2 | 7: "Ya se quien es Marcos."

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Pov's Julieta.

Este era el quinto día desde que estábamos en Miami y hoy habíamos decidido tomar un bus e ir hasta Orlando a los parques de Disney, lo cual me emocionaba un montón. Estuvimos toda la tarde subiéndonos a las diferentes atracciones y aprovechamos a almorzar en un restaurante temático.

La comida fue deliciosa y tranquila, y cuando llegó la hora del postre, el camarero nos ofreció probar una torta argentina: el rogel. Aunque conocíamos bien ese postre, nos llamó la atención probar cómo sería hecho en Disney. Pedimos una porción para compartir y esperamos ansiosas a que llegara.

Cuando finalmente colocaron la porción en mi plato, sentí un dolor de cabeza agudo y una sensación de náuseas recorrió mi cuerpo. Hace días que venía experimentando esto, y cada vez que sucedía, sabía que un recuerdo estaba a punto de aparecer en mi mente.

Apenas probé un bocado del rogel, una imagen se formó en mi cabeza con sorprendente claridad. Me vi a mí misma sentada en un sillón junto a Daniela y un chico más. Estaba ofreciéndole un pedazo de mi rogel a ese chico, y él me robaba un pedazo grande, causando enojo en mí. Pero luego, él hacía lo mismo, dándome un pedazo de su porción. La voz de ese chico resonó en mi cabeza, acompañando la escena: "Así me hiciste vos a mí, loca, te la debía."

La confusión y la nostalgia se mezclaron en mi pecho. Esa escena, esos sentimientos, parecían tan reales y cercanos. Sabía que ese chico debía ser alguien importante, alguien con quien había compartido momentos especiales, pero aún no lograba recordar su nombre ni su rostro con claridad. Solo sabía que ese recuerdo, tan vívido y lleno de calidez, me hacía sentir una profunda conexión, una mezcla de alegría y tristeza que no podía ignorar.

— ¿Estás bien, Juli?.— Mamá me tomó de la mano con preocupación.— Te pusiste pálida, no te gustó la torta? pedimos otra cosa si queres.

— No ma, está todo bien.— Hice una pausa y se me formó una sonrisa en el rostro.— Me encantó.

Ella me miró con una expresión de confusión y me soltó la mano para seguir comiendo del postre, pero mi cabeza no dejaba de recordar la voz de ese chico, se me ponía la piel de gallina y sentía ganas de llorar.

Me levanté de la mesa con el corazón acelerado y las lágrimas a punto de brotar. No era tristeza lo que sentía, sino una extraña sensación de alivio que mi cuerpo no lograba contener. Me dirigí al baño, pero al llegar, me encontré con una fila larga. Sin otra opción, me senté en un sillón afuera para esperar.

Mientras esperaba, la sensación de mareo volvió a apoderarse de mí. Cerré los ojos, tratando de calmarme, pero en lugar de eso, otro flashback apareció: "¿Y cómo te llamas?" "Marcos" "¿Y cómo te dicen?" "Marcos". El chico del recuerdo anterior. Las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar en mi mente.

Marcos. Él era el que había ganado Gran Hermano. Su rostro estaba por todos lados el día del aniversario, pero mi mamá no había permitido que viera el video recopilatorio. Era el mismo chico de la secuencia del rogel y del sillón. Y recordé con claridad la vez que habíamos hablado por teléfono.

Todo cobró sentido de repente. Marcos no era un recuerdo borroso cualquiera, sino alguien significativo, alguien con quien había compartido momentos importantes. Los sentimientos de calidez y conexión que habían acompañado esos recuerdos ahora se explicaban. Me sentí abrumada, pero también extrañamente en paz. Había encontrado una pieza fundamental de mi pasado, y aunque aún quedaban preguntas sin respuesta, ahora tenía una idea más clara de quién era "Marcos".

Pase al baño cuando por fin fue mi turno y a los pocos minutos volví con mi familia. Las tres me miraron con preocupación pero al ver mi rostro que deslumbraba felicidad se tranquilizaron.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora