2 | 14: "Espera interminable."

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Volvimos al departamento de Bautista. La entrevista había sido agotadora emocionalmente, y no quería estar sola en ese momento. Sentía que la única forma de soportar todo lo que estaba pasando era estando junto a alguien que me comprendiera y me apoyara. Bautista era esa persona que necesitaba.

Me hundí en el sofá mientras Bautista se dirigía a la cocina para prepararnos algo caliente. Minutos después, lo vi alzar el teléfono y llamar a Marquitos, buscando ansiosamente novedades sobre Marcos. Lo escuché hablar, su tono de voz tenso, reflejando la preocupación que ambos sentíamos.

— ¿Cómo está, Marquitos? —preguntó Bautista, su voz temblando ligeramente.

Me acerqué más, intentando captar cada palabra. Después de unos momentos de silencio, la respuesta de Marquitos llegó, y no era lo que esperábamos.

— En este momento está en el quirófano. Tuvo un golpe fuerte en el estómago y hay riesgos de hemorragias. Los médicos están haciendo todo lo posible, pero es una situación crítica.

Sentí que el mundo se detenía. Las palabras de Marquitos resonaron en mi mente, una y otra vez. Quise gritar, correr, hacer algo, cualquier cosa para aliviar el dolor y la impotencia que me consumían.

Bautista me abrazó con fuerza, intentando darme un poco de consuelo en medio de tanta incertidumbre. Nos quedamos así, en silencio, compartiendo el peso de la preocupación y el miedo.

— Va a salir de esta —dijo Bautista finalmente, su voz llena de una esperanza que yo apenas podía sentir—. Marcos es fuerte, y vamos a estar con él, pase lo que pase.

Asentí, aunque una parte de mí seguía luchando contra el pánico. Sabía que Bautista tenía razón. Marcos siempre había sido fuerte, siempre había superado las adversidades. Y ahora, más que nunca, necesitaba creer en su fuerza.

Terminamos la conversación con Marquitos y Bautista y yo nos miramos a los ojos, entendiendo a la perfección lo que debíamos hacer. No había palabras necesarias; la decisión estaba tomada. La angustia nos consumía y sabíamos que teníamos que estar con Marcos.

— Tenemos que irnos a Alemania —dije, mi voz firme pero cargada de emoción.

Bautista asintió, su rostro reflejando la misma determinación. Sin perder más tiempo, saqué mi teléfono y comencé a buscar vuelos. No me importaba el precio, quería el más rápido posible. Mientras buscaba, sentí la urgencia y la desesperación apoderándose de mí. Finalmente, encontré un vuelo que salía en pocas horas y lo compré sin dudarlo.

Después, tuve que enfrentar otra llamada difícil. Marqué el número de mi mamá y esperé a que atendiera. El teléfono sonó varias veces antes de que escuchara su voz al otro lado de la línea.

— Hola, Juli. ¿Cómo estás, hija? —preguntó, su voz cálida y preocupada.

— Mamá, necesito que vengas a mi departamento. Tengo que irme a Alemania, Marcos está en el hospital, muy grave. — Mi voz temblaba mientras hablaba, pero intenté mantenerme lo más tranquila posible—. ¿Podés venir y cuidar mis cosas hasta que vuelva?

Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea, como si mi mamá estuviera procesando lo que acababa de decir. Finalmente, respondió con un tono lleno de comprensión y apoyo.

— Claro, Juli. Voy para allá ahora mismo. No te preocupes por nada, yo me encargo de todo. Vos concentráte en Marcos y en estar con él.

— Gracias, mamá. Te lo agradezco mucho —dije, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud.

Corté la llamada y me volví hacia Bautista, quien ya estaba preparando nuestras cosas para el viaje. Aunque la situación era desesperante, me sentía un poco más tranquila sabiendo que todo en casa estaría bien cuidado. Nos preparamos rápidamente y, antes de salir, me tomé un momento para respirar hondo y recordarme a mí misma por qué estaba haciendo esto. Marcos me necesitaba, y yo haría todo lo posible para estar a su lado.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora