Capítulo 35: Jungkook y el Sheriff

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El sol apenas despuntaba cuando un estruendoso golpe resonó en la puerta de la carpa de Jungkook. Jungkook se levantó de un salto, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que tarde o temprano el sheriff llegaría a su puerta, pero no esperaba que fuera tan pronto. Taehyung, quien había pasado la noche con él, se incorporó con el mismo sobresalto.

"Quédate aquí," murmuró Jungkook mientras se ponía una camisa apresuradamente. "No hagas ningún ruido."

Taehyung asintió, su rostro pálido por el miedo y la preocupación. Jungkook salió de la carpa, cerrando la puerta tras de sí y enfrentándose a la figura uniformada que lo esperaba fuera.

El sheriff era un hombre robusto, con una mirada severa y un bigote tupido que parecía temblar con cada palabra que decía. Junto a él, dos de sus ayudantes se mantenían alerta, observando cada movimiento de Jungkook.

"Señor Jeon," comenzó el sheriff, su voz fría y calculadora. "Hemos recibido informes inquietantes sobre su circo. Se dice que gente ha desaparecido y que ustedes están involucrados en actividades sospechosas."

Jungkook mantuvo su expresión neutral, aunque por dentro sentía la tensión acumulándose. "Sheriff, puedo asegurarle que mi circo es un negocio legítimo. No sé de dónde provienen esos rumores, pero le garantizo que no tenemos nada que esconder."

El sheriff frunció el ceño, claramente no convencido. "¿Podemos echar un vistazo alrededor? Solo para asegurarnos."

Jungkook sabía que no podía negarse sin levantar más sospechas. "Por supuesto, síganme," dijo, haciendo un gesto hacia el resto del campamento.

Mientras guiaba al sheriff y a sus hombres por el circo, Jungkook no podía evitar pensar en los cadáveres que Charlie había escondido la noche anterior. Habían hecho un buen trabajo enterrándolos en un lugar alejado, pero siempre existía el riesgo de que fueran descubiertos.

Llegaron a la carpa principal, donde Eva y los demás miembros del circo estaban reunidos, aparentemente ocupados con sus tareas matutinas. La atmósfera estaba cargada de tensión; todos sabían lo que estaba en juego.

"Buenos días, sheriff," dijo Eva con una sonrisa forzada. "¿En qué podemos ayudarlo?"

"Solo estamos haciendo una pequeña inspección," respondió el sheriff. "Hemos recibido algunos informes preocupantes."

Eva intercambió una mirada rápida con Jungkook, entendiendo la gravedad de la situación. "Claro, si necesitan algo, no duden en decirlo."

El sheriff asintió y comenzó a caminar por la carpa, mirando cada rincón con detenimiento. Mientras tanto, uno de sus ayudantes se dirigió a las carpas de los artistas, donde Taehyung se escondía. Jungkook sintió un nudo en el estómago, sabiendo que cualquier error podría ser fatal.

El ayudante abrió la puerta de la carpa de Jungkook y se asomó. Taehyung estaba escondido detrás de unos baúles, su corazón latiendo con fuerza. El ayudante miró alrededor, pero no vio nada fuera de lo común y se retiró.

De vuelta en la carpa principal, el sheriff parecía cada vez más frustrado por no encontrar nada incriminatorio. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, se volvió hacia Jungkook.

"Todo parece estar en orden," admitió con renuencia. "Pero estaré vigilando, señor Jeon. Cualquier cosa sospechosa, y volveré con una orden de arresto."

"Lo entiendo, sheriff. Gracias por su tiempo," dijo Jungkook con una leve inclinación de cabeza.

Cuando el sheriff y sus hombres se fueron, todos en el circo soltaron un suspiro de alivio. Jungkook regresó a su carpa, encontrando a Taehyung aún escondido.

"Se han ido," dijo Jungkook, extendiendo una mano para ayudar a Taehyung a levantarse. "Estamos a salvo por ahora."

Taehyung lo miró, todavía temblando ligeramente. "Jungkook, ¿qué vamos a hacer? No podemos seguir así. Tarde o temprano nos descubrirán."

Jungkook apretó la mandíbula, su mente trabajando a toda velocidad. "Nos mudaremos de nuevo. Esta noche. No podemos quedarnos aquí sabiendo que el sheriff está vigilando."

Esa noche, mientras el circo se preparaba para una nueva mudanza, Jungkook no podía quitarse de la cabeza la imagen del sheriff y sus hombres. Sabía que estaban en una carrera contra el tiempo, y cualquier error podría costarles todo. Mientras observaba a su gente empacar y prepararse, juró que haría lo que fuera necesario para proteger su circo, su creación. Nadie, ni siquiera el sheriff, iba a quitarle lo que había construido.

El circo de los secretos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora