2 | 12: "Despedida"

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Pasé el resto del día con un torbellino de pensamientos en mi cabeza. No podía dejar de pensar en qué ponerme para los Premios Gardel. Me sentía como una adolescente antes de su primer baile de graduación, nerviosa y emocionada al mismo tiempo. Revisé mi placard una y otra vez, sacando vestidos, zapatos y accesorios, tratando de armar el conjunto perfecto.

— ¿Este o este? —le pregunté a Bauti, sosteniendo dos vestidos diferentes.

— Los dos te quedan espectaculares, amor —respondió él, con una sonrisa—. Pero creo que el negro es más elegante para la ocasión.

Asentí, agradecida por su consejo, y colgué el otro vestido. Me puse a planear mis horarios, asegurándome de tener suficiente tiempo para maquillarme y peinarme sin apuros. Me di cuenta de que estaba tratando de distraerme de los nervios que sentía por volver a los medios después de todo lo que había pasado.

Las horas se deslizaban lentamente mientras preparaba todo. Hice una lista mental de las cosas que debía llevar: la entrada, el celular, la billetera. No quería olvidarme de nada. A medida que se acercaba la hora de prepararme, sentía una mezcla de anticipación y ansiedad. No sabía cómo iba a ser la energía en el evento, cómo iba a reaccionar la gente al verme de nuevo.

Finalmente, llegó la hora de empezar a arreglarme. Me tomé mi tiempo con el maquillaje, asegurándome de que cada detalle estuviera perfecto. Me peiné con cuidado, optando por un peinado elegante y sencillo. Me puse el vestido negro que había elegido y me miré en el espejo. Me sentía bien, pero los nervios seguían ahí, latentes.

— ¿Estás lista? —preguntó Bauti, asomándose por la puerta.

— Casi —respondí, tomando aire profundamente—. Solo me falta ponerme los zapatos.

Me los puse rápidamente y me dirigí a la sala, donde me despedí de mi novio y bajé rápido por el ascensor porque abajo ya me estaba esperando Marcos en un auto.

— A la mierda, que outfit pegaste  —me dijo, con una mirada cálida.

— Gracias, vos también estás muy fachero —respondí, sintiendo un poco de alivio.

Salimos juntos, listos para enfrentar la noche y lo que nos esperara en el evento. Aunque todavía tenía mis dudas y miedos, sabía que no estaba sola y eso me daba un poco más de confianza para enfrentar el regreso a los medios.

Durante el trayecto, miraba por la ventana, tratando de calmarme. La ciudad se veía diferente esa noche, como si todo estuviera en pausa, esperando algo importante.

Marcos notó mi silencio y me dio un suave apretón en la mano.

— Todo va a salir bien, Juli. Sos una estrella y la gente te quiere —dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Llegamos al hotel y la entrada estaba repleta de luces y cámaras. Bajamos del auto y los flashes comenzaron a disparar, cegándome por un momento. Respiré hondo y sonreí, recordando todo lo que había aprendido sobre mantener la calma y la compostura frente a los medios.

Una periodista se acercó y nos preguntó cómo nos sentíamos esa noche.

— Muy contento de estar acá , es una noche importante para la música argentina —respondió Marcos, con su característica calma.

— Sí, y muy agradecida por la invitación. Es un honor —añadí, con una sonrisa.

Después de las fotos y las entrevistas, finalmente entramos al salón. La decoración era impresionante, con luces suaves y mesas elegantemente dispuestas. Nos sentamos en nuestra mesa y saludamos a algunos conocidos.

— Que lindo todo, no?.— Le dije mirándolo a los ojos con una sonrisa, estaba muy feliz de estar volviendo a hacer lo que tanto amaba.

— Muy.— Me dijo con una sonrisa mientras sacaba su teléfono.— Nos sacamos una foto?.— Preguntó.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora