Episodio 15 ; Incondicional.

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Cuando la clase terminó, junté mis cosas mientras mis ojos se inundaban de lágrimas otra vez. Había estado los 45 minutos de clase aguantando las ganas de llorar por el mal momento que pase con Marcos y su novia.

Agarré mi teléfono, que era lo último que me faltaba y salí de ese salón. Necesitaba aire, necesitaba despejarme.

Mientras pedía el uber para volverme a mi casa, note de reojo que Marcos ayudaba a Victoria a subirse al auto. No quería ni mirar, pero era imposible.
Ví que le cerró la puerta del acompañante y en lugar de sentarse a conducir, camino un par de pasos hasta donde estaba yo y me agarró de los brazos con cuidado.

- Perdoname, no fue mi intención hablarte así.- Me acarició los brazos mientras esperaba que le respondiera.

Aclaré mi garganta y levante mi cabeza para mirarlo.

- Esta bien, no pasa nada. - Dije a la vez que estiraba mi cuello buscando el uber que venia por mi.

- Victoria esta muy revolucionada con el embarazo y está demasiado sensible. Si me acerco a vos, me grita y me insulta. Tengo prohibido mirar a cualquier mina, por eso te hable así. Disculpame de nuevo.- Me miró a los ojos y ahí donde noté la tristeza que transmitían estos.

Fruncí el ceño ante la confesion de Marcos y me giré a mirar a Victoria que observaba la situación desde el auto atentamente.

- Vos estas bien?.- Le pregunté.

El solo asintió y se volvió para el auto, sin decirme ninguna otra palabra.

Julieta se quedó pensando en la situación mientras el uber se acercaba. Comprendía la sensibilidad de Victoria debido al embarazo, pero la idea de que Marcos estuviera tan restringido en su relación le parecía preocupante. No era sano ni justo que le prohibieran interactuar con otras mujeres y mucho menos que Victoria le gritara e insultara por ello. Se preguntaba qué tipo de dinámica estaban viviendo y si Marcos estaba realmente feliz en esa relación. La escena dejó una sensación incómoda en Julieta, haciéndola reflexionar sobre la importancia del respeto y la libertad en una relación.

- ¿Palermo, verdad?.- Me preguntó el chófer.

- Si.- Asentí mientras apoyaba mi cabeza sobre mi mano observando por la ventana. No podía dejar de pensar en Marcos.

Cuando llegue a mi departamento me metí a bañar, necesitaba relajar mi cuerpo y mi mente.
Al salir, pedí por delivery una hamburguesa en McDonald's y me senté en mi cama a comerla mientras miraba un poco de televisión.

- Que calor.- Dije en voz alta mientras buscaba el control del aire acondicionado.

A los cinco minutos de que prendí el aire, escuche que llamaron al timbre de mi departamento.

- ¿Hola?.- Hable.

- Amiga, soy Dani, vinimos a ver a la tía.- Escuché la voz de mi amiga del otro lado del contestador y me emocioné.

Le indiqué que subiera y la esperé ansiosamente. Amaba ver a mis sobrinas, siempre eran como una curita al corazón para mi.

- ¡Holiiiis!.- Dijo mi amiga cuando abrí la puerta. La pobre venía de subir tres pisos con los dos huevitos con las bebes adentro.

- Daniii!.- La abracé con fuerza y cerré la puerta para después ayudarla con las bebes.

- Justo hoy se viene a romper el ascensor de tu casa amiga? Fue terrible subir con este peso.- Se quejó entre risas mientras sacaba a Laia de su huevito.

- Ay pero que hermosas estas bebitas, no pueden estar tan grandes. - Hice pucherito y estiré mis brazos para agarrar a Aimé, que me miraba sonriendo.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora