre torturado desangrándose en la silla. El pasillo detrás de la puerta estaba aún más oscuro, las sombras parecían moverse y retorcerse como criaturas vivientes.
Caminaban en silencio, los únicos sonidos eran el eco de sus pasos y el tamborileo persistente que se hacía más fuerte a medida que avanzaban. Taehyung no podía ver mucho, pero sentía el frío en el aire, un frío que se metía en sus huesos y hacía que todo su cuerpo temblara.
Finalmente, llegaron a una gran puerta de metal, oxidada y cubierta de inscripciones extrañas. Jungkook la abrió con un crujido ensordecedor, revelando una habitación amplia y mal iluminada. En el centro de la habitación, había una jaula grande y robusta, y dentro de ella, un hombre golpeaba rítmicamente las barras con una piedra, su rostro distorsionado por la desesperación.
"¿Quién es?", preguntó Taehyung, su voz apenas un susurro.
"Es otro de nuestros rebeldes," respondió Jungkook, su voz cargada de desdén. "Pensó que podía escapar y desafiar nuestro orden. Ahora, paga el precio de su insolencia."
El hombre en la jaula levantó la mirada, sus ojos llenos de odio y desesperación. "¡Déjenme salir de aquí! ¡No pertenezco a este lugar!"
Jungkook sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. "Nadie pertenece realmente aquí, pero todos estamos atrapados. Y tú, como todos los demás, aprenderás a aceptar tu destino."
Jasper y Julián se acercaron a la jaula, abriendo la puerta con un chirrido metálico. "Es hora de tu lección," dijo Jasper, mientras Julián sacaba una cadena de su cinturón. "Jungkook tiene grandes planes para ti."
Taehyung observó con horror cómo los gemelos arrastraban al hombre fuera de la jaula, sus gritos resonaban en la habitación. El miedo y la desesperación en los ojos del hombre reflejaban lo que Taehyung sentía en su interior.
Jungkook se volvió hacia Taehyung, su mirada penetrante. "¿Lo ves? Aquí no hay lugar para la debilidad. Solo los fuertes sobreviven, y yo haré de ti alguien fuerte."
Taehyung temblaba, sus ojos llenos de lágrimas. Estaba atrapado en una pesadilla viviente, un lugar donde la sangre y el sufrimiento eran la norma. Y en el centro de todo estaba Jungkook, el maestro de este circo macabro, con sus gemelos siniestros y su control absoluto sobre todo y todos.
Mientras los gritos del hombre resonaban en sus oídos, Taehyung supo que no había escape. Estaba atrapado en el Circo de los Secretos, y la oscuridad de ese lugar amenazaba con consumirlo por completo.
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El circo de los secretos.
RandomEl sol se ocultaba tras el horizonte, tiñendo el cielo de tonos carmesí mientras la noche se cernía sobre el pequeño pueblo. Entre las sombras de los edificios, un rumor inquietante se extendía por las calles empedradas, anunciando la llegada de alg...