2 | 18: "Vos." (Final)

265 20 11
                                    

Nos levantamos del Starbucks y caminamos tomados de la mano hacia la casa de mi familia. El nerviosismo por el encuentro entre Marcos y mi familia, especialmente después de todo lo que había pasado, me tenía el estómago revuelto. Sin embargo, traté de mantenerme tranquila y esperanzada.

Mientras caminábamos, el cansancio del día comenzó a pesar en mis párpados y, sin darme cuenta, empecé a cabecear. Marcos notó mi somnolencia y me abrazó más fuerte, apoyando mi cabeza en su hombro.

—Parece que alguien necesita una siesta —dijo suavemente, acariciando mi cabello.

Asentí con una sonrisa, cerrando los ojos por un momento. Poco a poco, me fui sumergiendo en un sueño profundo, envuelta en la calidez y seguridad de estar junto a Marcos.

---

Desperté sobresaltada, con el corazón acelerado y una sensación de angustia recorriéndome el cuerpo. Miré a mi alrededor, encontrándome aún en el taxi, con Marcos a mi lado, su brazo rodeándome. Me di cuenta de que todo lo que había vivido en los últimos minutos había sido solo un sueño, una pesadilla creada por mis inseguridades y temores.

—¿Estás bien? —preguntó Marcos, notando mi agitación.

Asentí lentamente, intentando recuperar la calma.

—Sí, solo... tuve un mal sueño —dije, tratando de sonreír.

Marcos me miró con ternura y besó mi frente.

—Estamos juntos ahora, eso es lo único que importa —dijo suavemente.

Respiré hondo, permitiendo que sus palabras me reconfortaran. Al llegar a la casa de mis padres, me sentí renovada y decidida a disfrutar de cada momento con Marcos y mi familia, sin dejar que mis miedos nublaran nuestra felicidad.

Cuando nos recibió mi mamá, su sonrisa fue cálida y acogedora. Pasamos una noche maravillosa, llena de risas y recuerdos compartidos. La tensión que había sentido en mi sueño se disipó completamente, reemplazada por la alegría de estar rodeada de las personas que más amaba.

Más tarde, mientras Marcos y yo caminábamos de regreso a su hotel, tomados de la mano, sentí una paz profunda. La realidad era mucho mejor que cualquier pesadilla. Sabía que, con esfuerzo y amor, podríamos superar cualquier obstáculo juntos.

—Te amo, Marcos —dije, mirándolo a los ojos.

—Yo también te amo, Julieta —respondió él, sonriendo—. Y siempre estaré aquí para vos.

Nos abrazamos bajo las estrellas, seguros de que, sin importar los desafíos que enfrentáramos, nuestro amor sería lo suficientemente fuerte para mantenernos unidos. Y con esa certeza, seguimos adelante, confiando en nuestro futuro juntos.

Me desperté con la luz del sol filtrándose por la ventana. Me desperecé lentamente, sintiendo la calidez de las sábanas y la tranquilidad de la mañana. Tomé mi teléfono y, sin pensarlo dos veces, le mandé un mensaje a Marcos.

"¿Querés venir a dormir conmigo hasta que nos dé hambre y vamos a almorzar por ahí?"

Unos minutos después, mi teléfono vibró con su respuesta. "Claro, en un rato estoy ahí."

Sonreí y me levanté para prepararme. Me lavé la cara, me puse una camiseta cómoda y unos pantalones sueltos, y me dirigí a la sala de estar para esperarlo. Poco después, escuché un suave golpe en la puerta. Al abrirla, allí estaba él, con una sonrisa radiante y los ojos llenos de cariño.

—Hola, mi amor —dijo él, envolviéndome en un abrazo.

—Hola —respondí, hundiendo mi rostro en su pecho y sintiendo la familiaridad de su aroma.

Una vez más, vuelve conmigo. - MARCULI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora