2 : 17: "Me fallaste"

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Pasaron seis meses desde aquella emotiva despedida en el aeropuerto. El tiempo había pasado volando, y tanto Julieta como yo habíamos seguido adelante con nuestras vidas, aunque siempre manteniéndonos en contacto a través de mensajes y videollamadas.

Yo había conseguido un trabajo como modelo para una marca internacional muy famosa, Louis Vuitton, lo cual me mantenía ocupado asistiendo a diferentes desfiles por toda Europa y algunos países de Asia. Mi vida se había convertido en una vorágine de viajes, sesiones de fotos y eventos de moda, y aunque era emocionante, a menudo me sentía abrumado por la constante actividad y la distancia que me separaba de Julieta.

Julieta, por su parte, había retomado su carrera en el rubro infantojuvenil y ahora era la protagonista de una popular telenovela para adolescentes que estaba arrasando en Latinoamérica. La serie, al estilo de "Casi Ángeles", la tenía viajando por todo el continente en una gira promocional que incluía entrevistas, presentaciones y conciertos. Su vida también era un torbellino de actividades, y aunque amaba lo que hacía, sentía la ausencia de nuestra cercanía física.

A pesar de nuestros esfuerzos por mantenernos en contacto, ambos coincidíamos en que la distancia estaba empezando a desgastar nuestra relación. Las videollamadas se habían vuelto menos frecuentes debido a nuestras apretadas agendas, y los mensajes de texto, aunque constantes, no podían reemplazar la intimidad y el consuelo de estar juntos en persona.

Una noche, después de un agotador desfile en Milán, me recosté en la cama de mi hotel y tomé mi teléfono para llamarla. Habían pasado varios días desde nuestra última conversación, y sentía una creciente necesidad de escuchar su voz.

—Hola, mi amor —dijo Julieta cuando respondió, su voz cansada pero llena de cariño.

—Hola, Juli —respondí, cerrando los ojos y dejándome llevar por la calidez de su voz—. Te extraño.

—Yo también te extraño, Marcos —respondió ella con un suspiro—. Fue una semana agotadora. Hoy tuvimos una presentación en Santiago y mañana volamos a Lima.

—Parece que ambos estamos en un constante ir y venir —dije, intentando reprimir la tristeza en mi voz—. A veces siento que todo esto está poniendo a prueba nuestra relación más de lo que esperábamos.

— Si mi amor. —dijo Julieta, su voz quebrándose un poco—. Es difícil no verte, no poder abrazarte cuando lo necesito. Pero aún así, te amo y no quiero que esto nos separe.

—Yo tampoco quiero eso —dije con firmeza—. Pero tenemos que encontrar una manera de vernos pronto. No podemos seguir así indefinidamente.

— Marcos...—dijo Julieta, su voz recuperando algo de esperanza—. La gira termina en dos semanas y después tengo un par de días libres. ¿No hay ninguna chance de que puedas venir?

La idea me llenó de emoción y esperanza.

—Haré todo lo posible por ir. —prometí, sintiendo una oleada de determinación—. Necesitamos este tiempo juntos, Juli. Vamos a hacer que funcione.

Las siguientes semanas fueron una locura de preparativos y ajustes de agendas, pero finalmente, logré organizarme para viajar a Buenos Aires justo cuando la gira de Julieta terminaba. El día de mi vuelo, me sentía nervioso y emocionado, ansioso por volver a ver a la mujer que amaba después de tanto tiempo.

Cuando aterricé en Buenos Aires, el aire cálido y familiar de la ciudad me envolvió, trayendo consigo una mezcla de nostalgia y anticipación. Tomé un taxi hacia el lugar donde Julieta y yo habíamos acordado encontrarnos, sintiendo que cada kilómetro que recorría me acercaba a un nuevo comienzo para nosotros.

Finalmente, llegué a la entrada del teatro donde Julieta estaba terminando su última presentación. Esperé impaciente en el vestíbulo, mi corazón latiendo con fuerza. Entonces, la puerta se abrió y Julieta apareció, radiante y hermosa como siempre.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora