La niebla se levantaba lentamente mientras el circo se mudaba a su nueva ubicación, un claro profundo en el bosque, lejos de miradas indiscretas. Los seguidores y aprendices de Jungkook trabajaban incansablemente, levantando carpas y montando estructuras bajo la supervisión atenta de sus líderes. Cada movimiento era preciso y eficiente, como una coreografía macabra.
Tae, ahora completamente inmerso en su nueva identidad, se movía con una mezcla de determinación y cautela. Sabía que sus acciones eran vigiladas de cerca, especialmente por Jungkook. El líder del circo, con sus ojos oscuros y penetrantes, no dejaba de acosarlo con la mirada, observando cada uno de sus movimientos. Tae podía sentir su presencia constante, como una sombra que no se despegaba de él.
Jungkook parecía estar siempre cerca, ofreciendo palabras de aliento o instrucciones con una voz suave pero imperiosa. Sin embargo, Tae notaba algo más en sus ojos: una intensidad inquietante, una obsesión que se volvía más palpable cada día.
Mientras ayudaba a montar una de las carpas principales, Tae notó a Jungkook de pie a cierta distancia, observándolo con una expresión que mezclaba deseo y posesión. Cada vez que alguien se acercaba demasiado a Tae, Jungkook intervenía, encontrando alguna excusa para separarlos. La atención constante y celosa de Jungkook comenzaba a afectar a Tae, llenándolo de una mezcla de confusión y ansiedad.
Un día, mientras Tae estaba ocupado ayudando a los gemelos a asegurar las cuerdas de una de las carpas, Charlie apareció con una expresión preocupada.
"Jungkook," llamó Charlie, atrayendo la atención del líder. "Necesitamos hablar."
Jungkook se acercó a Charlie, dejando a Tae sintiéndose un poco aliviado por la interrupción. Los gemelos, siempre traviesos, empezaron a hacer bromas entre ellos, haciendo que Tae se riera a pesar de la tensión en el aire.
"¿Qué sucede?" preguntó Jungkook, su voz baja pero firme.
"Encontré a uno de los hombres del sheriff cerca de nuestra ubicación," dijo Charlie en un susurro. "Logré noquearlo y mantenerlo inmóvil y atado a una silla en una carpa, con los ojos vendados. Pero debemos decidir qué hacer con él antes de que se convierta en un problema mayor."
Los ojos de Jungkook brillaron con una mezcla de ira y preocupación. "Llévame con él," dijo, dirigiéndose hacia la carpa donde Charlie había escondido al hombre del sheriff.
Tae, intrigado, decidió seguirlos discretamente. Sabía que algo grande estaba sucediendo y quería entender mejor la situación.
Dentro de la carpa, el hombre del sheriff estaba atado y vendado, luchando contra sus ataduras. Jungkook se acercó lentamente, su presencia imponente llenando el espacio.
"¿Qué hacemos con él?" preguntó Charlie, su voz tensa.
Jungkook observó al hombre por un momento antes de hablar. "No podemos permitir que vuelva y informe a los demás. Pero tampoco podemos matarlo aquí. Necesitamos una solución que no nos comprometa."
Eva apareció en la entrada de la carpa, su risa loca resonando en el aire. "Podríamos simplemente deshacernos de él," sugirió con una sonrisa macabra. "Quemar el cuerpo para que no quede rastro."
Jungkook asintió lentamente, considerando la idea. "Eso podría funcionar. Pero debemos asegurarnos de que no pueda identificar a ninguno de nosotros."
Mientras discutían, Tae se mantuvo en las sombras, escuchando con atención. Sabía que esta situación podía ser peligrosa para todos en el circo, pero también veía una oportunidad para demostrar su lealtad y quizás ganar algo de la confianza obsesiva de Jungkook.
Finalmente, Jungkook se volvió hacia Charlie. "Prepara todo para deshacernos del cuerpo. No podemos dejar ninguna evidencia."
Eva sonrió, sacando un pequeño frasco con un líquido inflamable. "Esto debería hacer el truco. Rociemos su cuerpo y luego lo quemamos."
"Perfecto," dijo Jungkook. Luego, volviéndose hacia Tae, añadió: "Tae, quiero que te asegures de que no quede ningún rastro de nuestra presencia cuando lo dejemos ir. Confío en ti para manejar esto."
Tae asintió, aceptando la responsabilidad. Mientras se preparaba para su tarea, no pudo evitar sentir una mezcla de orgullo y temor. Jungkook estaba confiando en él con algo crucial, pero también sabía que cualquier error podría costarle caro.
La noche cayó rápidamente sobre el campamento. Tae, junto con Charlie y Eva, comenzaron a trabajar en el prisionero. Eva susurraba palabras insensatas y mostraba imágenes perturbadoras que dejaban al hombre del sheriff en un estado de confusión total. Charlie se aseguró de que sus ataduras estuvieran bien seguras y que no pudiera ver ni hablar.
Tae, siguiendo las instrucciones de Jungkook, limpiaba cualquier rastro de su presencia, asegurándose de que el campamento estuviera impecable y libre de cualquier evidencia incriminatoria. Mientras trabajaba, sentía los ojos de Jungkook sobre él, observándolo con una mezcla de interés y algo más profundo, algo que lo hacía sentir expuesto y vulnerable.
Cuando todo estuvo listo, llevaron al hombre del sheriff a un lugar alejado del campamento. Jungkook, con una calma inquietante, tomó un cuchillo afilado de su cinturón y se acercó al hombre.
"Nadie va a quitarme lo que he construido," murmuró Jungkook, sus ojos fijos en los del prisionero. Con un movimiento rápido y preciso, le cortó la garganta, observando cómo la vida se desvanecía del hombre con una expresión fría y calculadora.
Tae observó en silencio, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que este era el precio de la lealtad en el circo de los secretos, y que cualquier error podía ser fatal. Jungkook se volvió hacia él, limpiando el cuchillo con un trapo.
"Bien hecho, Tae," dijo con una sonrisa siniestra. "Sabía que podía confiar en ti."
Tae asintió, sintiendo una extraña mezcla de orgullo y temor. Mientras miraba a Jungkook a los ojos, se dio cuenta de que su vida en el circo de los secretos estaba cada vez más entrelazada con la de su líder, y que no había vuelta atrás.
El circo continuaba su montaje, cada vez más fuerte y más unido, mientras las sombras del pasado y las amenazas del presente se cernían sobre ellos. Y Tae, con su nueva identidad y propósito, se preparaba para enfrentar cualquier desafío que se presentara, siempre bajo la mirada vigilante y obsesiva de Jungkook.
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El circo de los secretos.
RandomEl sol se ocultaba tras el horizonte, tiñendo el cielo de tonos carmesí mientras la noche se cernía sobre el pequeño pueblo. Entre las sombras de los edificios, un rumor inquietante se extendía por las calles empedradas, anunciando la llegada de alg...